Fortificación de Veracruz
El nieto de Don Diego Alfón Altamirano no pudo sino llegar a
hidalgo, pero tuvo la oportunidad de estudiar algunos años en la Universidad de
Salamanca, lo que le permitió más
tarde ejercer como notario en Cuba, donde se enriqueció con dicha profesión.
Allí llegó de la mano de uno de sus hermanos, que se había aventurado entre los
conquistadores de la isla, y es cuando conoce a Diego Velázquez.
En la España del siglo XVI existía entre ciertos grupos
sociales una mentalidad conquistadora, ya porque se tenía noticia del triunfo
sobre el islam o por el auge que había adquirido la literatura de caballerías.
Así, partiendo de Santiago de Cuba, que se encuentra en el fondo de una amplia
bahía, y bordeando el norte de la isla, una expedición llegó al extremo nordeste
de Yucatán, a Campeche y Champotón y regresó a Cuba (Carenas) quizá después de
tocar la Florida; casi el mismo recorrido hizo otra expedición que bordeó
Yucatán, llegó a la Villa Rica de la Vera Cruz y vuelta por el sur de Cuba
hasta Santiago; la tercera exploración salió igualmente de Santiago pasando por
Trinidad y llegó a la Villa Rica encaminándose por tierra hacia Tenochtitlán,
esta comandada por Hernán Cortés en 1519 (las dos anteriores en 1517 y 1518
respectivamente).
En Cozumel (nortesde de Yucatán) vieron Cortés y los suyos un
templo indígena, lo cual les debió dar una idea de ante qué civilización se
encontraban. Después de esto quizá no cupo la idea de regresar sin más, a pesar
de que no habían recibido permiso del Gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Ya
en territorio mexica estaba entre la tropa Pedro de Alvarado, que había vivido
en Cuba varios años y participado en la expedición de Grijalva en 1518. Como
este quitara a unos indios ciertos alimentos que ellos apreciaban mucho, decidió
Cortés castigar a Alvarado y hacer ver a los indios en qué radicaba su
autoridad.
Encontraron entonces a un náufrago español que hablaba maya
(Jerónimo de Aguilar) y que cumplirá importante papel para la comunicación con
los habitantes del lugar. Luego tuvieron que combatir algunas desavenencias y
encontraron a doña Marina, la Malinche, que serviría a Cortés de amante y de
intérprete, pues conocía el náuhalt. Llegados a Veracruz recibieron emisarios
de Moctezuma, que ya tenía noticia de las andanzas de aquella tropa, no muy
numerosa pero ciertamente extraña para los indios. Le ofrecieron oro y plata a
cambio de que se retirase, lo que no cuadra con la idea que se ha defendido de
que el emperador mexica concibió a los visitantes como enviados por su dios
Quetzatcoalt, pero ello estimuló más a Cortés. Por otra parte el único permiso
que tenía este del Gobernador de Cuba era costear y conseguir oro, pero estaba
claro que la tropa, al menos en parte, estaba en objetivos más ambiciosos.
Decidió entonces escribir Cortés al rey diciéndole que sus
hombres estaban entusiasmados con lo que habían encontrado y le exigían fundar una
ciudad, enviándole como cebo unos escudos de oro y plata respectivamente. Otros
soldados, en cambio, no estuvieron de acuerdo en seguir, probablemente porque
sospechaban lo peor, o porque eran conscientes de que estaban desobedeciendo a
Diego Velázquez. Sea como fuere, Cortés pudo mantener de una forma u otra a la
tropa, que tuvo que combatir en unas ciudades mientras que en otras no fue necesario.
Pero ¿cuáles eran la mentalidad e ideas de Moctezuma? No era un guerrero, sino
un sacerdote; nadie mejor que él para imaginar que Cortés –cuando se produzca
el encuentro- es un dios o enviado por Quetzatcóalt. Cuando se ven cara a cara
el conquistador y el emperador mexica, este parece dudar y temer, mientras
aquel le abraza, lo que era inimaginable para la turba de indios inclinados sin
apenas atreverse a mirar. Quizá fue entonces cuando comprendieron que Moctezuma
no tenía nada de divino, o quizá que Cortés era el señor al que, por
conveniencia, debían servir.
Moctezuma firmó entonces un pacto de vasallaje con el rey de
España y así mismo sus súbditos quedaron convertidos en vasallos. Los indios, no
convencidos, apedrearon al emperador cuando fue expuesto por Cortés ante ellos,
y este es el momento en que le apuñala y decide destruir Tenochtitlán para
construir otra ciudad nueva, con el mismo nombre, en el mismo sitio. ¿Para qué
entonces la destrucción? Para demostrar su poder y que este había cambiado de
manos.
El sucesor, Cuautémoc, intentó escapar pero fue capturado y
llevado a presencia de Cortés, el cual ya era consciente, quizá, de que estaba
haciendo historia. Allí estaba Gonzalo de Sandoval, también procedente de
Medellín (patria de Cortés) y de Cuba, que sustituía a Cortés cuando este se
alejaba del puesto de mando. Estando Cuautémoc ante Cortés, aquel le entregó un
puñal para que lo matase, pues su función estaba cumplida, pero el conquistador
rehúsa, se hace acompañar de él durante varios años hasta que decide matarlo,
quizá en medio de dudas sobre la posibilidad de que el azteca vivo seguía
teniendo la legitimidad entre los suyos.
Todo esto quizá no hubiese sido posible sin la ayuda de
varias comunidades indígenas que, en número de varios millares, ayudaron a Cortés
a avanzar sobre Tenochtitlan, sobre todo los tlascaltecas, acérrimos enemigos y
sometidos a los mexicas. Las “Cartas de Relación”, obra de Cortés para
inmortalizar sus hazañas, son una fuente esencial para, sometida a crítica,
conocer los acontecimientos y mentalidades de la época entre los dos mundos
encontrados. Cuando Bernal Díaz del Castillo sea nombrado alcalde de Guatemala
quizá aprendió a leer y escribir, y según Christian Duverger[i],
pudo ser el autor, por orden de Cortés, de su “Historia verdadera de la
conquista de la Nueva España”, de igual manera que Francisco López de Gómara,
sacerdote que nunca salió de España, publicó varias obras[ii]
quizá por indicación de Cortés. Debe tenerse en cuenta que desde 1527 el rey
prohibió que se publicasen las “Cartas de Relación” de Cortés, quizá porque
podrían significar un endiosamiento del personaje que superase al propio rey,
por lo que era esencial para Cortés que otros continuasen su obra.
Una vez que el conquistador había recibido del rey el Marquesado del Valle de Oaxaca le pareció poco, por lo que insistió en que se le premiase más merecidamente a su juicio; se opuso entonces al rey y esto llevó a no pocos pleitos. Hizo un viaje a Honduras en busca de un río de oro del que había oído hablar (después de la magnificencia de Tenochtitlan ¿por qué no otras maravillas?) y de la tierra de la eterna juventud, pero encontró una feroz oposición de los indios de la zona y su tropa no puede superar las inclemencias del clima tropical, muy distinto al del altiplano. Apresado por un visitador fue llevado a España; regresó a México y mandó construir barcos para nuevas empresas, pero el rey le quitó el marquesado por las quejas que recibía de los indios. De nuevo en España se enroló como soldado en Túnez, batalla en la que España fue derrotada… y muere angustiado "por la congoja de la salvación eterna" en Castilleja de la Cuesta* (1547).
[i] “Crónica de la eternidad”.
[ii] “Historia general de las Indias” y “Historia de la conquista de México” entre otras.
*Al oeste de la actual provincia de Sevilla.
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