martes, 9 de mayo de 2023

Sefardíes en Túnez

 

Entre los expulsados del reino de Aragón, un número de safardíes que embarcaron en los puertos aragoneses y catalanes [incluye a los puertos del reino de Valencia] eligieron Túnez como destino final, escribió el cronista Andrés Bernáldez[i], y sigue diciendo que muchos llegaron a Italia y otros a tierra de moros, al reino de Túnez y de Tremecén…

Antes de seguir procede conocer la situación política de Túnez durante la Baja Edad Media y los siglos “modernos”, gobernado por la dinastía de los hafsíes, bereberes masmuda, entre 1229 y la segunda mitad del siglo XVI. Tras la muerte de Abou Amr Uthman en 1488, que había gobernado Ifriqiya, el Este de Argelia y el oeste de Libia, se desencadenó el desorden entre sus sucesores: uno de ellos asesinó a su tío y cegó los ojos a su hermano, pero fue vencido en 1489. Gobernó entonces Abû Zakariyâ’ Yahyâ hasta 1494, en que murió de peste, y le sucedió Muhammad IV hasta 1526. En este tiempo es cuando llegarán a Túnez sefardíes procedentes de la península Ibérica.

La inestabilidad política ha sido caldo de cultivo para que las minorías sufriesen más, y la dura política del sultán Mulay al Hassan (1526-1543) llevó a revueltas en varias de las regiones, que propiciaron la derrota frente a los turcos primero y luego frente al ejército del rey de España, Carlos I: esto fue un impacto muy negativo para la comunidad sefardí de Túnez. La matanza y el pillaje de las tropas españolas hizo que los judíos huyeran (1535) al desierto, mientras que otros fueron pasados a filo de espada o cautivados[ii].

Los sefardíes en Túnez fueron conocidos como grana, liorneses o portugueses, siendo los segundos, llegados desde Livorno[iii], durante el siglo XVII. Al igual que Marruecos y Argelia, –dice Houssen Eddine- Túnez fue una plataforma de recepción tradicional de judíos ibéricos, estableciéndose entonces relaciones entre los judíos locales que estaban asentados en el norte de África desde hacía muchos siglos. Ya a finales del siglo XIV hubo judíos que abandonaron España para huir de los “progromos” que tuvieron lugar, estableciéndose relaciones comerciales entre ellos y los tunecinos en el siglo XV. Desde Túnez algunos sefardíes mantuvieron contactos comerciales con Valencia, Mallorca y Almería.

Houssen Eddine encontró un documento que califica de “raro”, fechado en 1495, donde un tal Ruy López de Medina, judío originario de Coria convertido al cristianismo, es acusado de haber sacado de la península Ibérica oro, plata y las demás cosas vedadas. El calificativo de raro se debe a que Ruy López declara en él que de sus seis hijos, cuatro habían sido cautivos de los musulmanes, que volvió a España con su esposa y sus hijos “desnudo y muy pobre”, pero –se pregunta Houssen Eddine- el sufrimiento de Ruy López ¿tuvo lugar en la ciudad de Túnez o en su camino de vuelta a tierras españolas? Y el mismo autor señala que quizá López no era sincero en esto último, porque se trataba de no descubrir el que se hubiese llevado objetos de valor en la época, lo que prohibió el edicto de expulsión de 1492.

Los sefardíes que llegaron a Túnez desde finales del siglo XVI a través de Livorno y otras ciudades europeas, viajaron luego a otros países, tomando Túnez como un destino provisional. Uno conocido como “el tunecino” salió de España en dirección a Túnez y en 1510 se marchó a Roma, Florencia y finalmente Venecia, donde murió. Un caso particular es el de Abraham Zacuto, que quizá podría encabezar la nómina de sefardíes notables; había nacido en Salamanca en 1452 y murió en Damasco en 1515, habiendo estudiado medicina y astronomía, marchándose a Portugal después de la expulsión de 1492. Cuando el rey Manuel decretó la expulsión de los judíos de su reino en 1496, Zacuto se marchó a Túnez. Como este caso hay otros, ya se trate de notables o de simples comerciantes y artesanos, debido en parte a la complicada geopolítica del Mediterráneo en los siglos que estamos tratando.

Un Abraham Levy, mallorquín, se marchó a Tremecén a partir de 1492, y está en Túnez en 1507, pero los grandes desplazamientos probablemente solo fueron posibles en los casos de unos pocos, pues el coste de los mismos era alto. Con la ocupación por los Reyes Católicos de Mazalquivir[iv] en 1505, Orán en 1509, Bujía y Trípoli en 1510, no había tranquilidad para los judíos, y de ahí el trasiego de un lugar a otro, bien a corta distancia o a larga.

Durante el siglo XVII encontramos sefardíes en Livorno y Pisa, pero también había judíos livorneses en Argelia, y en el siglo XVIII destaca la obra del trinitario toledano fray Francisco Ximénez de Santa Catalina, hoy fuente esencial para los estudios orientales españoles. Mostró interés por las crónicas tunecinas y adquirió y copió manuscritos moriscos, así como estudió la regencia otomana de Túnez[v]. Durante el siglo XVII y parte del XVIII hubo prosperidad económica y una relativa tolerancia religiosa, pero esto no es suficiente para evitar el sufrimiento de las minorías, a no ser que algunos hubiesen alcanzado importantes puestos en la Administración pública o en la profesión.

Y cabe preguntarse cuál fue la actitud de los habitantes locales respecto de los judíos venidos de fuera: algunos musulmanes les prohibieron entrar en las ciudades, y en otras ocasiones los sefardíes fueron asentados en barrios destinados a ellos, como ocurría en las ciudades ibéricas. En cuanto a Fez, quizá la capital de los migrantes judíos en el norte de África, parece que dio buena acogida, o al menos tolerancia, a los judíos cristianos de la península Ibérica, pues el interés económico primaría, pagarían el impuesto de capitación (yizia) y así contribuyeron a aumentar los ingresos del estado.

Queda por dilucidar si hubo o no continuidad entre la diáspora sefardí antes y después de 1535: Houssen Eddine considera que tras las acciones militares de Carlos I en Túnez se instaló una crisis financiera en el país que no haría atractivo nuevos avecinamientos; por otra parte, los sultanes hafsíes tuvieron que pagar a los españoles lo que estos les impusieron, y este puede ser el comienzo del fin de la dinastía. Pero hay entonces un factor que vino a favorecer la instalación de liorneses en Túnez por medio de la comunidad morisca de origen ibérico, y cita a Lionel Levy cuando este aporta datos de lo que llama “el siglo morisco en Túnez” (el XVII): colaboración comercial entre sefardíes liorneses y moriscos tunecinos.


[i] Conocido como el cura de Los Palacios, nació en Fuentes de León (Badajoz) a mediados del siglo XV, y falleció en Los Palacios (Sevilla) en 1513. Es autor de la crónica “Historia de los reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel”.

[ii] Houssen Eddine Chachia, “La diáspora sefardí en Túnez: de finales del siglo XV a mediados del siglo XVIII”.

[iii] Ciudad de Italia en el noroeste de la Toscana.

[iv] Actualmente en el noroeste de Argelia.

[v] “El trinitario Fray Francisco Ximénez en Túnez…”, número 13 de la revista Casa de Velázquez, enero de 2014.

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