domingo, 9 de junio de 2019

Los campesinos chinos en lucha por la igualdad

Liu Ban (o Pang)

Dice Pérez Ledesma[i] que en toda la historia de China existieron movimientos campesinos que pretendieron cambiar la situación de injusticia en la que vivían y lograr la igualdad. La importancia de la revolución que culminó en 1949 se vio precedida por movimientos campesinos frecuentes e intensos, y el historiador Chesneaux señala que “ningún país dispone… de una herencia tan rica y, sobre todo, tan continua como la de China”.

Una de las rebeliones estudiadas es la que tuvo lugar entre los años 1850 y 1864 (Taiping), que llevó a una guerra civil entre las fuerzas imperiales de los Qing y el Reino Celestial de la Gran Paz[ii], un movimiento teocrático. Puede que se produjeran en este enfrentamiento veinte millones de muertos o más, antes de la intervención de las potencias occidentales a favor de la dinastía Qing. Otros estudios se han dedicado a las sociedades secretas y su participación en los movimientos populares chinos de los siglos XIX y XX.

Es un tópico –dice Pérez Ledesma- que los campesinos tienen dificultades para participar en movimientos político-sociales, de forma que hay una gran diferencia entre la enorme fuerza potencial del campesinado tradicional y su limitada influencia en la evolución social. También se ha hablado de la baja clasicidad del campesinado por su segmentación vertical en comunidades locales, clanes y grupos, que tienen diferentes intereses: los campesinos tienen dificultades especiales –ha escrito Eric Wolf- para pasar del reconocimiento pasivo de los males que sufren a la participación política. Los campesinos son competidores entre sí y las alteraciones momentáneas de la rutina amenazan su capacidad para reiniciarla. El control de la tierra le permite retirarse a la producción de subsistencia y los lazos de parentesco suelen amortiguar las conmociones.

Los campesinos pobres y ricos pueden ser parientes, o un campesino puede ser al mismo tiempo propietario, arrendador, arrendatario, trabajador para sus vecinos y mano de obra estacional, lo que le coloca en una posición distinta con respecto a los demás, y con frecuencia los campesinos carecen del conocimiento para articular sus intereses. Sin embargo, los movimientos campesinos chinos han tenido una gran capacidad combativa con fuertes propensiones a la rebelión.

Estas rebeliones produjeron cambios políticos de importancia y en varias ocasiones las dinastías reinantes cayeron víctimas de revueltas campesinas: la Ch’in (221-207 a. C.) fue sustituida por la dinastía Han (206-23 d. C.), instaurada por Liu Pang[iii]. Otras oleadas campesinas acabaron con la segunda dinastía Han (25-220 d. C.) y con las dinastías Tang y Sung (960-1279). Los Ming, que llegaron al poder tras una rebelión popular contra los mongoles, en 1368, fueron derrocados por otra revuelta campesina en 1644, aniquilada posteriormente por los manchúes. En conjunto, se trataba de rebeliones de ámbito relativamente amplio con claros objetivos políticos.

Parece que la ideología de tales revueltas era esencialmente igualitaria: la lucha contra los poderosos y los ricos y la defensa de los pobres y oprimidos, lo que se refleja en los lemas “ataquemos a los ricos y ayudemos a los pobres” o “los mandarines oprimen, ¡que el pueblo se levante!”. Estos levantamientos solían estar sustentadas por infraestructuras estables: las sociedades secretas, muchísimas en número en China, que proporcionaron dirigentes en los momentos de rebeldía además de cumplir funciones de ayuda mutua, seguridad social, protección de las mujeres y afirmación del principio de igualdad con respecto al hombre; además cumplían una función religiosa fundamental prometiendo la salvación espiritual. Los miembros de esas sociedades secretas no eran solo campesinos desposeídos, sino nobles descontentos, artesanos, pequeños comerciantes, contrabandistas, antiguos soldados o bandidos. Estaban influidas por corrientes heterodoxas del taoísmo y del budismo y participaron en la organización y dirección de numerosos movimientos campesinos en los dos últimos siglos, incluidos los republicanos de la primera década del XX como en los maoístas de los años treinta.

De todas formas, la mayoría de los movimientos campesinos clásicos no consiguieron el triunfo por la dispersión geográfica, la mezcla de la revuelta social con el bandidaje y otras causas. Incluso cuando triunfaron, la falta de un programa hizo que muchos esfuerzos fuesen inútiles. En otro orden de cosas hay una controversia sobre la influencia que en los movimientos campesinos chinos tuvo la penetración occidental tras la guerra del opio (1839-1842) y la firma del tratado de Nankín, que abrió el mercado chino a los productos occidentales y favoreció la actividad evangelizadora de los misioneros europeos.

Sea como fuere, el mayor conjunto de guerras campesinas de toda la historia universal se dio en China con la rebelión Taiping, recogiendo la tradición de rebeldía y teniendo como base los nuevos tipos de opresión importados de occidente.

Empezando en Guangxi, como muchas otras revueltas anteriores, el movimiento Taiping fue fundado por Hung Hsiu-ch-üan[iv], teniendo un carácter sincretista que se reflejó en la multiplicidad de facetas ideológicas. Defendió el colectivismo y la modernización al mismo tiempo, combinando elementos de la religión cristiana con fórmulas budistas y taoístas. El movimiento importó reformas occidentales como la creación de una red ferroviaria y un sistema bancario, pero la conversión progresiva de los dirigentes en una camarilla de privilegiados apartó a muchos campesinos. La necesidad de aumentar los impuestos y la reducida zona geográfica donde había triunfado, establecieron sus límites.

La rebelión de Taiping fue la más espectacular, pero no fue el único movimiento campesino de los años 1850-1870. Existió la revuelta de los Nien (1853-1868) en el norte de China, más apegada a las formas de los bandoleros. Las pequeñas unidades de guerrilla de los Nien atacaban a las caravanas de los mercaderes mientras pretendían derrocar a la dinastía Qing sin conseguirlo, pero sus consecuencias fueron terribles.

Las sociedades secretas, por su parte, demostraron un elevado nivel de combatividad dentro del campesinado chino, y serían necesarias enormes matanzas para acabar con la oleada de estas rebeldías. Pero el repliegue no duró mucho, pues a finales del siglo XIX comenzaban de nuevo las revueltas como respuesta a la penetración extranjera en China y a la presión demográfica. En este período se produjeron cambios de especial relevancia que demuestran la penetración del capitalismo, lo que dio lugar a los nuevos movimientos sociopolíticos del siglo XX: la intensificación de cultivos comercializables en detrimento de la producción para la subsistencia, la subida de los arrendamientos rurales, la ruina de los artesanos tradicionales y la aparición de nuevas capas sociales, que se integraron en organizaciones clandestinas con un decisivo componente nacionalista. Un ejemplo de ello son los bóxers (1897-1900).

Ahora se manifiesta la hostilidad de los campesinos hacia el cristianismo, un protonacionalismo popular, de nuevo la intervención de las sociedades secretas, la resistencia ludita a las máquinas y el apoyo a la política antioccidental de la alta burguesía y la baja nobleza.

Las malas cosechas de 1909-1910 agravaron el problema, lo que coadyuvó a la revolución republicana de 1911. Empezó entonces una nueva fase definida por la politización de las luchas campesinas y su control por organizaciones como el Kuomintang y el Partido Comunista; la “acción dirigida desde fuera”, según se ha dicho. Pero las formas clásicas de rebeldía no desaparecieron, aunque las modernas fueron ahora más determinantes.

En la zona de Hunan, al sureste de China, en los años 1924-1927, se crearon numerosas asociaciones campesinas apoyadas por el Kuomintang o por el Partido Comunista. Formadas por campesinos pobres, se adueñaron del poder local, formaron milicias rurales y su punto central fue luchar para la reducción de impuestos y contra la usura. La participación campesina en el movimiento nacionalista Kuomintang y en la revolución comunista china, tenía numerosos precedentes.



[i] “En torno a los movimientos campesinos chinos”.
[ii] Se inició al sur de China, en la provincia de Guangxi.
[iii]  Junto con Zhu Yuanzhang, fundador de la dinastía Ming, los dos únicos de procedencia campesina.
[iv] Nacido en 1814 y fallecido en 1864, era miembro de una familia de granjeros, pero tuvo estudios.

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