Españoles refugiados en Alemania del este
Hartmut
Heine es un historiador al que debemos algunos trabajos sobre el exilio
español tras la guerra civil de 1936. Alemania del este fue uno de los
destinos de españoles, sobre todo comunistas, aunque no en número tan
grande como en Francia o México, por ejemplo. Este exilio comienza en
1950 aproximadamente, después de que los comunistras franceses fueran
declarados fuera de la ley (consecuencia de la "guerra fría") y algunos
españoles que estaban en Francia tuviesen que encontrar otros países de
acogida.
Hay que tener en cuenta que Alemania del este no es un
estado propiamente dicho hasta 1949, habiendo recibido entre tanto a
millones de refugiados alemanes que fueron expulsados de los territorios
anexionados por Polonia y la Unión Soviética. Las ciudades donde fueron
a parar la mayor parte de estos españoles fueron Leipzig, Dresden y
Chemnitz, además de la pequeña Teupitz, cerca de Berlín, donde los
comunistas alemanes, dueños del país, organizaron cursillos para
comunistas españoles allí enviados.
Algunos eran estudiantes,
otros trabajadores manuales con o sin especialización y también hubo
intelectuales. Alemania del este, tras la guerra mundial, se recuperó a
base de una política económica centralizada y planificada, poniendo el
acento, como en la mayoría de los países comunistas, en la industria.
Sajonia fue la región más industrializada y precisamente en sus
principales ciudades estaban los exiliados españoles. Cuando los años
sesenta toquen a su fin, sin embargo, la economía española habrá
despegado lo suficiente como para que ya no se observasen grandes
diferencias entre uno y otro estado, aunque con el común denominador de
que en ninguno había libertades políticas.
El Partido
Comunista de España era el que daba el visto bueno para que los
comunistas españoles fueran acogidos en Alemania del este -en
particular- y según Hartmut Heine, el gallego Santiago Álvarez hizo de
burócrata negando en ocasiones la ayuda que algunos comunistas
solicitaron. A partir del
año 1970, aproximadamente, el PCE indicó u ordenó a los exiliados en
Alemania del este (supongo que también en otros países comunistas y no
comunistas) que regresasen a España para colaborar a la implantación del
partido aquí, lo que hicieron muchos. Otros, ya viejos, prefirieron
esperar la muerte en Alemania y muchos regresaron para alentar la
política que luego sería la seña de identidad del último comunismo
español. No sin antes haber sufrido varias escisiones, de una de las
cuales nació el efímero PCE VIII y IX congreso y el dirigido por Líster
PCOE (1973).
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