Despoblado de Abadejos (Segovia)*
En su tesis doctoral, Iván
Pérez Marinas[i]
estudia la situación en las tierras inmediatas al sur del Duero durante los
siglos VIII al XI, valiéndose para ello de los estudios cerámicos, que
demuestran haber existido un continuado poblamiento, con mayor o menor
intensidad, desde época romana, incorporándose la cerámica vidriada cuando
llegan los musulmanes (árabes o beréberes). El autor citado habla de una
pervivencia de la economía local y de la toponimia de lenguas anteriores al
siglo VIII.
El cambio se produce,
sin embargo, en lo político-administrativo, pues aunque los nuevos dominadores
no parecen tener interés por la región en un primer momento, no deja de haber “visitas”
militares con una doble finalidad de rapiña y reconocimiento del territorio. La
organización hasta el siglo VIII se basaba en el pago del tributo y en la
administración eclesiástica a cargo de los obispos. Está documentado el
obispado de Osma desde finales del siglo VI, y en la segunda mitad del VIII el
obispo Eterio se tuvo que refugiar en un monasterio, probablemente el de Santo
Toribio de Liébana. Mucho antes hubo obispos en Salamanca y otras ciudades de
la zona estudiada.
En un primer momento no
se arrebataron las tierras a la población autóctona, pero sí se estableció un
impuesto de capitación, habiéndose llegado a pactos con los jefes musulmanes
como ocurrió en otros territorios de al-Andalus. La población beréber, por su
parte, terminó asentándose en las zonas rurales, que en realidad eran la
inmensa mayoría de la región, pues las ciudades tenían el aspecto, según las
fuentes, de aldeas más o menos apiñadas.
En los primeros siglos
de al-Andalus los levantamientos fueron nota domiante, coincidiedo el que tuvo
lugar en 741 con el abandono de los beréberes, que se dirigieron hacia Toledo,
Córdoba y el extrecho de Gibraltar entre otros destinos. Fue muy común, desde
entonces, que la población autóctona abandonase sus lugares de asentamiento
cuando se producía una algara musulmana, y pasase de nuevo a ocuparlos cuando
el peligro cesaba, sobre todo en las pequeñas ciudades de la región.
El sistema latifundista
del bajo Imperio había ido desapareciendo, predominando el dominio de las
tierras por parte de las comunidades aldeanas, y está documentada la existencia
de judíos, que tendieron a colaborar con el invasor ante la legislación
contraria a ellos de época visigoda. Cuando las pequeñas ciudades fueron
ocupadas por los invasores musulmanes, los pobladores tendieron a refugiarse en
los castra y vici (castros y aldeas que estaban abandonados). De todas formas
hubo población cristiana que convivió con los musulmanes asentados en la región
al sur del Duero, la que conocemos como mozárabe.
Las autoridades
debilitadas de la población cristiana eran los comites, censores o iudices
y los publicani, denominaciones de
época romana que hacen referencia al gobierno civil, judicial y fiscal
respectivamente, pero una parte de los grupos dirigentes, incluidos los
obispos, huyeron ante la presencia musulmana. El autor al que sigo señala que
Coimbra, al igual que su territorio, fue ocupada por los musulmanes bajo pacto,
y en cuanto a la arqueología, se ha descubierto el basamento del alcázar
altomedieval y la perduración del foro romano[ii]. Salamanca,
Viseu, Ávila y Segovia pervivieron con mayor o menor dificultad, habiendo
tenido Salamanca y Coimbra su respectiva ceca en época visigoda.
Viseu, por su parte,
vio rebeliones locales antes de su conquista por jefes militares de Gallaecia, habiéndonos quedado restos de
una fortaleza altomedieval y una iglesia del mismo período que se encontraba
junto al solar que hoy ocupa la catedral. Ávila permaneció ininterrumpidamente
habitada entre los siglos VIII al XI, perviviendo la estructura urbana romana;
en el siglo XII se construyereon iglesias sobre los lugares de antiguo culto
pagano y luego paleocristiano. Segovia tuvo alcázar (obviamente distinto del
actual), y junto a él se levantó posteriormente la catedral románica (no la
actual) donde había existido una mezquita musulmana. Según Diego de Colmenares[iii] –a
quien cita Pérez Marinas- la ciudad fue arrasada (téngase en cuenta su
singularidad con el acueducto romano) en 755, quedando reducido su caserío y siendo
recuperada en 923 por el conde Fernán González[iv].
Los levantiscos
mozárabes de Toledo quizá sirvieron para que las ciudades del sur del Duero se
vinculasen a ellos, planteando Pérez Marinas que la situación debió ser
fluctuante según las circunstancias. En cuanto a la población campesina debió
de sobrevir más o menos autónomamente, creándose nuevas aldeas a medida que fue
necesario, y en los valles el poblamiento fue más disperso: téngase en cuenta
que al Este de la región se encuentran los Picos de Urbión y la vertiente sur de
parte del Sistema Ibérico, así como la Sierra de Pela[v];
también Guadarrama y Somosierra lindan con la región estudiada; los valles de
las sierras de Gredos y Gata, más al oeste, completan esto junto con los de la
vertiente norte de la Serra da Estrela,
en actual territorio portugués.
Con el andar del tiempo la inseguridad para las comunidades cristianas aumentó, por lo que también lo hizo el número de asentamientos en altura (castella), “una evolución de los castra”, y cuando da comienzo el siglo X parece que estas comunidades campesinas ya han desarrollado una jerarquía interna de carácter militar, aunque fuese débil, y así surgiría una elite social. Se organizaron algaras contra el islam para obtener botines, al tiempo que se intentó evitar incursiones llevadas a cabo “por otras comunidades locales y por las autoridades de los poderes del norte y del sur”. Así se multiplicaron los poderes locales (excepción hecha de los valles del Mondego y Vouga) en constante rivalidad unos con otros, se construyeron defensas y se buscaron nuevas tierras para el cultivo.
[i] “Tierra de nadie. Sociedad y poblamiento entre el Duero y el Sistema Central”.
[ii] La conquista asturiana de la ciudad y su tierra no fue denitiva, pero los beréberes huyeron en este caso a Alcácez do Sal, al oeste del Alentejo. Posteriormente volvería a manos de los musulmanes a finales del siglo X.
[iii] Nació en Segovia en 1586 y murió en 1651; autor de “Historia de la insigne Ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla”.
[iv] Gonzalo de Arredondo, benedictino que vivió entre los siglos XV y XVI, fue cronista de los Reyes Católicos.
[v] Forma parte del Sistema Central, lindando al oeste con la Sierra de Ayllón.
*cuaderno.avmadrona.com/abapared
No hay comentarios:
Publicar un comentario