Cuando el gobierno chino pidió la intervención de la Asamblea de la Sociedad de Naciones sobre Manchuria, fue porque los intentos de paz hechos con anterioridad no habían dado resultados. El conflicto con Japón se enmarca en la crisis económica que tuvo lugar en todo el mundo a partir de 1929[i].
En éste momento Manchuria era un territorio de interés para tres estados: China, Japón y la Unión Soviética y tradicionalmente se la había considerado territorio chino. Económicamente es una región fértil que fue objeto de constantes agresiones por parte de Japón y la Unión Soviética, dándose particularmente un conflicto entre China y Rusia en 1924 y otro entre China y Japón en 1931, pero el origen próximo de las diferencias entre China y Japón está en 1894, cuando estos dos estados se enfrentaron en una guerra que sería favorable al segundo, aunque lo que se discutía entonces era el control sobre Corea, que hasta ese momento estaba bajo soberanía china.
Por su parte, Rusia obligó a que se revisase en 1898 el tratado de 1895[ii], consiguiendo beneficios comerciales en el este de China hasta salir al mar en Port-Arthur y Dalny, en el nordeste de China, situación que dará un giro radical con la guerra ruso-japonesa (1904-1905), de clara impronta imperialista por parte de ambos estados sobre Corea y Manchuria. El conflicto fue favorable también a Japón, que desde el período Meihi estaba en pleno proceso de transformación en una gran potencia, pero para el caso de Manchuria se restableció la administración china aunque con zonas de influencia rusa y japonesa.
En Europa era visto Japón como la potencia más importante llegado el año 1931, habiendo llevado a cabo un proceso de industrialización intensiva. Después de la primera guerra mundial, en la que Japón participó como único país no occidental, centró sus intereses imperialistas en Asia oriental formulando “veintiuna demandas sobre China”. Se daban en Japón dos circunstancias especiales: un profundo nacionalismo del que participaba la comunidad y un sentimiento imperialista (entre las elites) consecuencia del fuerte crecimiento demográfico. Las necesidades económicas fueron el motor del nacionalismo entre dichas elites. Japón necesitaba mercados y sus dirigentes acudieron a la guerra.
La situación en China era diferente: un acuerdo chino-japonés en 1922 permitió a los colonos japoneses adquirir tierras en el sur de Manchuria, que en realidad era un feudo de uno de los señores de la guerra civil que se libraba en China. En 1926 Japón se comprometió a no intervenir en China, en pleno proceso de unidad nacional, que se consiguió en 1928 a pesar de la continuación de la guerra entre comunistas y nacionalistas. Los gobiernos chinos trataron de rechazar la influencia japonesa, y los propietarios chinos se negaron a vender sus tierras a los colonos japoneses, mientras que la construcción de nuevos ferrocarriles por parte de los chinos amenazó los intereses de la compañía sud-manchuriana[iii] que, desde 1905, era la única dueña de la red ferroviaria. Por su parte hubo una corriente migratoria china desde las provincias del norte hacia Manchuria, aproximadamente un millón de habitantes entres 1925 y 1928, lo que ponía a las poblaciones japonesa y coreana en inferioridad. Las intenciones de China de favorecer a su industria poniendo altos aranceles a la importación de productos japoneses, hizo el resto.
En Washington se habían firmado tres tratados que, a la postre, no sirvieron de mucho: entre finales de 1921 y principios de 1922 se acordó entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Japón “el respeto mutuo durante diez años” en cuanto a las islas donde tenían intereses en extremo oriente. En otro tratado (“de los nueve”)[iv] hubo un compromiso de respetar la soberanía, independencia e integridad territorial de China; y otro acuerdo fue sobre armamentos navales.
Japón prometió a China, por acuerdo en 1922, la restitución de “derechos e intereses” que antes de 1914 poseía Alemania en Shantung[v] y que fueron transferidos a Japón por el Tratado de Versalles, conformándose con obtener una participación en una explotación minera, que los colonos japoneses tuviesen derecho a adquirir tierras en Manchuria y la prolongación del arriendo de Port Arthur. Japón anunció que retiraba sus tropas de las provincias marítimas y consentía que China ocupase un puesto en la administración del ferrocarril transmanchuriano[vi], volviendo así la influencia china a una zona de donde había desaparecido, durando esta situación diez años[vii].
A lo largo de los años veinte fue creciendo en Japón el espíritu militarista – independientemente de las relaciones diplomáticas citadas- y se iniciaron las agresiones japonesas para dominar Asia oriental, siendo el principal objetivo el territorio chino. Para las autoridades niponas fue visto como necesario controlar Manchuria, rica en hierro, por lo que se propusieron una dominación directa e indirecta, según los casos, eliminando la influencia china.
El 1931 se produjo lo que se ha llamado el incidente de Mukden, localidad al noroeste fuera de la actual frontera de Corea del Norte, cuando tropas japonesas salieron de la zona del ferrocarril de cuya custodia estaban encargadas, invadieron varias ciudades y las líneas de ferrocarril chinas. Japón justificó esta actitud alegando la voladura por soldados chinos de un puente cercano a Mukden, pero el Consejo de la Sociedad de Naciones tuvo claro, desde muy pronto, que la agresión había sido japonesa, y así lo expuso el representante chino en dicho Consejo[viii], que se reunió en Ginebra urgentemente bajo la presidencia del español Alejandro Lerroux, que era en ese momento ministro de Estado (de Asuntos Exteriores).
Se exigió a Japón y China que retirasen sus respectivas tropas de la zona del conflicto, mientras se informó a Estados Unidos, de todo lo tratado en el Consejo, dando con ello señal de la importancia que tenía el que un país tan poderoso, pero no miembro de la Sociedad de Naciones, estuviese al tanto. Luego se creó un Comité presidido por el mismo Lerroux, que pidió al embajador de España en Peiping (Pekín) que actuase de acuerdo con sus colegas alemán, francés e italiano en relación al gobierno de China, pero pronto estuvo claro que las autoridades japonesas no estaban dispuestas a resolver el asunto por medios diplomáticos, teniendo especial importancia que, por primera vez, Estados Unidos ofreciera su colaboración a la Sociedad de Naciones.
El Consejo adoptó por unanimidad varios puntos entre los cuales enviar observadores al lugar (por parte de España, el Cónsul General en Shanghai), pero en Manchuria los acontecimientos se sucedían con rapidez: Japón, contra lo que había dicho su representante en la Sociedad de Naciones, hizo que su ejército ocupase el territorio y presionó a las autoridades de Manchuria para que se crease un órgano administrativo bajo control japonés, dejando de reconocer a las autoridades chinas. El ejército japonés bombardeó Chinchow, cerca de la costa norte del mar Amarillo, y el Consejo volvió a reunirse, en éste caso bajo la presidencia del francés A. Briand[ix], pero en Japón ya se vivía una fiebre de guerra, enviando continuamente tropas a Manchuria, que provocaron incidentes al sur de la Gran Muralla, donde existían importantes intereses extranjeros.
Al frente del estado títere que recibió el nombre de Manchukuo, los japoneses pusieron a Puyi, último emperador de China que había perdido su trono al fundarse la república, hasta que en 1938 un ejército de la Unión Soviética se hizo con parte de Manchuria. La ocupación japonesa del resto duró hasta 1945, en que otro ejército soviético venció a Japón y destituyó a Puyi.
Durante éste tiempo se cometieron
crímenes y crueldades contra la población de Manchuria, como las que
Japón llevó a cabo sobre el este de China, Corea y otros territorios del
Extremo Oriente, y que terminaron cuando Japón tuvo que rendirse en el contexto
de la segunda guerra mundial y su territorio fue administrado bajo control
norteamericano.
[i] María Estrella Calleja Díaz, “El conflicto de Manchuria en la Sociedad de las Naciones (1931-33)”.
[ii] Dio fin a la guerra chino-japonesa y se firmó en Shimoneseki (sur de Japón). Taiwán pasó a soberanía japonesa y Corea pasó a ser un “protectorado” japonés.
[iii] Fundada por Japón en 1906.
[iv] Estados Unidos, Japón, China, Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Países Bajos y Portugal.
[v] O Shandong, provincia del nordeste de China frente a Port Arthur.
[vi] La línea fue construida por empresas rusas mediante una concesión china, conectando con Vladivostok (desde finales del siglo XIX).
[vii] Ver nota i.
[viii] Entonces era Secretario de la Sociedad de Naciones el británico Eric Drummond.
[ix] Moriría pocos meses más tarde, en 1932
Fotografía tomada de https://sobrehistoria.com/de-cmo-manchuria-cambi-al-mundo/
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