viernes, 28 de julio de 2017

Necrópolis y sepulturas en la provincia de Córdoba



Villa romana de Almedinilla (Córdoba) http://www.rutasdelsur.es/ruta/visita-almedinilla

La historiadora Gloria Galeano ha estudiado las necrópolis y tumbas de época romana en la provincia de Córdoba[1], indicando que la mayoría de los enterramientos se produjeron en llano o en las laderas de colinas, presumiendo que las zonas residenciales se encontraban en lo alto de dichas colinas. Un buen porcentaje de los enterramientos están asociados a la existencia de villae (veintinueve casos de los estudiados). En cuanto a la ubicación en las proximidades de una vía o camino, en trece de los casos se han encontrado nueve necrópolis, tres grupos de tumbas y una tumba aislada, aunque nada se sabe –por el momento- sobre enterramientos en caminos secundarios que puede ya no existan. Esto constituye una norma en el mundo rural romano, encontrándose las necrópolis, en varios casos, próximas unas a otras.

En cuanto a la tipología de las sepulturas, la autora citada habla de fosas excavadas en la tierra, en piedra o en roca, siendo raras las sepulturas en las que se ha encontrado revestimiento interno, lo que quizá sea un indicador de la pobreza o sencillez de aquellas gentes. Cuando sí hay revestimiento interno lo normal es que se limite a la zona de la cabeza del cadáver, lo que se ha podido comprobar en Hornachuelos (El Ochavillo), Almedinilla (El Ruedo) y Baena (Los Molinillos). Para las cubiertas se emplearon losas de piedra, arcilla, tégulas y lápidas. En tres casos se han empleado cistas, lo que indica la “convivencia” de la inhumación y la incineración. En Baena (necrópolis de Los Molinillos) las cubiertas fueran hechas con opus signinum.

Aunque los enterramientos estudiados abarcan de los siglos I al V, la mayor parte se refieren a los siglos III y IV. En algunos casos el sepulcro consiste en una caja realizada en plomo con cubierta abovedada a base de ladrillos. En otros casos se trata de construcciones semisubterráneas que se han interpretado como las de los propietarios de las villas. En tres de las sepulturas se han conservado los epígrafes.

Las necrópolis forman calles o hileras y están orientadas de Norte a Sur, pero no siempre. En época tardorromana el cadáver se enterraba en posición decúbito supino (tendido sobre la espalda), con los brazos extendidos o bien sobre la pelvis o cruzados sobre el pecho. Algunas tumbas han sido reutilizadas a lo largo del tiempo, siendo escasas las tumbas simples estudiadas por la autora; el porcentaje más elevado es el de tumbas dobles, triples, cuádruples y osarios. Las dobles y triples son las más frecuentes en los enterramientos infantiles, de forma que los restos del primero enterrado se acumulas a los pies del segundo enterrado, pero en ocasiones la cabeza del primero se dejó a la altura de la del segundo.

En ocasiones los cadáveres han sido envueltos en un sudario y con una moneda (Baena, Arroyo del Plomo) en la boca, algo frecuente en Roma. En “El Ruedo” la moneda estaba a la altura media del cadáver[2]. Algunas zonas en las necrópolis se dedicaron para la realización de ofrendas, habiendo aparecido lucernas o vasos de cerámica romana. En las necrópolis más tardías el rito de inhumación es más abundante que en las más antiguas, mientras que las cenizas se depositaron en vasos de vidrio.

Los ajuares, pobres con algunas excepciones, pues la autora estudia solo el caso de enterramientos en zonas rurales de la provincia de Córdoba, se distinguen los de adorno personal o los que indican jerarquía, notándose la influencia de la meseta sur en la zona norte de la provincia. Estos ajuares solo se han encontrado en veinte casos de los estudiados: jarritas de cerámica al lado de la cabeza del difunto o a la altura de la pelvis, ungüentarios y en muy raras ocasiones cerámica de terra sigillata. También han aparecido como ajuares joyas: pendientes, anillos o colgantes, generalmente de bronce. Destaca una sortija de oro en el sepulcro de Fabia Fabiana, y en otros casos se han encontrado espadas, una barrita de plata hallada en Doña Mencía (Llano de Medina) que posiblemente –dice la autora- servía para manicura, un espejo…




[1] “Necrópolis y lugares de enterramiento rurales de época romana en la provincia de Córdoba”.
[2] Pera Rosella, a quien cita la autora, ha estudiado “La moneda antigua como talismán”.

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