Fotografía antigua de Chihuahua (m.facebook.com/groups/1188088568001341/)
Cuando estalló la
segunda guerra anglo-bóer, Willem Snyman, residente en la colonia del Cabo, con
algunos parientes y amigos se trasladaron al norte para unirse a las repúblicas
bóeres, pero tras la guerra se refugió en Estados Unidos y tuvo ocasión de
entrevistarse con el vicepresidente Teodoro Roosevelt, de ascendencia
holandesa, que estuvo dispuesto a proporcionar asilo a los refugiados bóeres.
Así fue en la poco poblada Texas y en el suroeste, pero Snyman estuvo
interesado en el norte de México y emprendió viaje, en 1902, para comprar
tierras más baratas que en Estados Unidos.
Llevaba una carta de
Roosevelt para el presidente Porfirio Díaz, pero en la capital mexicana fue
recibido por el secretario de Hacienda, el cual mostró interés por la
colonización del norte después de la pérdida de más de la mitad del territorio
mexicano en la guerra de 1846-1848; era una forma de garantizar que por parte
de Estados Unidos no hubiese más pretensiones expansionistas. Un entusiasta del
poblamiento del norte mexicano fue el ingeniero Roberto Gayol y Soto[i],
que publicó un informe sobre la colonización de las zonas poco pobladas y la
necesaria irrigación, haciendo ya alusión a la posibilidad de reclutar
granjeros de Sudáfica, además de otros países europeos.
Por su parte, Snyman se
fijó en algunos terrenos en las cercanías de Santa Rosalía[ii]
(Chihuahua), que consideró aptos para el cultivo y pastos, encontrando parecido
con las tierras que conocía en Sudáfrica. Otro pionero, Viljoen, había avistado
terrenos en Nueva Inglaterra y el oeste de Estados Unidos, y a comienzos de
1903 se reunió con Snyman en El Paso, Texas, para emprender juntos otro viaje a
México, logrando entrevistarse con el presidente Porfirio Díaz, el cual les
invitó a que visitaran unos terrenos baldíos que pertenecían al Estado en el
valle del Yaqui, Sonora, y cuando aquellos visitaron los terrenos se quedaron
impresionados del clima y el tipo de suelo, así como de la hospitalidad de los
sonorenses, pero veían una dificultad en la abundancia de bosques, lo que
implicaba la necesidad de invertir una gran cantidad de dinero que no tenían.
Intentaron entonces
obtener dinero en Estados Unidos dando conferencias sobre los bóeres, y Viljoen
obtuvo ganancias por la publicación de dos libros sobre su participación en la segunda
guerra anglo-bóer. A finales de 1903 los bóeres de Viljoen firmaron un contrato
de colonización con el gobierno mexicano, el cual les dio un crédito para la
compra de más de 33.000 hectáreas en la ex hacienda Santa Rosalía (Chihuahua),
un punto cercano a la confluencia de los ríos Conchos y San Pedro. Snyman
también obtuvo un crédito bancario hipotecando la hacienda, quedando
comprometido, además, a traer un mínimo de 500 personas en un plazo de tres
años. Así empezaron a llegar bóeres que fueron exentos de la mayor parte de los
impuestos durante diez años, pudiendo importar herramientas agrícolas sin pagar
aranceles. También estuvieron exentos del servicio militar, a menos que México
fuera invadido (estaba en la memoria la guerra con Estados Unidos en 1846).
En cuanto a la
nacionalidad, una ley les invitaba a alegir la que deseasen, pero se esperaba
que fuesen aceptando la mexicana, y así fueron llegando bóeres en ferrocarril
desde El Paso, después de haber adquirido cada familia herramientas agrícolas,
tiros de caballos y una vaca. Los bóeres se quedaron con los trabajadores que
lo habían sido de la hacienda Santa Rosalía y todo parecía ir sobre ruedas,
pero las dificultades de un idioma ajeno les alejó del resto de la población
durante algún tiempo, lo que no afectó a todos, pues algunos bóeres hablaban
varios idiomas. Después de unos meses los terrenos estaban listos para la
siembra de trigo, y durante los meses de mal tiempo se construían y mantenían
casas, establos y corrales. Las mujeres cultivaban jardines y campos de
verduras, así como daban de comer a las aves de corral, tejían en sus ratos
libres y quizá llevaban la administración de la granja, sobre todo cuando los
hombres estaban de viaje.
Así fueron llegando más
familias que se incorporaron a la colonia, y Viljoen, que había regresado de
Sudáfrica, trajo con él diez familias bóeres, y la primera cosecha de trigo fue
abundante: la colonia prosperaba pero Viljoen quiso buscar otros terrenos y
viajó hasta El Paso, comprando, a finales de 1906, dos parcelas en las
cercanías de Chamberino[iii],
pues las tierras de su familia se habían inundado por un desbordamiento de los
ríos Conchos y San Pedro como consecuencia de unas fuertes lluevias. Otros
colonos también se vieron obligados a abandonar sus terrenos y se mudaron a las
zonas mineras de Chihuahua en busca de empleo.
Hubo otros problemas,
como no poder hacer frente a los pagos de los préstamos recibidos, y el hecho
de que muchos de los bóeres no estuviesen dispuestos a adoptar la nacionalidad
mexicana daba a entender que no se quedarían más tarde o más temprano; esto no
interesaba al gobierno mexicano. Aún así, en 1908 más de 20 familias bóeres se
encontraban establecidas en la colonia de Chamberino, a los dos lados de la
frontera. Snyman y su familia permanecieron en Chihahua (rancho La Regina, que
había comprado). En otro orden de cosas se había desarrollado la red
ferroviaria en la zona y los colonos de un lado y otro podían viajar, lo que
facilitó que los bóeres siguiesen con una costumbre adquirida en Sudáfrica,
casarse entre sí, aún no siendo todos del mismo grupo étnico.
Viljoen y otros colonos
bóeres del valle de La Mesilla (extremo oeste del estado de Texas) se
convirtieron en prósperos granjeros y ganaderos, principalmente debido a una
eficaz técnica de riego, e incluso Viljoen ocupó cargos públicos en Nuevo
México: administrador de correos de Chamberino, presidente del Western Mesilla Valley Farmer’s Unión y
coronel de la Guardia Nacional. Otros grupos también llegaron para instalarse
como colonos en Chihuahua y los estados próximos en el país del norte, pero el
plan colonizador no fue exitoso en líneas generales, ya que a pocos años de
haber sido fundada, la colonia chihahuense comenzó a fragmentarse por la
decisión de Viljoen de establecer otra colonia al otro lado de la frontera: de
nuevo se habían inundado los terrenos por las crecidas de los ríos, a lo que
hay que añadir el no poder quedarse como propietarios si no se naturalizaban
mexicanos, y es que históricamente los bóeres habían sido un pueblo migrante,
acostumbrado a ir de un lugar a otro[iv].
¿Qué razones habría para que no volviese a ocurrir lo mismo?
Aquellos bóeres que se
habían asentado hacía tiempo en Sudáfrica vieron aparecer en el Cabo de Buena
Esperanza a los primeros británicos para colonizar el territorio cuando
alboreaba el siglo XIX; muchos emigraron entonces a los territorios anexos del
norte; décadas más tarde atravesaron los ríos Orange y Vaal, cruzaron la sierra
Drakensberg y se asentaron en la zona costera de Natal. Desde ese momento
tuvieron contacto con los pueblos indígenas (zulúes) e intentaron establecer
repúblicas independientes, enfrentándose a los británicos en Congella hasta que
estos anexionaron Natal; de nuevo fueron derrotados los bóeres en Boomplaatz
cuando mediaba el siglo.
Los bóeres llegaron a
formar dos repúblicas independientes (Orange y Transvaal), lo que contribuyó a
considerarse un pueblo integrado. Allí trabajaron, practicaron su calvinismo
traído de Europa, establecieron escuelas para niños y escucharon los sermones
de los predicadores. En torno al río Vaal se descubrieron diamantes que despertaron
el interés de los ingleses, pero también produjo la división en facciones de
los bóeres. En 1880 estalló la primera guerra anglo-bóer con victoria para los
segundos y se descubrió oro en Transvaal, lo que alarmó al líder Paulus Kruger.
Estalló la segunda guerra anglo-bóer en 1899, ahora favorable a los primeros,
pero los segundos no aceptaron la derrota y empezaron una guerra de guerrillas:
los presos hechos por los ingleses fueron llevados a Santa Elena, Bermudas,
Ceilán e India... otros fueron desplazados a Angola, Zambia, Kenia y Rodesia.
Bóeres ricos y bóeres pobres, muchos privados de poseer tierras, sequías
prolongadas…y esto llevó a algunos a emigrar a América.
[i] 1857-1936. Miembro de la “generación de los científicos”, destacó en obras de drenaje de los suelos.
[ii] Hay otra población con el mismo nombre en la baja California.
[iii] En el extremo sur de Nuevo México, muy cerca de la frontera mexicana.
[iv] Taylor, Lawrence Douglas, “La colonización bóer en Chihuahua y el suroeste de Estados Unidos…”. En esta obra está basado el presente resumen.
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