Hoy sabemos que hay
culturas neolíticas cerámicas y precerámicas, es decir, la agricultura y la
ganadería no siempre se descubrieron a la par que la cerámica. También se puede
decir, de acuerdo con algunos autores[i],
que el pulimento de la piedra no es característica determinante de las culturas
neolíticas, sino que se dio con posterioridad –en algunos casos- a la aparición
de la agricultura, o bien mucho antes, como es el caso de Eurasia central.
La agricultura pudo
darse por primera vez en situaciones donde, por razones religiosas, se prohibió
la caza y el consumo de ciertos animales. Los hallazgos con que contamos hoy
sobre el neolítico peninsular no son muy numerosos y otro tanto podemos decir de la domesticación de animales.
Se suele admitir que la
agricultura y domesticación avanzó desde Anatolia, Siria, Palestina, Irak, Irán
y Afganistán (para algunas especies en este último caso) y quizá los Balcanes.
Entre los milenios IX y VIII se produjo el fenómeno, siendo las principales
especies la esprilla[ii],
que ya se daba de forma espontánea, el trigo, la escanda, la cebada, el mijo,
el lino y los guisantes. En cuanto a los animales que se domesticaron antes, cabras
y ovejas, bóvidos, cerdos y perros. La economía campesina llegó a Holanda antes
de 4000 a. C., viniendo de Rumanía y Bulgaria, por el norte Escandinavia,
Francia e Inglaterra. En la península Ibérica se dio la cerámica impresa que sirvió
para contener cosechas de escanda, esprilla y cebada, además de domesticarse la
oveja.
De la relación
simbiótica ser humano-planta y ser humano-animal, el primero sacó provecho, lo
que también se observa en el continente americano y para otras zonas del mundo.
En algunas zonas se dieron formas locales de agricultura y domesticación,
mientras que en otras se importaron y adaptaron, de manera que cuando llegue el
quinto milenio la agricultura y domesticación de algunos animales ya se
encuentra en la península Ibérica.
Al parecer, en el
mesolítico tardío escandinavo se domesticaron lobos y se han encontrado
bóvidos, cerdos y ovejas de pequeño tamaño entre finales del mesolítico y
principios del neolítico (sauveterriense), entre 8000 y 6000 (epipaleolítico
aziliense), etc. pero según la autora citada esto aún debe probarse.
En Egipto, según
descubrimientos hechos en Nubia y al alto Egipto, parece que entre 15000 y 9000
hubo una actividad recolectora a lo largo del Nilo que, por determinadas
circunstancias, no desembocó en la agricultura como ocurrió en el desierto del
Sudán y en la plana etiópica a partir de especies locales. Lo sucedido en el
quinto milenio no es la llegada de la agricultura desde el próximo Oriente,
sino el reemplazo por especies más apropiadas, traídas de dicha zona.
El trigo se cultivó
mezclado con la cebada, la esprilla se cultivó en los Balcanes y desde Asia
Menor hasta Persia se extendió por Europa del sudeste y centro hasta llegar al
sur de Suecia, Inglaterra y la península Ibérica. La escanda se cultivó en la
Transcaucasia, el sureste de Turquía y Kurdistán, se difundió luego por Europa
llegando hasta occidente, pero también se cultivó en Egipto.
El trigo candeal parece
ser un híbrido de otras especies, habiéndose cultivado en Asia central hasta el
desierto de Siria y luego en Europa. La cebada fue en principio una mala hierba
que, en su forma silvestre, se extendía desde el Este del Mediterráneo hasta
Afganistán, con dos especies, una robusta en Palestina y otra pequeña más al Este.
Otras plantas fueron el mijo y el centeno, pero al igual que la vid y el olivo,
son de aparición más tardía en la península Ibérica.
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