Fotografia del Heraldo de Madrid |
Nacido en 1895 en
Cádiz, tras la muerte de su padre, José Manuel Gallegos Rocafull marchó con su
madre a Marchena, donde pudo comprobar las condiciones en que vivían los
campesinos. Estudió en Sevilla y, en 1911, ingresó en el seminario de dicha
ciudad para el sacerdocio, aunque ese mismo año se trasladaría al de Madrid
para empezar su presbiterado en 1918. En 1920 era Licenciado en Teología por
Toledo y más tarde doctor en Sevilla. En ese mismo año obtuvo por oposición una
canonjía en la catedral de Córdoba.
Su labor se centró
en labores sociales dentro de la política seguida por la Iglesia desde el
pontificado de León XIII, participando en la construcción de casas baratas para
obreros. En 1931 concurrió en la candidatura de Acción Nacional, pero sin
obtener escaño. Ante la guerra, junto con otros colaboradores, publicó el
folleto titulado “Palabras cristianas”, de tono muy diferente a los de la
jerarquía católica (1). Después, el ministro Álvarez el Vayo le pidió, junto al
sacerdote Leocadio Lobo, que asistieran en Bruselas a un congreso de católicos
antifascistas. El cardenal Gomá, entones, le desautorizó porque “está haciendo
una labor deplorabilísima contra el Movimiento y contra España”. En 1937
Gallegos estaba en París y allí recibió la noticia de que le eran retiradas las
licencias ministeriales y fue suspendido “a divinis”, mientras Gomá denunciaba
“la campaña contra Franco de algunos católicos”. Desde Francia, Gallegos optó
por colaborar con el gobierno republicano, pero sobre todo será protagonista de
una respuesta contundente a la carta colectiva del episcopado español, en 1937,
en apoyo del general Franco. Gallegos encontró apoyo en personalidades como
Vidal i Barraquer, Maritain, Marcel Bataillon y colaboró con un comité para la
paz creado por otro católico, Alfredo Mendizábal.
En 1950 salió para
México, donde se le permitió ejercer el sacerdocio y donde editará unas “Obras
Completas” de Juan de la Cruz. También publicó “El pensamiento mexicano en los
siglos XVI y XVII, muriendo en 1963 cuando se encontraba en la Universidad de Guadalajara
dando una conferencia.
En 1937, como
réplica a la carta carta de los obispos, Gallegos decía: “¿Es que no se han
enterado de las matanzas de Badajoz y Málaga, de los fusilamientos de Sevilla y
Valladolid, de la destrucción de Durango y Guernica?” Para continuar: “¿Es que
pueden en conciencia afirmar que no ha habido millares y millares de
fusilamientos sin proceso de ninguna clase?... ¿No les dice nada el pánico con
que la población civil huye de los pueblos antes de que lleguen los moros y los
legionarios?”. En 1958, refiriéndose al andaluz que conoció y con el que se
solidarizó, escribió: “Vive como va a los toros, no a divertirse, como el
desgraciado del cuento, sino a concentrarse en su lucha”.
(1) José Luis Casas Sánchez, “Un canónigo andaluz frente
al cardenal Gomá”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario