Paisaje rural en Galicia (fotografía de "La Voz de Galicia"
Galicia, en la alta
Edad Media, es en buena medida un misterio (como otras muchas regiones). Pero
hay algunas buenas investigaciones que han empezado a revelarlo, a esbozar cómo
era su sociedad, con sus gentes separadas por estatutos jurídicos y por el desigual
disfrute de los bienes materiales. Carlos A. González Paz[i],
apoyado en buen número de fuentes, señala que la sociedad gallega del siglo X
estaba dominada por el cambio, acelerándose su proceso de transformación.
Aun con las
dificultades existentes para saberlo, parece que frente al crecimiento
demográfico del siglo IX debido a la llegada de mozárabes, lusitanos o
astur-cántabros, hay un parón en el X, pero esos grupos de inmigrantes se
afianzan en Galicia, conformando una organización mediante el “acuerdo tácito”
con la monarquía astur-leonesa. En la segunda mitad de dicho siglo X habría una
cierta recuperación –según el autor citado- gracias al aumento de las
posibilidades de subsistencia, sobre todo debido a la puesta en cultivo de más
tierras, y así van surgiendo diferencias sociales que antes eran menos
perceptibles.
Aunque hubo un debate
historiográfico que ahora parece superado sobre el concepto de villa, aquí diremos que quizá perduró en
parte el heredado de época romana con aportaciones de la alta Edad Media
gallega. Estas villas serían unidades
de explotación, generalmente de gran tamaño, de un dueño, pero también pudieron
ser “unidades habitacionales, como verdaderas comunidades de aldea”. En estas villas o comunidades aldeanas
trabajarían siervos y libres relacionados con el dueño (dominus).
En todo caso la
sociedad gallega estuvo fuertemente jerarquizada, siendo la principal
diferenciación la que separa a los siervos de los libres, es decir, los
primeros serían mucho más dependientes que los segundos. No estamos ante una
sociedad esclavista, aunque existían esclavos procedentes de botines de guerra
contra el islam, o bien cristianos que caían en la esclavitud por el impago de
deudas. Entre los campesinos libres y dependientes, entre colonos y siervos,
habría una tendencia a su equiparación con el paso del tiempo, pero en los
siglos IX y X la servidumbre es más evidente que en otros territorios
cristianos peninsulares.
Distingue el autor
citado los servi idonei, destinados a
trabajar en la casa o mansión del señor, de los servi inferiores, destinados a producir en los campos; y es dentro
de esta estructura donde se encuentran las primeras referencias a la existencia
de moriscos[ii]
en la Galicia de la época. González Paz cita un documento de principios del
siglo X por el que el rey Ordoño II donó
a la iglesia de Compostela varios siervos de origen musulmán, y dice ser esta
la primera constancia documental de la existencia de conversos de origen
musulmán en Galicia, en total treinta y tres personas entre hombres, mujeres y
niños. Quizá habían sido capturados en territorio musulmán y bautizados, pues
muchos de ellos tienen nombres propios de cristianos.
El autor al que sigo
aporta otra mención relativa al monasterio de Celanova de mediados del siglo X
o de su segunda mitad, en la que el obispo Rosendo tenía un siervo cristiano
que había sido musulmán. Otro es el caso de una familia procedente de una
localidad próxima a Coimbra cuyo primer representante llegó a Galicia tras ser
capturado con sus hijos, que poco a poco van adquiriendo nombres propios de
cristianos (por el bautismo) y con más claridad la tercera generación (nietos
del capturado), herendando todos la condición del primero, siervos domésticos.
El mismo Rosendo
concedió la libertad a una mujer de nombre Muzalha, otorgándole ciertas
propiedades. Quizá era esclava, pues ha de trabajar dichas propiedades en
régimen de dependencia servil, aunque González Paz considera que Muzalha
consigue la libertad plena, con lo que pasaría a formar parte del grupo de
propietarios libres. Por la misma época, otra mujer, de nombre Iulia, era hija
de padres musulmanes, una sierva que alcanzó la libertad según el derecho
romano que perduraba, por lo tanto sin tener en cuenta la tradición jurídica
visigoda.
Poco a poco se van
difuminando las barreras entre dependientes y libres tendiendo a formar un
conjunto de pequeños campesinos jurídicamente libres, muchos de los cuales
colonizarían sus propias tierras. Por tanto va desapareciendo la servidumbre
entre los siglos XI al XIII. Otros datos relativos al cambio de milenio aportan
información sobre la adopción de nombres de procedencia cristiana al ser bautizados
anteriores musulmanes, apareciendo como siervos rurales, y poco después otro
caso de uno de los llamados homines de
criatione, categoría de dependencia más laxa que la de siervo.
Pero no todo va en la
dirección de la libertad jurídica, pues también se registran casos en los que
pequeños propietarios libres caen en la servidumbre. Siguiendo en el siglo XI,
unos musulmanes de origen aparecen como cristianos en otro documento,
posiblemente siervos, pero también se cita a un grupo de hombres y mujeres que
mantienen su nombre musulmán, lo que indica que no habían sido bautizados: en
total veintisiete personas. De finales del siglo XI se cita una noticia de
siervos moros en Galicia en una liberación testamentaria para pasarlos de
siervos a libres.
Del mediados del siglo
XII es una documentación sobre “un grupo de moriscos que llegaron a Sobrado dos
Monxes[iii]
comprados como siervos rurales” por el monasterio citado para que trabajasen
sus tierras, sabiéndose además que procedían de Portugal y de tierras zamoranas.
La mayoría se bautizaron y cambiaron sus nombres respectivos, salvo dos casos,
y unos años más tarde aparece un musulmán de origen, pero convertido al
cristianismo con cambio de nombre y manteniendo su apellido originario, siendo
la principal novedad que este individuo aparece participando en la vida
económica vendiendo propiedades que le pertenecen.
Ciertamente, la presencia de musulmanes en Galicia no es relevante –a la vista de lo investigado hasta ahora- si la comparamos con territorios del centro y sur de la península, además de que, contrariamente a la minoría judía, no se dedicaron a la artesanía o al comercio, salvo alguna excepción como hemos visto; la mayoría fueron campesinos, casi siempre dependientes.
[i] “Sarracenos, moros, mudéjares y moriscos en la Galicia medieval”.
[ii] El autor se separa, en cuanto a la comprensión de este concepto, de otros especialistas. Mientras que para algunos “morisco” solo es aplicable a los musulmanes obligados a bautizarse desde el siglo XV, pero sobre todo desde 1502, él defiende que ya se puede hablar de moriscos con anterioridad.
[iii] Al sureste de la provincia de A Coruña.
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