sábado, 24 de septiembre de 2016

La decadencia de las póleis griegas

Relieve en el sarcófago de Alejandro


Dice Antonio Tovar[1] que el comercio y la piratería permitieron la aparición en la Creta prehistórica de unas cien ciudades mientras que siglos más tarde, un apátrida errabundo como Aristóteles creyó que el hombre no se distingue de los animales sino por su sentido de lo bueno y de lo justo. Entre el salvaje bestial que no conoce la vida civil  y el dios que se basta a sí mismo (los filósofos helenísticos vendría pronto con la doctrina estoica) está el hombre, y este, en el mundo griego, no puede vivir sino en la ciudad. La vida ética para Aristóteles tiene su fundamento en la vida política, es decir, en la vinculación del hombre a su pólis.

Desde finales del siglo IV hasta el I a. de nuestra era, se desarrolla una lenta desaparición de las póleis griegas, pero no en su sentido físico, sino políticamente hablando, van dejando de ser lo que fueron y se integran en estados territoriales donde el rey ejerce un poder enorme que no tiene nada que ver con las “libertades” de aquellas póleis. Es cierto que los reyes helenísticos fundan ciudades a docenas, pero no son póleis, son ciudades donde el cosmopolitismo se impone y el concepto de ciudadano se va transformando. No quiero decir que esto sea malo: aquí solo sigo al autor citado para explicar, magistralmente como él lo hace, el lento periclitar de aquel tipo de organización política típicamente griega.

¿Cómo es posible que las ciudades fundadas en Bactria o en Mesopotamia tuvieran algo de póleis? Más bien lo que surgen son cosmópolis, como lo fue Alejandría, única verdadera ciudad al norte de un desierto y un río donde las antiguas ciudades egipcias estaban en decadencia o destruidas. Lo mismo ocurre cuando Seleuco traslada la capital de su reino desde Babilonia a Antioquía. Los reyes de Siria intensificaron su política de fundaciones con Apamea, Seleucia de Pieria[2] y Laodicea[3], y en oriente Ecbátana[4] y Susa.

El derecho civil ático se va extendiendo por los estados helenísticos, con variaciones locales, mientras que el derecho marítimo rodio prevalece. Atenas sigue teniendo una importancia extraordinaria como ciudad, pero no ya como pólis, mientras que en amplias regiones como Lócride[5] y casi toda Arcadia[6] más el noroeste de Grecia, no habían existido nunca póleis.

Como Grecia –en época anterior- no tenía suficientes bosques para construir sus barcos y carecía casi por completo de metales, mientras que su población crecía, surgió el fenómeno de las colonizaciones, por lo que algunas póleis sufren una despoblación ya en el siglo V a. de C. Además están las continuas guerras que llevarán más tarde a los reyes helenísticos a buscar las inmensas reservas metálicas de Asia.

Tovar dice que un año para fijar el fin de Atenas (como entidad política) es el 262 a. de nuestra era, cuando es sometida por Antígono Gonatas, adepto al estoicismo. Entonces Atenas ya no tiene escuadra, los arsenales están vacíos y quizá Lácares tiene alguna responsabilidad en la muerte del estado ateniense. Sobornado por Casandro, se hizo tirano de la ciudad. Antes Atenas había negociado la ayuda de los reyes de Egipto y Tracia para recuperar el Museo, la colina que con su guarnición macedonia vigilaba la ciudad; los atenienses reconquistan Eleusis y, en 288-287, cuando Demetrio Poliorcetes atacó Atenas, fracasa.

En las ciudades helenísticas empiezan a establecerse las normas que obligan a los ciudadanos ricos a hacerse cargo de la construcción de las naves, de pagar las festividades, de sostener los espectáculos, en los que participan gratuitamente los pobres. Esta política social –dice Tovar- se produce al mismo tiempo, sin que tenga que haber una relación de causalidad, la decadencia en el interés por la cosa pública, la religión se desliga de la pólis cuando ya se había acusado a Sócrates de que no creía en los dioses.

Es también en Atenas, donde la filosofía predominaba, el rey macedonio Casandro había gobernado mediante un filósofo a finales del siglo IV y los panteones orientales fueron constituyendo un sincretismo junto con los dioses griegos. Cuenta Plutarco que el tirano Aristodemo de Megalópolis[7] fue asesinado por unos ciudadanos que eran discípulos de Arcesilao. Por tanto la autonomía de las ciudades desaparece y la supuesta devolución de la misma es un espejuelo que usan los dinastas para atraérselas en sus luchas. Antígono Dosón, rey de la última dinastía de Macedonia, utilizó promesas en este sentido, y en Jonio hizo lo propio Antíoco II de Siria.


La crisis de las póleis es larguísima; cuando cesaba el peligro los reyes volvían a arrebatar la supuesta autonomía dada a las ciudades y las gobernaban mediante un epistátes o delegado que intervenía las decisiones de los magistrados. La presión de las guarniciones macedonias en Grecia fue fuerte alrededor de ciertos puntos estratégicos: Acrocorintio[8], el Pireno o Muniquia[9], Calcis[10]… En realidad las ciudades griegas usaban de la libertad que se les concedía para servir de peones, como ocurrió con las ciudades de Grecia que intervinieron en las guerras entre Egipto y Macedonia.

Las póleis volvieron a luchar entre sí encarnizadamente y mientras que en el siglo IV era muy extraño que una ciudad fuese saqueada a manos de otra, en la toma de Mantinea[11] por la liga aquea, en 223 a. de C., esta horrenda costumbre desapareció. Filopemen[12] vendió a muchos espartanos como esclavos y derogó las leyes de Licurgo. También con la ruina de las ciudades marítimas reaparece la piratería y la inseguridad era grandísima en la Grecia del siglo III ante de nuestra era. La clase media de artesanos y comerciantes fue empobreciéndose y tuvo que sufrir la competencia de la mano de obra esclava, que hizo también bajar muchísimo los salarios, lo que contrajo el comercio interior. La diferencia entre ricos y pobres aumentó y la emigración no se produjo para fundar colonias sino para sobrevivir.

Con Alejandro aparece la ciudad “universal” como Alejandría o Antioquía y ahora cobra contraste el pensamiento de Platón cuando dijo que “el rebaño está bien gobernado porque no se gobierna a sí mismo, mientras que los hombres están gobernados por hombres. En materia religiosa Ptolomeo I favoreció el desarrollo del culto al egipcio Sarapis…

Pero la época helenística crea mucho y demuestra una colosal vitalidad, aunque las póleis vayan despareciendo como forma de organización política. Es entonces cuando la ciencia griega llega a su mayor altura; la medicina, la astronomía, la erudición literaria, las matemáticas, la técnica alcanzan su mayor altura y solo serán superadas en el Renacimiento. Las conquistas y los descubrimientos del siglo IV y la colonización de oriente provocan, eso sí, incoherencia e inarmonía. Subsisten secundariamente póleis como Rodas, Argos y Mesene[13], resucitada para contrapesar a Esparta, Bizancio y Cízico[14].

La fusión de griegos y bárbaros, que Alejandro planeó genialmente –dice A. Tovar- dejó a su muerte de ser un ideal hasta que el estoicismo y el cristianismo vinieron a considerar que el ser griego no significaba, necesariamente, ser superior al bárbaro. La lucha social se complicó aún más que la lucha política. Agis[15] y Cleómenes[16] quisieron establecer en Esparta un régimen de justicia social que tiene mucho que ver con lo que los Graco intentaron en Roma.

Cuando las legiones romanas hagan su aparición en Grecia, tomando Corinto y otras ciudades a mediados del siglo II a. de C., aparecerán al principio como libertadores de la dominación macedonia, pero el propio Tito Quincio Flaminio[17], al tiempo que declaró libres a los griegos, comenzó a saquear toda la Grecia central y del norte. De su expedición se llevó doce millones de sestercios. La piratería vino a intervenir en estas luchas como aliada de Filipo V[18] de Macedonia, del tinazo espartado Nabis[19], de los etolios… La falta de capacidad de las ciudades para mantener el orden la impuso Roma, que ejerció sobre Grecia una suerte de protectorado.


[1] “La decadencia de la pólis griega”.
[2] Cerca de la desembocadura del río Orontes.
[3] En el suroeste de Anatolia.
[4] Al este de los montes Zagros.
[5] Al norte del golfo de Corinto.
[6] Al norte de Esparta.
[7] Al norte de Esparta.
[8] Cerca de Corinto.
[9] Colina fortificada de Atenas.
[10] Al norte de Atenas.
[11] En el centro del Peloponeso.
[12] Estrategós de la liga aquea entre finales del III y principios del s. II a. de C.
[13] Antigua Mesenia, en Sicilia.
[14] Al sur del mar de Mármara, en la Propóntide.
[15] Rey de Esparta entre 265 y 242 a. de C.
[16] Rey de Esparta desde 235 a. de C. fue inspirado por Agis.
[17] 228-174.
[18] Rey de Macedonia de 221 a 179.
[19] Rey de Esparta de 207 a 192.

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