domingo, 6 de octubre de 2013

Agesilao según Plutarco

Ruinas de Esparta
Tras la guerra del Peloponeso contra otras ciudades griegas Esparta estaba en la cumbre de su poder. Entonces tocó gobernar como rey a Agesilao II, que lo hizo al mismo tiempo que Pausanias y otros de acuerdo con la tradición espartana. Su reinado comenzó en el año 404 y terminó en el 371 antes de Cristo. Algunos rasgos de su personalidad fueron recordados por varios autores, como su frugalidad y austeridad, su amor por el joven Lisandro y el éxito de sus campañas militares contra los persas en particular. 

En las llamadas greyes [congregaciones] de los jóvenes que se educaban juntos tuvo por amador a Lisandro, prendado principalmente de su carácter modesto; pues aunque muy sensible a los estímulos de la emulación, y el de genio más pronto entre los de su edad, por lo que en todo aspiraba a ser el primero, y se mostraba irreductible e inflexible en la vehemencia de lo que emprendía, era, por otra parte, de aquellos con quienes pueden más la persuación y la dulzura que el miedo, y de los que por pundonor ejecutan cuanto se les manda, siéndoles de más mortificación las reprensiones que de cansancio los trabajos.

La ciudad griega de Éfeso, en la costa jónica, a principios del siglo IV antes de Cristo, cuando llegó Agesilao con un ejército para combatir a los persas, estaba en su esplendor. Como era costumbre en la época, el rey espartano consiguió, por medio de Lisandro, que un caudillo persa se les uniese por simple conveniencia. A la postre Jonia estaba muy lejos de la capital persa,  al sur de la meseta irania.

 El ser humano, en todo tiempo y lugar, ha buscado las justificaciones más pregrinas para imponer su voluntad. Así, como Agesilao era cojo, hubo uno que alegó los oráculos predecían los perores males para Esparta si reinaba uno con esa tara:  Diopites dijo que era cosa impía el que un cojo fuera rey de Lacedemonia, pero otros sostuvieron que al dios le era indiferente el que reinara uno a quien le flanqueasen los pies... Así fue reconocido rey de Esparta Agesilao y a poco de haberse encargado del reino... vinieron algunos del Asia, anunciando que el rey de Persia preparaba grandes fuerzas para excluir a los lacedemonios del mar.

Aquel amor que Agesilao tenía por Lisandro pasó por momentos de tirantez, hasta el punto de que entre las tropas muchas veces era Lisandro el que daba las instrucciones quedando Agesilao (el rey) en segundo plano. Lisandro estimulaba este comportamiento, por lo que Agesilao, para escarmentarle, le nombró repartidor de carne; y según dicen, al anunciar el nombramiento añadió delante de muchos: '¡Que vayan ahora estos a hacer la corte a mi carnicero!' Mortificado, pues, Lisandro, se presentó y le dijo: 'Sabes muy bien ¡oh Agesilao! humillar a tus amigos'; y este la respondió: 'Si, a los que aspiran a poder más que yo'; y Lisandro entonces: 'Quizá es más lo que tú has querido decir que lo que yo he ejecutado; mas señálame puesto y lugar donde sin incomodarte pueda serte útil'. 

Aunque Lisandro sirvió a Agesilao en Beocia y en el Helesponto, no por ello se alivió la ojeriza del rey sobre aquel. De este modo -dice Plutarco- los caracteres ambiciosos, que no saben en la república guardar un justo medio, hacen más daño que provecho: pues si Lisandro era insolente, como lo era en verdad, no guardando modo ni tiempo en su ambición, no dejaba Agesilao de saber que podía haber otra corrección más llevadera que la que usó un hombre distinguido y acreditado que se olvidaba de su deber, sino que, arrebatados ambos del mismo afecto, el uno, parece haber desconocido la autoridad del general y el otro no haber podido sufrir los yerros de un amigo.

1 comentario:

  1. Me gusta el carácter de Lisandro. También a mí me estimula más la persuasión que el miedo. Saludos cordiales.

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