viernes, 19 de agosto de 2016

El hijo del conquistador

Teotihuacán


Existe una gran confusión sobre si el hijo del conquistador Cortés, Martín, capitaneó o no una conspiración para hacerse rey de Nueva España, separando por lo tanto aquel vasto territorio de la monarquía española. De lo que no cabe duda es que los que fueron acusados de ello pagaron muy caro, con sus vidas incluso, aunque Martín sería perdonado por Felipe II.

Covadonga Lamar Prieto ha estudiado este asunto basándose en dos fuentes principales, pero también otras accesorias: la “Monarquía indiana” de Fray Juan de Torquemada y las “Noticias históricas de la Nueva España, de Juan Suárez de Peralta, ambos contemporáneos de los acontecimientos y ambos también escépticos sobre la conspiración. En todo caso, si dicha conspiración fuese cierta, sería la primera vez en que cierta clase dirigente criolla aspira a independizarse de España.

Lamar Prieto, por su parte[1], señala que el primer medio siglo tras la conquista de la ciudad de México fue un período crítico desde el punto de vista social y político. La monarquía española envió a jueces y pesquisidores para que reprimiesen a las grandes familias novohispanas, como hizo con los que se levantaron contra la monarquía española (Orange) por las mismas fechas.

Parece que al frente de la supuesta conspiración estuvieron dos hermanos, Alonso de Ávila y Gil González Benavides de Ávila, dos de los más acaudalados del virreinato. Si no existiese conspiración alguna, la muerte de estos y otros sería la respuesta de las autoridades españolas a los levantiscos herederos de los conquistadores de aquellas tierras. Torquemada, por su parte, vivió la mayor parte de su vida en América, pues fue llevado cuando niño, por lo que quizá el apego a la monarquía española no fuese tanto como el de los funcionarios que vivían de ella.

Martín Cortés heredó de su padre el marquesado del valle de Oaxaca, al sur de México y con costas al Pacífico. Después de viajar con su padre a la península, regresó treinta años más tarde a Nueva España y fue recibido en todas partes con gran alborozo y fiestas. ¿Concibió regresar a América para hacerse cargo del gobierno de aquellas tierras, sabedor de quien era y de los apoyos con que contaba? Lo cierto es que su llegaba parece que abrió las fisuras entre herederos de conquistadores y autoridades españolas. Los acontecimientos, fuesen conspiración o no, tuvieron lugar entre 1565 y 1568 y fue una pugna por el poder que se saldó a favor de los funcionarios reales. Algo parecido ocurrió también en Perú durante el virreinato de Antonio de Mendoza, que impuso el orden que la monarquía española exigía en aquellas tierras después de décadas de desórdenes.

Hasta tal punto han influido las obras de Torquemada y Suárez de Peralta que más adelante las víctimas de la “conspiración” serán tenidos por mártires laicos criollos. ¿Ha sido esta lucha una muestra de la “conciencia diferencial” entre funcionarios al servicio del rey y criollos de las primeras generaciones? Esto es lo que afirma Lamar Prieto, a quien sigo para este artículo. El relato de Torquemada se refiere a una “mascarada de Alonso de Ávila” en la que este, disfrazado de Moctezuma, coronó a Martín Cortés como rey de la Nueva España en una de las muchas fiestas donde, acompañados de la bebida, no parecía haber recato en que se supiese que se deseaba algo así como una monarquía diferente a la española.

Las autoridades procedieron entonces a las detenciones, se les retiraron las armas y se les encerró en las Casas Reales: “prendieron a su hermano Don Martín Cortés, y a Don Luis Cortés[2]… y a Alonso de Ávila, y a Gil González de Ávila…” y así sigue nombrando a todos los conjurados y apresados Torquemada, en realidad todas las familias importantes de la Nueva España. “Presos todos los dichos, tomáronles las Llaves de todas las Caxas, Cofres y Escritorios…”, sigue Torquemada.

[1] “La conjuración de Martín Cortés en la monarquía hispánica de Fray Juan de Torquemada.
[2] Ambos hijos, junto con el otro Martín, de Hernán Cortés.

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