En el suroeste de
Saboya se encontraba el marquesado de Saluzzo, un territorio montañoso en los
Alpes entre Francia e Italia. Cerca nace el río Po y sus valles estuvieron
ocupados por glaciares.
Los habitantes,
antiguamente, hablaban francés, provenzal y un dialecto local según los casos,
teniendo mejores relaciones con Francia que con Saboya, en la que terminarían integrándose.
Durante la baja Edad
Media y el Renacimiento se dieron en el marquesado de Saluzzo relaciones
comerciales a un lado y otro del monte Viso, bajo el que se construyó en el
siglo XV un túnel de más de 70 m. de longitud con una relativa pendiente,
siendo la cota más baja la que asoma al territorio italiano. Por dicho túnel,
además de comerciantes con sus mulas, pasó –según algunas fuentes- el rey
Francisco I de Francia con varios miles de soldados.
Entre Francia y Saboya los marqueses de Saluzzo mandaron construir numerosas fortificaciones en el
territorio, algunas de las cuales aún se conservan, pero no solo. Los más
importantes edificios, quizá, son la nueva catedral, construida en el solar de
otra anterior, y el monasterio cisterciense de Staffarda. Este monasterio se
construyó en un terreno boscoso, anegado e inculto que los cistercienses
tuvieron que desecar. En el siglo XIII los templarios también contribuyeron
a la consolidación del marquesado de Saluzzo.
La catedral fue
construida en estilo gótico tardío con una fachada de ladrillo y, como es
habitual en Italia, conserva frescos en el interior pero también en el
exterior. El altar barroco delata las transformaciones decorativas
que tuvieron lugar en el templo.
El marqués Tomás III fue uno de los más notables, habiendo cultivado la poesía y la guerra. Se educó
cuando joven en Francia y ello quizá influyó en el acercamiento a dicho país, que propició, pero también sufrió penalidades: estuvo preso en Turín a
finales del siglo XIV. Ludovico II, en el siglo XV, fue derrotado militarmente
en 1478 por el rey saboyano, habiendo incurrido en algunos desafueros en forma de
crímenes e invasiones; no obstante el marquesado gozó de esplendor durante su
mandato y de su esposa Margarita de Foix. El marquesado aguantaría hasta el
siglo XVII en que se incorporó a Saboya.
Desde el punto de vista
de la cultura tiene la mayor importancia el artista Hans Clemer, un pintor de
origen picardo que trabajó la mayor parte de su vida en Piamonte. A finales del
siglo XV estuvo al servicio de los marqueses de Saluzzo pintando frescos en
iglesias con escenas de la virgen María, pero también pintó escenas mitológicas
e históricas. Luego se afincó en Aix-en Provence.
También en el siglo XV
una familia de apellido Cavassa, al servicio del marquesado, se hizo construir una casa que hoy es orgullo para propios y admiración de viajeros.
Fue construida con ventanas ojivales, probablemente aprovechando un edificio anterior. Francesco Cavassa dio al edificio un gusto renacentista conteniendo bodegas, cocinas, habitaciones para
unos y otros, vestíbulos, etc. en un terreno inclinado. Pasó a manos de otra familia a finales del siglo
XIX, conservando objetos de arte, antigüedades y otros de interés.
(Fotografía tomada de ar.pinterest.com/pin/494762709043503797/),
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