El gobierno de Cuba por
parte de Diego Velázquez de Cuéllar estuvo lleno de infortunios con final muy
desfavorable para él, pero antes de la definitiva traición de Hernán Cortés, el
de Cuéllar había fundado no pocas villas en la isla con el resultado de que aún
permanecen con su correspondiente desarrollo histórico.
Velázquez acompañó a
Colón en su segundo viaje a las Indias, pero no sería gobernador de Cuba hasta
1511 valiéndose de Nicolás de Ovando, al que consideró buen conocedor de los
indios, tanto de La Española como de Cuba. En la primera isla citada había sido
criado de Diego Colón, pudiendo ver cómo este, para hacer valer su autoridad,
produjo la matanza de ochenta caciques indígenas. Velázquez colaboró en
pacificar la isla y se hizo, mientras tanto, inmensamente rico, lo que luego le
permitiría, a su costa, armar varias naves y contratar a trescientos hombres
para llegar a Cuba.
Ya en esta isla no dejó
de tener opositores, como es el caso de Francisco Morales, el cual denunció a
nuestro hombre cuando ya Cortés era uno de los secretarios de Velázquez. En
tales circunstancias se deshizo de la autoridad de Diego Colón, causando un
precedente de lo que luego haría Cortés con respecto a su persona, mientras el
rey, en España, estaba informado de casi todo, porque no faltaban quienes le
dirigían cartas por las que se podía hacer una idea del desorden que
reinaba en las tierras recién conquistadas.
Pánfilo de Narváez, que
tendrá su protagonismo más tarde, empezó por desembarcar con 300 flecheros en
Baracoa, extremo este de la isla de Cuba, donde fue atacado por los indígenas
con tal furor que se vio obligado a pedir socorro. Recibido este, se dedicó a
repartir indios a cada cristiano de los que le habían acompañado, comenzando
algo que será común más tarde, en realidad herencia de lo que ocurría en
Europa, pero en las Indias conocido con el nombre de encomienda. Al tiempo
pidió reunirse con varios caciques y les anunció que, desde ese momento, el
señor de todos sería el rey de España.
Velázquez en Cuba no
consiguió evitar los abusos sobre los indios, uno de los cuales, caracterizado
por su resistencia a la dominación española, cuando un franciscano le ofreció
el bautismo antes que la hoguera, contestó que si los españoles estaban en el
cielo prefería el fuego, lo que sabemos por los cronistas de la época. Comenzó
entonces una gran mortandad debida a las viruelas llevadas por los españoles a
la isla, para lo que los indígenas no tenían defensas biológicas, y esto ya
cuando Bartolomé de las Casas se encontraba por primera vez en Cuba (1512).
En uno de los muchos
episodios fueron llevadas dos mujeres y un hombre ante Velázquez, los cuales
tres habían sobrevivido durante varios años desde el naufragio que sufrieron en
anteriores viajes, y esto habla –si no tuviésemos el homérico viaje de
Cabeza de Vaca- de las enormes penalidades que muchos tuvieron que sufrir en esa
aventura y esperanza por encontrar metales preciosos. Decidió entonces
Velázquez visitar la parte oriental de la isla.
Lo cierto es que no
disponemos de ninguna información por parte de la población indígena cubana,
habiéndose conservado solo algunos vocablos que aún perduran y los topónimos
que dan nombre a no pocas localidades. En este caso sí se puede hablar de
genocidio, no buscado, aunque no faltaron las crueldades, y este es el origen
de la abundante población negra en Cuba, ya que la indígena fue extinguida por
completo. El curso de los acontecimientos, sin embargo, continuaba: llegaron
algodón, vacas, puercos, ovejas y esclavos negros, además de otras mercancías procedentes de Castilla, Jamaica y La Española.
Como no existían
monedas para el intercambio de mercancías, el poco oro encontrado se
fraccionaba para las transacciones, pero Velázquez no permitió la venta de
esclavos, y solo aceptó que realizaran trabajos en el servicio doméstico para
los que los habían llevado. Unos y otros veían en sus iniciativas la
posibilidad de gloria, pues en 1515 Pánfilo de Narváez informó al rey sobre la
gobernación de Velázquez en Cuba, pero ello no impidió que recibiese permiso de
Velázquez para armar una flota con destino a Yucatán, poco después de que
hubiesen llegado a Cuba unos españoles entre los que se encontraba el joven
Bernal Díaz del Castillo. La llegada a Yucatán resultó un desastre para el
ejército de Narváez a manos de los naturales, de lo que tuvo noticia Velázquez,
pues le fueron enviados dos indios que hicieron de “lenguas” (intérpretes).
Otro viaje fue el de
Juan de Grijalba con cuatro naves para bordear la isla, en el curso del cual
hizo acopio de recursos (aceite, tocino, ovejas, gallinas…), de lo que fue
informando el gobernador. Por su parte Pedro de Alvarado llegó a Santiago de
Cuba con oro, hombres heridos, enfermos y mantas mexicanas, pudiéndose
comprobar el colorido y calidad de las mismas. También Grijalba regresó a Cuba
desde México, informando a Velázquez de que los indígenas no tenían nada de
amigables (era la zona que luego se llamaría Veracruz) habiendo sido recibido,
no obstante, por una representación de Moctezuma.
Quizá estas noticias
hicieron al gobernador renuente para dar el salto al continente, lo que haría
Hernán Cortes desobedeciéndole. En todo caso Grijalba fue el primer español que
pisó tierra continental de América, pero no le estaría a él reservada la fama.
Cortés, por su parte, estaba en Indias desde 1504, dedicándose en La Española a
criar ganado, y más tarde sería nombrado alcalde de Santiago de Cuba. Este
ascenso quizá le hizo concebir –además de las noticias que tuvo de Grijalba y
Alvarado- con el andar del tiempo, la posibilidad de capitanear el salto al
continente, lo que llevó a cabo en 1519 con 11 navíos y seiscientos hombres,
poco después del regreso de Grijalba.
Una vez en territorio
mexica, Cortés y sus hombres entran en contacto con grupos tlaxcaltecas,
sometidos y opositores de los aztecas, reclutándolos para embestir, si se diera
el caso, al rey de aquellos mexicas. Pero antes envió un cargamento de oro al
rey, quizá para legitimar su acción al margen de su superior, el gobernador
Velázquez. Este se quejó ante el monarca reiteradamente, pero sin éxito alguno.
Reclutó entonces a hombres de la isla en buen número contra Cortés, mientras
testigos ante Velázquez se prestaron a informar al rey sobre la desobediencia
de enviar oro a España sin permiso del gobernador, rogando este que se diese
orden de que los cargamentos fuesen reenviados a Cuba, a lo que el rey hizo
caso omiso. La armada de Velázquez tampoco tuvo éxito, pues una epidemia de
viruela se lo impidió. Además, el Oidor de La Española no autorizó dicha
armada, a lo que Velázquez desobedeció, y en esta ocasión no tuvo inconveniente
en embarcar a mil indios cubanos con viruela, entrando la enfermedad en el
continente. Así estaban las cosas entre unos y otros.
La intención de
Velázquez era deslegitimar a Cortés ante las autoridades mexicas, llevando la
capitanía de la expedición Páfilo de Narváez, que fue vencido por Cortés,
aunque más tarde fue perdonado por este. Lo curioso es que las naves enviadas
por Velázquez al continente sirvieron a Cortés para aumentar su ejército, y los
que se opusieron al conquistador sufrieron ahorcamientos o fueron apresados. El
rey español estuvo informado de la traición de Cortés, pero debía interesarle
más el oro que parecía le podría proporcionar, e incluso este se quejó ante el
monarca diciendo que enviar combatientes contra él debía ser castigado. Lo que
vino luego ya es más conocido…
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