viernes, 28 de diciembre de 2012

Manuel Colmeiro: un economista gallego


Los contratos forales han sido objeto de estudio, crítica y defensa por parte de unos y otros a lo largo de los siglos, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XVIII. El arraigo de estos contratos en Galicia (y en otros territorios) fue tal que cuando se produjeron las desamortizaciones decimonónicas, lo que se desamortizó fue el dominio directo, pero los adquirentes del mismo no se convirtieron en propietarios plenos, pues los titutalares del dominio útil siguieron haciéndolo valer.

La situación se hizo más injusta aún por cuanto poco a poco fue apareciendo la figura del subforista, generalmente un hidalgo, que se beneficiaba de una parte de la renta agraria sin aportar nada, es decir, sin tener el dominio directo (titularidad del bien) y sin trabajar la tierra (en ocasiones el bien aforado era un molino, un horno...). 

Manuel Colmeiro, en el siglo XIX, aportó sus propias ideas a este problema, partiendo de la base de que el origen de los contratos forales estaba en el régimen señorial, aunque con el tiempo el que ostentase el dominio directo pudiese no pertenecer a la categoría de señor. Colmeiro publicó, en 1843, su obra "Memoria sobre el modo más acertado de remediar los males inherentes a la extremada subdivisión de la propiedad territorial en Galicia", donde ya apunta que las tierras comunales debían privatizarse. Otra cosa es que no fue partidario de ponerlas a la venta en pública subasta, como se hizo a partir de 1855, sino de repartirlas entre los campesinos para que cada uno explotase su parte en régimen de propiedad.

... porque por la sola razón de que nadie se encariña con la tierra que se dice pertenecer a todos, nadie tampoco la defiende, ni los terrenos se cultivan, sino que se talan hasta desterrar de ellos el menor vestigio de vegetación. Así habla en la obra citada, y sobre los foros dice: ... la consolidación del dominio debe ser el primer paso del legislador... Es decir, que el que tiene el dominio directo pase a ser propietario pleno, o bien que pase a ser propietario pleno el que tiene el dominio útil, resarciendo convenientemente al primero. 

Para Colmeiro -dice Cordero Torron- "el foro imponía cuatro importantes obstáculos a la mejora de la agricultura: la inexistencia de una garantía expresa de que fuesen respetados los derechos de los utilitarios; la irredimibilidad de la renta foral, con lo que el foro se desviaba de la naturaleza de los censos...; la gran subdivisión... del dominio útil. Pese a la gran extensión de las tierras controladas por los dominios directos no se favorecía la agricultura de grandes extensiones y sí en cambio la excesiva partición de estas; el entorpecimiento causado por los laudemios al gravar la propiedad territorial y castigar las mejoras que hiciese el utilitario.

Colmeiro plantea, para una mejora del agro gallego, la necesidad de la instrucción pública, la mejora en las vías de comunicación, la libertad del comercio interior y cierta protección temporal en relación al exterior. También constató la inexistencia de capital suficiente para que las explotaciones fuesen eficientes y los frecuentes pleitos entre los "condueños", es decir, entre el dominio directo y el útil.
 
También Manuel Ortiz de Zúñiga, administrativista español, fue partidario de la redimibilidad de los foros, continuando así una tendencia que venía de los fisiócratas e ilustrados del siglo XVIII. (Fuente: Xosé Cordero Torron, "Manuel Colmeiro y la propiedad de la tierra en Galicia", Universidad de Santiago de Compostela).

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