Azagaya encontrada en Cova Eirós |
Al sureste de la provincia de Lugo se encuentra el municipio de Triacastela, en el camino de Santiago, y en dicho municipio la Cova Eirós, que está siendo excavada y ha dado ya resultados sorprendentes: según Guillermo Caso de los Cobos se trata de las primeras muestras de arte rupestre paleolítico: ochenta y cuatro grabados y pinturas que representan bóvidos, équidos, cerdos y signos no figurativos, no todos de época prehistórica, lo que indica la larga secuencia de poblamiento de la cueva y su contorno. Las muestras de arte prehistórico, como es común en el arte paleolítico, se encuentran en las partes más interiores de la cueva, que cuenta con varias galerías. Las pinturas y grabados muestran un mismo patrón estilístico, lo que quiere decir que fueron realizadas en una misma época o imitadas en épocas distintas pero no muy distantes entre sí.
Todavía como hipótesis se calcula que la antigüedad de estos restos se remontaría a 12.000 ó 10.000 años, es decir, al final del Paleolítico, pero otras se datan provisionalmente 20.000 años atrás; otras muy posteriores, en la Edad Media, otra muestra de la larga secuencia temporal del poblamiento de la cueva. Los animales representados tienen las cabezas alargadas, cuerpos desproporcionados y las patas estilizadas, de forma muy parecida al yacimiento Quinta do Fariseu, en el norte de Portugal (valle del Côa; ver arte-coa.pt/index.php?Language=pt&Page=Saberes&SubPage=OcupacaoHumana&Sitio=330).
Los arqueólogos que están trabajando en Cova Eirós consideran que el origen del poblamiento podría estar en el Paleolítico Medio, pues se han encontrado materiales de unos 80.000 años de antigüedad, cuando el hombre neandertalensis estaba en plenitud, y de 32.000 años de antigüedad, cuando ya el sapiens se había hecho dueño de la situación. Los restos líticos son numerosísimos, así como restos de animales que habrían servido para consumo humano: ciervos, caballos, bóvidos y osos.
También se han encontrado herramientas del tipo Levallois, es decir, muy toscas, de gran parecido al yacimiento francés del mismo nombre en el alto Sena. Incluso del período Auriñaciense, el más antiguo del Paleolítico Superior, se han encontrado restos de león, algo realmente extraordinario y que demuestra el distinto clima de la época con respecto al que tenemos desde el 10.000 antes de Cristo aproximadamente.
Todos los trabajos y resultados hasta el momento se han publicado en un libro editado por Ramón Fábregas y Arturo Lombera, cuyo título es "Cova Eirós. Primeras evidencias de arte rupestre Paleolítico en el Noroeste Peninsular", con la colaboración de la Universidad de Santiago de Compostela.
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