lunes, 22 de agosto de 2016

La desamortización de Carlos IV en Asturias

Puente de San Sebastián en Avilés


Las necesidades económicas de un Estado agotado por las guerras y por la inadecuación de sus estructuras a la economía del momento, hizo que los ministros de Carlos IV tuviesen que recurrir a varias medidas a finales del siglo XVIII: la emisión de deuda pública, los empréstitos y las desamortizaciones de bienes, sobre todo eclesiásticos.

En 1797 fue nombrado Secretario de Hacienda Francisco Saavedra, que creó la Caja de Amortización, a donde irían a parar todos los recursos obtenidos de la venta de bienes puestos en subasta. Amigo de Jovellanos, seguramente se impregnó de sus ideas económicas, y durante la guerra de 1808 fue nombrado presidente de la Junta de Sevilla (más tarde miembro del Consejo de Regencia).

Por decreto de septiembre de 1798 se dispuso la enajenación de todos los bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de misericordia, cárceles y casas de expósitos, cofradías, obras pías y patronatos de legos. Por otro decreto se pusieron a la venta fincas de vínculos y mayorazgos, pero conservando íntegras las vinculaciones y los derechos de sus sucesores[1]; también las temporalidades de los jesuitas, y en 1799 se procedió a la redención de censos perpetuos y al quitar.

En el caso de Asturias –y para las tres poblaciones estudiadas por la autora a la que sigo- la mayoría de los bienes desamortizados fueron en Oviedo, destacando los ingresos para el Estado en 1806 provenientes de dicha ciudad: 1.899.849 reales. Entre los años 1800 y 1801 se vendieron en Gijón y Oviedo unas propiedades de hospitales, hospicios, el convento de Santo Domingo, el Colegio de los Verdes[2] y el Seminario de San José. En Avilés se enajenaron bienes entre 1800 y 1808 de la parroquia de San Nicolás, los conventos de san Francisco y de la Merced, la ermita de San Pedro del Rivero, el hospital de los Peregrinos de Pedro Solís y de la parroquia de la Magdalena de los Corros. Del hospital de Pedro Solís es del que más bienes se vendieron, el 80% del total. La propiedad de más alto precio fue la “huerta de peregrinos”.

En Gijón la mayoría de las ventas se efectuó en 1801, recaudando el Estado 624.433 reales, de los cuales 519.705 corresponden a tierras y casas. El precio más alto correspondió a unas “casas y bienes” por valor de 235.139 reales, siendo la mayoría de los compradores vecinos de Gijón.

En Oviedo las ventas más importantes fueron del convento de Santo Domingo (206.235 reales) los colegios del Seminario de San José y de San Pedro de los Verdes (249.006 y 237.515 reales respectivamente) los hospitales de san Juan (435.788 reales) y de Santiago (374.868 reales) y el Real Hospicio (897.453 reales.). En cuanto a obras pías la cantidad mayor fue de 361.751 reales, y de “Estudios y Escuelas”, 251.372 reales.

En cuanto al cabildo de la catedral, era patrono de los hospitales más importantes de la ciudad (el de San Juan fundado por Alfonso VI y el de Santiago en el siglo XVI). El colegio de San Pedro de los Verdes fue fundado a finales del siglo XVI por un canónigo de la catedral para sostener a doce colegiales, pero en la época que estudia la autora citada abajo, ya solo sostenía a tres. La mayor cantidad recaudada correspondió al Real Hospicio entre 1800 y 1808: la malatería de San Lázaro aportó un total de 351.952 reales, de los que la inmensa mayoría corresponden a la venta de bienes.


[1] Margarita Cuartas Rivero, “La desamortización de Carlos IV en Asturias…”.
[2] Conocido también como colegio de San Pedro.

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