martes, 15 de octubre de 2013

El conde de Pótting


La España de Carlos II ha sido muy mal tratada por la historiografía y es que hasta los años ochenta del siglo XVII no levantó cabeza, sobre todo por la rapiña y ociosidad de su nobleza, ineptitud de sus gobernantes, empeño en mantener un imperio para el que la monarquía no estaba preparada y por el surgimiento de potencias como Francia, Holana e Inglaterra. Los males venían de lejos: ya fue penoso el reinado de Felipe IV, a pesar de la fuerte personalidad política del Conde de Olivares y Duque de Sanlúcar, que no pudo sustraerse a su tiempo. Inlcuso las bancarrotas durante los reinados de Felipe II y Carlos hacen aparecer al reinado de los Reyes Católicos como el momento de mayor esplendor del estado que luego se llamará España. 

Pero si bajamos varios peldaños y analizamos la vida de las gentes comunes, no en todas las regiones y reinos de España fueron las cosas mal: el siglo XVII fue regresivo desde un punto de vista demográfico y económico pero no en todos los lugares de igual manera; incluso hubo regiones donde la economía mejoró según en que momentos de la centuria.

Embajador en España del Imperio germánico, entre los últimos años del reinado de Felipe IV y los primeros del de Carlos II, fue el tudesco conde Pótting, cultivado y muy religioso como correspondía a uno de los nobles no reformados de la Sajonia alemana. El historiador Miguel Nieto Ñuño ha publicado el "Diario del Conde de Pótting...", que ha sido editado en dos tomos en 1990. Es una delicia leerlo, pues muestra muchos aspectos de la vida cortesana de la época, de sus miserias y ambiciones. También de la humanidad de algunos de sus personajes. 

Pótting se distinguió por solicitar de contínuo ayudas económicas para ayudar a la monarquía española, que hacía agua hasta que personajes como el conde de Oropesa (Manuel Joaquín Álvarez de Toledo) puso orden en el Consejo de Castilla (1684) y saneó la Hacienda con la restricción de gastos que hasta entonces se habían permitido con largueza. Respecto de validos como Nithard dijo Pótting: 

Esta fue, poues, la más memorable tragedia que podrán contar las historias, representada en el teatro de esta Monarquía con un Ministro que lo quiso ser con solo el nombre y sin ningunas máximas asentadas hacia el rumbo que tiraba. Dichoso tras esto en que Dios le diese ocasión de aprovecharse de un tal sensible golpe para el merecimiento de la otra vida... Vel valido Valenzuela dijo: 

El nuevo conductor de embajadores Juan de Valenzuela estuvo conmigo, a quien antes nunca había conocido ni visto; reconocí, pero, que su elección era muy conforme a las demás que esta memoredad [memez] se han visto, siendo y pareciendo máxima acertado de escoger siempre lo peor.

Más allá de los méritos o deméritos del conde Pótting lo cierto es que tuvo fino olfato y mejor retina para ver y apuntar lo que observaba en la corte española. Y así lo dejó anotado en su "Diario". 

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