Chasqui en la obra de Guaman Poma de Ayala
Ya sea del imperio incaico
o del español a partir del siglo XVI en este último caso, pues los chasquis
sirvieron a unas autoridades y a otras. Los chasquis eran jóvenes que recorrían
los caminos, costeros unos, otros por las alturas andinas, para llevar recados
desde un lugar a otro, pagados por el remitente, la autoridad o el
destinatario. Como las civilizaciones precolombinas en América del Sur eran
ágrafas, los chasquis, hasta el siglo XVI, llevaban recados orales, con la
dificultad que ello entrañaba para que fuesen transmitidos fielmente o con
defectos y variaciones.
Los chasquis solían ser
hijos de curacas y caciques, pero avanzada la conquista, y sobre todo a partir
del siglo XVII, también españoles pobres, esclavos, soldados, arrieros y otros,
ahora ya portando cartas escritas que algunos autores han estudiado en
profundidad[i].
Las cartas que se conservan por el investigador citado a pie de página son de
los siglos XVII y XVIII, más abundantes de este último, donde se pueden leer
los mensajes entre autoridades, a eclesiásticos, a particulares notables, con
informaciones económicas, luctuosas y de muchos otros tipos.
Eugenio de Quesada ha
estudiado las cartas llevadas por los chasquis en el territorio del Virreinato
de Nueva Granada, que como sabemos tuvo vigencia entre los años 1717 y 1723[ii],
1739 y 1810, y cuando las guerras de independencia de las colonias españolas en
América, entre 1815 y 1822, casi nominalmente en este último caso. Aunque los
chasquis recorrieron largas distancias para poner en comunicación a territorios
tan alejados entre sí (desde Ecuador al norte de Chile y el Río de la Plata),
las cartas estudiadas por el autor al que sigo fueron llevadas, sobre todo, en
territorio actualmente ecuatoriano y colombiano, muy poco poblado en los tres
siglos de la conquista y colonización española.
Los chasquis iban
provistos de una caracola marina en época incaica y luego de una cornamusa para
anunciar su llegada, una bolsa con hojas de coca para vencer el mal de altura,
una vara para defenderse de los animales que les atacasen, un perro solo a
partir de que los españoles llevaron a América este animal y un tocado con la
intención de hacer visible su dignidad al servicio de autoridades. Las cartas
estudiadas tienen fechas desde 1615 hasta 1801, señalándose en ellas el mensaje
o mensajes que se transmitían y también las localidades que interesaban,
pasando los correos por territorios campaces, niguas, yambos, cayapas, malabas,
sigchos, lachas, sindaguas, coaquiqueres y otros[iii];
entre las poblaciones podemos citar San Gil, Pasto, Huaca, Quito, Guayaquil, Latacunga, Otavalo, Manta, Esmeraldas,
Santa Elena, Riobamba y San Pedro de Alausí entre otras.
San Gil quizá fue un
destino último, pues se encuentra al norte de Colombia y fuera del control
incaico, pero sí hispano desde el siglo XVI, al Este de la cordillera de Los
Cobardes y lejos de las alturas andinas que recorren Colombia de norte a sur. Al
suroeste de este país y cerca de la actual frontera con Ecuador se encuentra
Pasto; Latacunga se encuentra al sur de Quito, en uno de los valles andinos
ecuatorianos; y al norte de la citada capital se encuentra Otavalo, en una de
las estribaciones andinas; Esmeraldas en la costa norte de Ecuador, etc.
Debe tenerse en cuenta
la gran extensión del imperio incaico, sobre todo latitudinal; luego del
Virreinato del Perú, por lo que los chasquis recorrían ciertas etapas hasta que
un relevo les sustituía, para lo que existían ciertas residencias. Las
distancias eran menores en el Virreinato de Nueva Granada, pero debemos
entender que se trata de un territorio entre el actual Panamá y Ecuador,
dejando al Este la Gobernación de Venezuela, con accidentes geográficos de gran
dificultad para el eficaz desempeño de los correos. En ocasiones los chasquis
usaban canoas para atravesar ríos, empleaban caminos empedrados, pero otras veces atajos conocidos, sobre todo en las zonas montañosas. A ello hay que
añadir las inclemencias del tiempo, con lluvias muy frecuentes y calor
sofocante en las zonas bajas.
Los chasquis, por lo
menos hasta el siglo XVII, usaron quipus, ingeniosos instrumentos a base de
cuerdas y nudos, exclusivos de las civilizaciones andinas, siendo útiles para
ciertas operaciones contables y otros fines. Las fuentes hablan de que en un
recipiente transportaban caracoles (¿para la alimentación del chasqui, como
obsequio al destinatario o a la autoridad?). Una fuente interesante es la obra
del cronista mestizo (solo culturalmente) Guaman Poma de Ayala, que en su
principal obra[iv]
nos ha dejado ilustraciones de chasquis en su época (siglo XVI y principios del
XVII).
Por lo menos en época
hispánica el trabajo de los chasquis fue regulado legalmente, con minuciosas
obligaciones y severos castigos en caso de incumplimiento. El estudio de las
rutas seguidas por estos correos es de gran interés para conocer la etnografía,
la geografía y otros aspectos históricos, así como las cartas llevadas de unos
lugares a otros para un mejor conocimiento de las mentalidades de aquella
época.
[i] Uno de ellos Eugenio de Quesada, en cuya investigación se basa el presente resumen.
[ii] La intención de la monarquía española de dotar de una nueva planta administrativa a sus colonias en América, llevó a desgajar los territorios de Ecuador, Colombia, Venezuela y algunos otros del Virreinato del Perú, pero en 1723 se interrumpió su vigencia por diversos problemas.
[iii] Josefina Palop Martínez, “Mapa étnico del sur de Colombia y norte de Ecuador durante los siglos XVI-XVII”, 1994.
[iv] “Primer nueva crónica y buen gobierno”.
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