Paisaje sevillano de olivares |
Andalucía, sobre
todo la occidental, ha sido país de grandes propiedades pertenecientes a
terratenientes absentistas, tierras mal cultivadas, y una población de braceros
y jornaleros no propietarios reducidos a un estado casi servil. Una parte de
los predios era arrendada a corto plazo por pequeñas parcelas, y solamente una
parte exigua de la propiedad era minifundista o estaba arrendada para períodos
largos –porciones que formaban islotes políticamente conservadoras en un mar
revolucionario-. Lo mismo que en Sicilia –dice Hobsbawm- los braceros
trabajaban cuando había tarea para ello y pasaban hambre cuando no la había,
como de hecho siguen haciendo hasta cierto punto. Este fue el caldo de cultivo
para que las ideas socialistas, particularmente anarquistas, prendiesen en ese
proletariado rural, sobre todo en las provincias de Sevilla, Cádiz, Córdoba y
Málaga, pero también en las áreas mineras al oeste y al norte (Río Tinto,
Pozoblanco, Almadén[ii])
donde sobre todo actuaban los socialistas.
Díaz del Moral y
Brenan han demostrado que los pequeños terratenientes y los artesanos
desempeñaron un papel tan importante, por lo menos, y algunos aseguran que más
sostenido, en la política anarquista, ya que eran menos vulnerables
económicamente y no tan apocados socialmente. “La revolución social en
Andalucía [dice Hobsbawm], empieza poco después de 1850, aunque se hayan citado
ejemplos anteriores como el del pueblo de Fuenteovejuna en 1476, un caso de
revuelta contra la opresión de un señor, contando aquella con la colaboración
de los cordobeses urbanos”. También hubo asonadas motivadas por el hambre en el
siglo XVIII, pero parecen haber sido cosa más de las ciudades que del campo.
De mediados del
siglo XIX se tienen noticias de cuadrillas de campesinos que merodeaban y aún
de pueblos que asumían el poder. El primer movimiento revolucionario que atrajo
atención específica fue la sublevación de Loja y de Iznájar en 1871, varios años
antes de que llegaran a España los divulgadores del bakuninismo, pero quizá
hubo una cierta influencia masónica en la sublevación de Loja. El período de la
Internacional y de las agitaciones republicanas de 1868-1873 fue testigo de
ulteriores movimientos: el cantonalismo o “independencia aldeana”, la exigencia
de la división de tierras en Pozoblanco y Benamejí, donde los bandoleros habían
sitiado con frecuencia a los ricos y donde el Estado no castigaba los delitos
porque nadie estaba dispuesto a declarar.
Entonces
apareció al anarquismo propagado por los enviados de Bakunin, lo mismo que en
otros lugares de Europa, implantándose con fuerza en la Andalucía donde el
latifundismo era más extenso: Cádiz y el sur de Sevilla; Medina Sidonia,
Villamartín[iii],
Arcos de la Frontera, Arahal[iv],
Bornos[v],
Osuma, El Bosque[vi],
Grazalema, Benaocaz[vii],
etc. Pero el movimiento se hundió poco antes de 1880 y volvió a resurgir pocos
años después. La primera huelga general campesina es de dicha época y tuvo
lugar en el área de Jerez, por aquel entonces y luego, fortaleza del anarquismo
partidario de la violencia. En 1882 hubo otra llamarada, que culminó en la
fácilmente reprimida marcha de varios miles de braceros sobre Jerez. A
principios del siglo XX hubo otro brote, esta vez en forma de huelga general,
táctica que hasta entonces no había sido considerada de modo sistemático como
arma para llegar a la revolución social.
Las huelgas
generales campesinas se reprodujeron por lo menos en dieciséis pueblos, en la
provincia de Cádiz sobre todo, en los años 1901-1903, para venir luego otro
período de quietud e iniciarse el mayor movimiento de masas hasta entonces
conocido a consecuencia, según parece, de la revolución en Rusia. Es cuando
Cádiz pierde su primacía en el anarquismo andaluz pasando esta a Córdoba.
Durante la II República se asistió al último de los grandes rebrotes y en 1936 tuvo
lugar la toma del poder en muchos pueblos anarquistas por parte de la
población. Sin embargo, con la excepción de Málaga y de la franja cordobesa
colindante, la zona anarquista pasó a estar bajo dominación de los militares
rebelados. (Ver aquí mismo “Los primeros anarquistas españoles” y “Anarquistas
y Tribunales de Urgencias”).
[i] “Rebeldes
primitivos…”. En un capítulo de esta obra se basa el presente resumen.
[ii] En la
provincia de Ciudad Real.
[iii] Norte
de Cádiz.
[iv]
Sevilla.
[v] Norte de
Cádiz.
[vi]Nordeste
de Cádiz.
[vii]
Nordeste de Cádiz.
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