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La Segunda Crónica
Anónima de Sahagún ha sido estudiada, entre otros, por Carlos M. Reglero de la
Fuente[i],
donde se narran los enfrentamientos entre los burgueses de la villa y varios
abades del monasterio durante la primera mitad del siglo XIII.
Pérez de la Calzada fue
removido por unos visitadores papales, Guillermo III fue nombrado cardenal en
1244 y ambos gobernaron el monasterio sucesivamente mientras se producían
conflictos con parte de la población de la comarca.
El autor citado señala
que el futuro papa Celestino III había vivido en el monasterio de Sahagún durante
su etapa como legado papal, concediendo al cenobio diversos privilegios. Luego
se manifestarían las tensiones internas y problemas disciplinarios en el
monasterio que se prolongaron durante todo el siglo XIII.
Durante la primera
mitad de dicha centuria los papas intentaron reformar los monasterios
benedictinos e imponer las normas cistercienses. Con ello querían contrarrestar
la tendencia a la relajación de los monjes, que algunos autores atribuyen a la
actitud de los abades actuando como señores feudales, y a otros monjes que
veían en el monasterio una forma de enriquecerse.
El papa Inocencio III
se preocupó por los monasterios benedictinos de monjes negros (cluniacenses), a
los que intentó reformar de acuerdo con las normas cistercienses. Sus medidas
culminaron en el IV concilio de Letrán (1215), pero ya en el anterior concilio
lateranense (1179) se había intentado reforzar la autoridad episcopal frente a
los privilegios de los monasterios en materia de excomuniones, interdictos[ii],
diezmos, etc. Por su parte el monasterio de Sahagún estaba sujeto directamente
al papa.
El papa Honorio III,
posteriormente, intentó un sistema de visitas, pero no se llevaron a efecto
otras medidas que se habían considerado necesarias para Castilla, mientras que
sí en la Corona de Aragón. Gregorio IX promulgó medidas para atajar la
relajación en materia de alimentación, vestido y propiedad privada cuando se
produjeron los abadiatos de Pérez de la Calzada y Guillermo III.
La primera repercusión
en Sahagún de las decisiones tomadas en Letrán IV fue la resolución de un largo
pleito con el obispo de León sobre los derechos de este en la villa y coto de
Sahagún. La sentencia consistió en reafirmar la autoridad del obispo y ciertos
derechos a su favor, lo que redujo los ingresos del monasterio que, de todas
formas, conservo los privilegios que se contemplaban en el Derecho Canónico y la
sujeción directa al papa.
Pero ello no calmó las
tensiones en el monasterio, por lo que Inocencio III ordenó se le informase de
la veracidad de ciertas denuncias contra el abad Miguel de Grajal por
simoníaco, hechicero, perjuro, homicida y dilapidador. Los delegados del papa
excomulgaron al abad mientras que sus partidarios interpusieron interdicto
sobre el monasterio y villa de Sahagún, que no fue respetado por los monjes, lo
que quiere decir que existían diferencias entre unos monjes y otros dentro del
monasterio, llegándose a la situación de que el abad Miguel no fue depuesto.
Las diferencias dentro
del monasterio podrían deberse –dice Reglero de la Fuente- a que había
conversos de origen noble o de sectores destacados de la comunidad local que tendrían
intereses distintos a los de otros monjes.
El papa Honorio III,
por su parte, encargó al abad cisterciense de Moreruela la reforma de Sahagún,
el cual elaboró unos estatutos que, no siendo respetados por todos, el papa
encargó al abad de la Espina[iii],
también cisterciense, y a los deanes de Astorga y Zamora que revisasen aquellos
estatutos, pero para entonces ya se había producido otro conflicto por la
elección de un nuevo abad tras la muerte de Miguel en 1225.
A finales de 1225 un
abad llamado García aparece como tal en la documentación, y Gregorio IX, poco
después, concedió protección al prior y convento de Santervás[iv],
dependiente de Sahagún, lo que da a entender que no faltaban los conflictos,
siguiendo con sus labores, al margen de aquellos, cilleros, limosneros y otros
oficios monasteriales.
Volviendo a Pérez de la
Calzada llegó a un acuerdo con el obispo de Zamora, Martín II, sobre los
derechos de este en las iglesias de la villa de Bellver (en el Este de la
actual provincia de Zamora) y su alfoz, donde se encontraba el antiguo priorato
de San Salvador de Villacete[v].
Sin embargo este abad tuvo enfrentamientos con el concejo de Sahagún en los que
tuvo que mediar el rey Fernando III: se firmó una concordia renunciando el abad
a ciertos derechos jurisdiccionales a cambio del reconocimiento de la propiedad
de Santa María de Belver (1231).
Estos acuerdos
permitieron al monasterio ventajas de todo orden, incluida la posesión pacífica
de sus heredades, aunque surgió una amenaza cuando el rey Alfonso IX dio título
de villa a la aldea de Villacete. En 1229 dicho rey puso bajo su guarda y
encomienda todas sus heredades en Tierra de León (Cofiñal, Boada, Veneros,
Curueño, etc.)[vi].
El monasterio aún se
vio amenazado por las pretensiones de los ricoshombres, a quienes aquel vedó
tomar conducho[vii]
del cenobio. El rey Fernando III eximió del pago de homicidio[viii]
a los hombres de Bustillo de Cea (hoy en el Este de la provincia de León), el
cobro del portazgo en la villa de Sahagún, etc.
Pérez de la Calzada consiguió que la reina Beatriz tomase bajo su protección el hospital que el monasterio construía junto al camino de Santiago, pues había surgido un conflicto entre el monasterio y el concejo por la construcción de dicho hospital. Los burgueses de Sahagún amenazaron con destruir el hospital, lo que se sitúa –dice Reglero de la Fuente- en el contexto de una revuelta liderada por dos familias que negaban el señorío del abad. Este excomulgó a los rebeldes y el rey envió a su merino a la villa, cuya presencia forzó a aquellos a suplicar el perdón del abad. Estos rebeldes estaban apoyados por algunos monjes parientes de ellos, que también fueron perdonados.
Estas relaciones proyectaron sobre el monasterio los conflictos de bandos que había en la villa, a la vez que convertían la elección de cada abad en un asunto que concernía no solo a los monjes sino a las principales familias de la zona. Pérez de la Calzada era originario de una aldea de dicho nombre (al sureste de la actual provincia de León) y le vemos autorizando las acciones que llevaban a cabo el bodeguero, el cillero, el hospitalero y otros monjes; también arrendando bienes y concediendo un prestimonio[ix].
[i] “Guillermo Pérez de la Calzada, el cardenal Guillermo y la crisis del monasterio de Sahagún en el siglo XIII”.
[ii] Atribución de la posesión de una cosa a una persona o entidad de manera provisional.
[iii] En la actual provincia de Valladolid.
[iv] En el extremo norte de la actual provincia de Valladolid.
[v] Actualmente la iglesia ha sido restaurada para convertirse en casa consistorial
[vi] En el nordeste de la actual provincia de León, aunque hay varios topónimos con el nombre de Boada. Curueño es un río en aquella comarca y Venero se encuentra cerca de Boñar.
[vii] Daba derecho a ser albergado y alimentado en el monasterio cuando se visitaba la zona.
[viii] Obligación de pagar al rey cuando se cometían determinados delitos de sangre.
[ix] Préstamo de un terreno a cambio de algún servicio.
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