Uno de los lagos de Moritzburg |
En el extremo oriental de la actual Alemania está la ciudad de Dresde, y en sus cercanías los lagos de Moritzburg, donde Pechstein, Kirchner y Heckel se retiraron a pintar durante los veranos de 1909 a 1911. La ciudad y los lagos se encuentran en una depresión de la gran llanura europea.
En la obra de los tres pintores se ve clara la influencia de los tres grandes que han pasado a ser conocidos como postimpresionistas: Gauguin, Cézanne y van Gogh. El cielo de "Al aire libre", de Pechstein es claramente el del holandés (ver abajo); así como los colores terrosos de los desnudos son trasunto de los de Cézanne; mientras que el vivo colorido de muchas de las obras de Heckel y Kirchner son influencia tanto de Gauguin como de los fauves.
Teniendo gustos parecidos, amigos y partícipes en movimientos pictóricos de principios del siglo XX y efímeros, pasaron por vicisitudes distintas: Nacieron los tres a principios de la década de 1880 pero el de vida más corta fue Kirchner, que murió en 1938 y no tuvo que sufrir el nazismo en el poder. Heckel fue el que más tiempo vivió (hasta 1970) y sufrió la destrucción de una gran cantidad de sus obras por los nazis. Su prolífica actividad nos ha dejado, no obstante, ejemplos de su expresionismo más vivo. Pechstein también sufrió el desprecio de los nazis pero, que se sepa, no tuvo que abandonar el país. Estudió en Dresde y formó parte, junto con los otros dos, del grupo "El Puente", manifestación genuina del expresionismo alemán. El grupo duró poco (1905-1913) porque entre otras cosas las novedades se sucedían continuamente y los pintores y artistas se sentían atraídos por otras experiencias. También formó parte del grupo "El Jinete Azul" en Munich (1911).
Con algunas diferencias, el amor a la naturaleza que habían inspirado los postimpresionistas, permanece en ellos: árboles, baños, desnudos. Incluso Pechstein, imitanto a Gauguin, se fue a las islas Palaos, en el Pacífico, en 1914, para aislarse de la "contaminación" del mundo moderno y recurrir a la inspiración de la naturaleza en estado puro, primitivo. Los colores de los tres -como es característica del expresionismo- son subjetivos, de forma que no tienen inconveniente en pintar cuerpos amarillos o árboles de troncos grises. No conceden importancia a la perspectiva, aunque no está ausente en sus obras; y tampoco al volumen, aunque las gamas de colores evitan una sensación totalmente plana en la mayoría de las obras. Heckel fue además grabador, dándose en él el máximo gusto por el color fauve, sobre todo por influencia de Matisse, una generación mayor.
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