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Es correcto decir que
las guerras de independencia americanas de la monarquía española fueron guerras
civiles, no solamente porque los ejércitos enfrentados estaban formados por
peninsulares y americanos, sino porque en los ejércitos patriotas hubo disensiones,
enfrentamientos y guerras que alargaron el proceso. La idea simplista de que
hubo solo dos bandos, uno realista y otro patriota, no obedece a realidad
alguna.
Sobran los ejemplos
para confirmar lo dicho, pero aquí nos vamos a referir a Andrés de Santa Cruz,
nacido en 1792 de padre español y madre mestiza, heredera esta de un cacicazgo
o curacazgo, por lo que pertenecía a la nobleza española[i] y
a la andina. El mismo Santa Cruz primero luchó en los ejércitos del rey de
España hasta que fue derrotado, y bien por conveniencia, por convicción o por
sentido de la realidad (corría el año 1820 y las cosas pintaban mejor para los
patriotas) se pasó al bando que había combatido desde 1815, si bien siendo
entonces muy joven.
La independencia de
Perú y Bolivia, como otros casos[ii],
se produjo en combinación de las fuerzas partidarias de la independencia, pero
con no pocas desavenencias y traiciones entre ellas. Un ejemplo es la guerra
federal entre el sur y el norte, con participación indígena, que enfrentó a ejércitos
peruanos, bolivianos y argentinos, contra ejércitos chilenos y argentinos entre
1836 y 1839, por lo tanto cuando ya los ejércitos españoles se habían retirado
de sus antiguas colonias[iii].
Parece que Santa Cruz siempre aspiró a una confederación o unión entre Perú y
Bolivia (este último país fue conocido durante mucho tiempo como Alto Perú), y
el mismo Santa Cruz llegó a ser Presidente del Gobierno peruano durante el
mandato de Simón Bolívar; luego aspiró a presidir el país pero fue elegido José
de la Mar (1827), dedicándose entonces a conspirar junto con otros hasta conseguir
destituirlo. De la Mar había estado al servicio del Virreinato del Perú, luchó
en el ejército realista antes de pasarse a los patriotas, y como queda dicho,
fue Presidente del Perú después de haber colaborado con Bolívar en tareas
gubernativas. Parece un ejemplo más de guerra civil entre americanos, pero hay
muchos otros.
A Bolívar se le
considera en América latina “el libertador”, pero lo cierto es que su política
de unión territorial en la Gran Colombia fue traicionado por sus colaboradores,
entre los que se encuentra José de la Mar. El protagonismo de estos caudillos durante
las guerras de independencia de la metrópoli española les encumbró social y
políticamente, razón por la que aspiraron a llevar adelante sus propios
proyectos, en muchos casos personales, como ocurrió en España tras las guerras
de 1808 y 1833.
No se entiende la
historia política de América latina de los siglos XIX y XX sin tener en cuenta
el protagonismo del ejército, un estamento que pretendió sustituir o colaborar
con las aristocracias respectivas, con los hacendados o dueños del dinero y con
las potencias europeas emergentes, particularmente Inglaterra y Francia.
A tal punto esta
interpretación se puede considerar correcta que fueron muchos los casos en que,
independientemente de las políticas llevadas a cabo, en ocasiones
modernizadoras, la pretensión de perpetuarse en el poder fue constante, como
constante la sucesión de constituciones políticas hechas al dictado del grupo
hegemónico en cada momento; y de ahí los continuos golpes de estado, asonadas,
pronunciamientos y guerras civiles que lastraron a las jóvenes repúblicas. El
periplo vital y político de Andrés de Santa Cruz antes, durante y después de la
independencia de Perú y Bolivia, muestra en una sola persona lo que decimos,
hasta el punto de que de exaltarlo pasó a ser denostado.
Son pocos los casos en
los que, tras unos años de servicio al Estado, se produjo una retirada ordenada
a los empleos civiles o militares correspondientes. La permanente tentación de
los jefes militares (incluso los de mediano escalafón) a interferir en la
vida política de los países es evidente.
[i] El ascendiente más antiguo conocido era oriundo de la actual provincia de Cáceres, y ya estaba al servicio del Rey, como militar de alta graduación, a finales del siglo XVII.
[ii] Los Estados que formaron la Gran Colombia, los territorios del istmo americano, el conflicto bonaerense con las provincias, el caso de Venezuela, etc.
[iii] Aunque se suele hablar de reinos y no de colonias cuando se trata de Nueva España, Perú, Guatemala, etc., en otros casos se acepta el término colonia en un sentido amplio. La batalla de Ayacucho, en 1824, se considera la última derrota militar española.
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