La presente obra se encuentra en la Casa-Museo de Cervantes (Alcalá de Henares) |
Con motivo de la conmemoración del IV centenario de la muerte de Cervantes, la Casa-Museo cervantina
en Alcalá de Henares expondrá este cuadro entre el 13 de septiembre y el 20 de
noviembre del presente año.
Según se lee en la página del Museo, no se conserva
ningún retrato del que podamos tener la certeza es de Miguel de Cervantes. En
este caso se trata de una pintura anónima procedente de los fondos del Museo
Casa de Cervantes de Valladolid, inspirada quizá en un retrato que William Kent
hiciera y que fue reproducida en obras cervantinas editadas en el siglo XVIII.
Asombra que un personaje tan notable haya pasado
tantas penalidades, si bien algunas de ellas se las buscó por su carácter.
Nunca obtuvo favor alguno a pesar de las relaciones que mantuvo con personajes
nobles e influyentes. Por ejemplo, un condiscípulo suyo, Mateo Vázquez, que
luego sería secretario de Felipe II, nunca le auxilió en los momentos de
penuria y calamidad. Cuando Cervantes aparece en Roma (1569) como camarero de
monseñor Acquaviva, tampoco esto le sirve para prosperar, pues está con él poco
más de un año.
Su época de soldado no le trae más que
desgracias, pues a pesar de la recomendación del duque de Sesa de nada le sirve
y regresa a España para ser destinado en Orán y luego a Lisboa. Luego solicitó
un oficio en las Indias pero no se le concede; intentó ir con Pedro Fernández
de Castro, conde de Lemos, al virreinato de Nápoles, pero es excluido.
Las penalidades que pasó en África, las muchas
veces que pasó por la cárcel, la picaresca que tuvo que emplear en su vida, los
delitos en los que incurrió, los desengaños que sufrió, quizá influyeron para
su gran obra antes de que le alcanzase la muerte hace ahora cuatrocientos años.
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