sábado, 26 de octubre de 2019

La inscripción persa de Kartir

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Al suroeste del actual Irán se encuentra Istakhr; muy cerca se puede ver una inscripción y un personaje esculpido de perfil en la roca, tocado en su cabeza, con los cabellos a base de tirabuzones, collar en el cuello y su mano sobre la inscripción, como si la estuviese escribiendo. Pudiera tratarse de un sacerdote sasánida, Kartir, en cuya época parece que dio comienzo una tenaz persecución religiosa contra las demás creencias que no fuesen el mazdeísmo. Hay otras cuatro inscripciones talladas en diferentes rocas de las regiones centrales de Irán, correspondiéndose con la segunda mitad del siglo III, cuando Kartir estuvo al servicio de cinco emperadores persas: Ardasir, Shapur I, Hormuzd I, Bahram I y Bahrum II, a lo largo de buena parte del citado siglo[i].
La inscripción dice que el culto a Ahura-Mazda se convirtió en preeminente, mientras Arhiman[ii] y los demonios fueron castigados y reprimidos. Así, los judíos, los monjes budistas, los brahmanes, los nasoreos (judeocristianos), los gnósticos… y los maniqueos fueron castigados. Se destruyeron los ídolos y en documentos mandados escribir por Bahram, se indicó: Kartir, Cuidador del Alma de Bahran, Maestro de Magos de Ahura-Mazda.
Isabel Campos señala que la interpretación que se he hecho de Kartir es que fue un fanático religioso, empeñado en perseguir a todo aquel que practicase una religión distinta del mazdeísmo. Durante los reinados de los dos primeros sasánidas, Ardasir y Shapur I, existe un testimonio procedente de un sacerdote anterior, Tansar, quien durante el reinado del primero citado dirigió una carta al rey vasallo Tabaristán, donde le hacía una serie de recomendaciones sobre lo que debía hacer con los que se apartasen de la religión oficial: castigos para ciertas transgresiones y, si alguien se obstina y mantiene orgullosamente una práctica prohibida, “que se le dé muerte”. Por lo tanto no hay que esperar a Kartir para ver cierta intolerancia religiosa, aunque algunos consideran que el texto atribuido a Tansar podría ser posterior (siglo VI) con intenciones legitimadoras para la monarquía.
El contexto religioso de siglo III en el Imperio sasánida –dice la autora a la que sigo- sentó las bases de las persecuciones religiosas en los siglos IV y V. Desde el texto inscrito de Kartir hubo una política encaminada a fortalecer la legitimidad de los nuevos gobernantes (que sustituyeron a los partos). Se recurre a la religión (algo nada nuevo y también muy actual) que creó una verdadera unión efectiva entre la iglesia mazdeísta, lo que trajo a favor de su clero puestos importantes en la administración, mientras que la monarquía se presentaba sancionada por el propio dios, hasta el punto de que los emperadores sasánidas llegaron a representar el papel de representantes de Ahura-Mazda en la tierra.
Durante los primeros reyes sasánidas no hay constancia de graves conflictos religiosos, tanto contra otras creencias como dentro del propio mazdeísmo[iii] y el maniqueísmo, que tuvieron en ocasiones el apoyo de algunos reyes sometidos al Imperio. Los judíos, por su parte, parecen estar presentes en Irán desde antes de Flavio Josefo, que hace mención a ellos en Mesopotamia, particularmente en Babilonia. El cristianismo llegó a Irán tempranamente y fue la política de dispersión de Shapur I en Capadocia, Siria y Cilicia, lo que favoreció su expansión, ocurriendo lo mismo con los grupos budistas cuando se produjo la anexión sasánida del Kushan en el norte de la India.
El propio Kartir es consciente de que el conflicto surge cuando la religión mazdeísta se expande, y en algunas inscripciones de Shapur I y Bahran II en monedas se hace ver la identificación entre dicha religión y la “nación” irania. Kartir tuvo una implicación directa en la caída en desgracia y posterior condena del fundador Mani (maniqueísmo) en el año 276. En la inscripción de Kartir se expone todo un programa de represión religiosa, que llevó a situaciones de privilegio a los clérigos mazdeístas, como la construcción de numerosos altares del fuego y prosperidad económica.



[i] Hay un artículo de Isabel Campos Méndez, “Las persecuciones religiosas en la Persia sasánida…”, donde se estudia este asunto.
[ii] Sería el opuesto al dios aunque hermano del mismo.
[iii] Por ejemplo la herejía zurvanista, de Zurvan, un dios mitológico iranio.

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