Mapa del mundo según Eratóstenes (s. III a. de C.) http://epidauroweb.blogspot.com/2011/06/ |
Cuando Ptolomeo I Sóter
(“el salvador”) se hizo con Egipto y otros territorios tras la muerte de
Alejandro Magno, organizó un imperio que comprendería, más tarde, el propio Egipto
antiguo, Cirenaica, Celesiria[i],
Chipre y las islas de la confederación nesiota (las Cícladas y otras del Egeo).
Itano (en el extremo
este de Creta) fue una de las posesiones de los Ptolomeo junto con Tera,
Metana-Arsínoe (al este del Peloponeso) y Ceos (isla al sur de Ática). También poseyeron
Cartaya, Citno (isla al sur de Ática), Coresia (en la isla de Ceos), Sifnos (en
el centro sur del Egeo), Ios (cerca de la anterior), Amorgos (al este de las
dos últimas), Astipalea, Naxos, Míconos, Andros, Delos, Lesbos, Quíos,
Samotracia (al norte del Egeo), Samos, Cos, Calimno y, probablemente, Paros y
Tenos. La Liga de los nesiotas se pasó a los lágidas[ii] a
principios del siglo III a. de C. y subsistió hasta mediados del mismo siglo.
En Jonia y Caria la
presencia de los Ptolomeo debió comenzar con el segundo (Filadelfo = “el que
ama a su hermana”) hacia 261. Así controlaba toda la costa desde Éfeso a
Halicarnaso y Lébedos, Colofón, Magnesia, Priene, Mileto y, quitá, Teos. En
Caria fueron posesiones lágidas Iaso, Milasa, Mindo, Labraunda y Estratonicea.
En Licia, Lisa, Araxa, Telmeso, Janto, Patara, Andriaque y Limira, y en
Panfilia, Tolemaida y Arsíonoe. Además de la Pisidia, los Ptolomeo poseyeron
también en Cilicia una larga línea de fortalezas costeras. En Tracia y
Helesponto dominaron algunas póleis y
establecieron guarniciones en, al menos, Eno y Maronea. Toda una serie de
territorios, continentales e insulares, en Europa, Asia y África, que tenían un
nexo: el mar[iii].
Este imperio aportaba
grandes ventajas a Egipto y a la dinastía lágida: prestigio y respeto. La
política egea devolvía brillo e importancia en el seno de la opinión pública
griega, formando parte de esa misma política de grandeza fiestas conocidas como
los Tolemaida, pensados para igualarse a los Juegos Olímpicos, y fundaciones en
el exterior como la construcción en Atenas del gimnasio de los Ptolomeo (obra
del tercero de la dinastía), o el embellecimiento de la capital, Alejandría,
con el museo, la biblioteca y el faro, entre otras obras.
Las rutas navales
ponían en contacto a las islas de la Liga nesiota con el resto del imperio y
aún con otros países. El comercio exterior estaba basado en la exportación de
trigo (Egipto), lino, vidrio, papiro, fayenza (un tipo de cerámica vidriada),
conservas de pescado, especias, piedras preciosas y marfil, éste procedente del
interior de África y del Índico. Rodas y Tiro pudieron ser intermediarias en
este comercio, pues las fuentes hablan de las buenas relaciones entre los
Ptolomeo y los gobernantes de dichas islas, yendo buena parte de las ganancias
a soportar los enormes gastos del Estado. Pero la mayor parte de la riqueza
provenía del valle del Nilo, que importaba mercenarios, técnicos, barcos
chipriotas y fenicios, maderas del Líbano y de las costas de Asia Menor, brea y
metales.
El imperio de los
Ptolomeo tuvo que librar múltiples guerras contra otros jefes militares: en 321
Pérdicas invadió Egipto pero como muchos de sus soldados se ahogaron al cruzar
el río Nilo, otros le acusaron de temerario y le mataron; en 200 la pérdida de
Celesiria dejó inerme a Egipto, de forma que durante la sexta guerra siria
(170-168) Antíoco IV, de la dinastía seléucida, ocupó Pelusio (al este del
delta) y conquistó casi todo Egipto excepto Alejandría, pero tuvo que retirarse
en 169 ante el estallido de una revuelta judía. Al año siguiente invadió de
nuevo Egipto, llegando hasta Menfis, y su flota ocupó Chipre, haciéndose
titular rey de Egipto; estando a punto de hacerse con Alejandría, los romanos
le obligaron a retirarse y abandonar también Chipre.
Los Ptolomeo hicieron
de Egipto una potencia militar, aunque en un primer momento, inferior a la de
otros imperios. Aunque Egipto no carecía de tradición naval y el faraón Necao
(610-595) había construido una flota de guerra
para operar en el Mediterráneo y el mar Rojo, Apries (589-570) libró con
ella una batalla contra los tirios, y Amasis (570-526) conquistó Chipre,
habiendo seguido esa política naval Teos[iv]
en el siglo IV, fueron griegos los constructores de los navíos.
Pero los barcos de
Ptolomeo I eran trirremes[v],
cuadrirremes y quinquerremos, demasiado pequeños en relación a los de otros
imperios. Ptolomeo II Filadelfo hizo construir barcos cada vez más grandes, de
forma que poco después de su muerte, en 246 a. de C., la armada egipcia poseía
muchos barcos pesados, “hasta dos treintas”, pasando por barcos de seis bancos
de remeros, siete, nueve, once, doce, trece y veinte.
Si la parte que
podríamos llamar “interior” del imperio estaba formada por Cirenaica, Egipto,
Celesiria y Chipre, la “exterior” eran las islas de la confederación nesiota,
además de la costa sur y oeste de Anatolia. Se comprende la importancia de la
armada de guerra que garantizase, al mismo tiempo, el comercio ultramarino;
salvo en el caso del valle del Nilo, casi todo eran costas e islas. El impulsor
de la confederación nesiota fue el macedonio Antígono I en el contexto de los
conflictos entre los generales sucesores de Alejandro Magno a finales del siglo
IV a. de C., siendo como fue, aquel, el principal adalid de mantener la unidad
del imperio macedonio, lo que, como sabemos, no consiguió.
[i] Sur de
Siria
[ii] De
Lagos, nombre del presunto padre de Ptolomeo I.
[iii] El
presente resumen está basado en la obra de J. Pascual González, “Egipto en
época helenística: una potencia naval del Mediterráneo”.
[iv] De la
XXX dinastía.
[v] Barcos
de tres bancos de remeros situados cada uno de aquellos a distinto nivel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario