Carabanchel hoy |
El periódico ABC daba cuenta, el día 28 de junio de 1932, de los rumores que había en Madrid sobre la fiesta de compañerismo después de unas maniobras militares y el incidente que, entre el general Goded y el coronel Mangada, se había producido en el campamento de Carabanchel, que no es sino una muestra más de la división en el seno del ejército español, así como en la sociedad, durante el régimen republicano nacido en 1931, pero también con anterioridad y posterioridad.
Un testigo presencial –dice el períodico- explicó que tras un desayudo “un poco ilustrado” en el que participaron unos doscientos jefes y oficiales, “la fiesta transcurrió en sano ambiente de fraternidad”. Habló el general Federico Caballero, resaltando la “perfecta unión de todos los Institutos armados” (vanas palabras). Luego intevino el general Villegas y luego el general Goded, que “entonó un canto a la disciplina” y pidió a la oficialidad “que se alejara de las luchas políticas”, palabras que él mismo traicionaría, pues menos de dos meses más tarde estuvo complicado en el golpe de estado del general Sanjunjo (fracasado en agosto de 1932), como también lo estaría en el golpe de estado (fracasado también) de julio de 1936.
Las palabras del general Goded fueron recibidas con grandes aplausos tras su “Viva España”, pero no dijo “Viva la República”, como al parecer era preceptivo. El coronel Mangada no aplaudió, lo cual fue visto por muchos, incluido Goded, como una ofensa, lo que este le recriminó y Mangada contestó. Intervino entonces el general Caballero y luego Villegas, el cual decidió arrestar a Mangada en ese mismo momento a la vista de sus subordinados. Este abandonó el lugar, arrojó al suelo su gorra y guerrera y dijo a los soldados (no a los oficiales): “Mirad como tratan a un jefe vuestro”.
Los jefes y oficiales, entre tanto, desagraviaron a Goded y a los pocos días el general Villegas dio cuenta al ministro de la Guerra, que era el presidente el Gobierno, Manuel Azaña, el cual confirmó el arreso y se instruyó un “sumario”. El profesor Navajas Zubeldia ha publicado un interesante trabajo sobre los militares de extrema derecha en España, pero incidentes como el de Carabanchel, aquí descrito, y otros más graves se han producido en España durante cualquier régimen político.
El general López Ochoa, en 1929, participó en el golpe de estado (fracasado) dirigido por Sánchez Guerra contra la dictadura de Primo desde Cataluña. Ha sido considerado como liberal y masón, por lo que la indisciplina en el ejército no ha sido cosa solo de los derechistas, monárquicos o conservadores. El general Miguel Cabanellas participó en el alzamiento militar de 1936, aunque algunos consideran que no sin algunas dudas iniciales. Cuando triunfó el Frente Popular en febrero de 1936, el inspector general del Ejército, Rodríguez del Barrio, estuvo en el intento de que se anulasen las elecciones declarándose el “estado de guerra” en España, aunque no fructificó porque se negó a ello el presidente Portela Valladares.
¿Qué decir de Gonzalo Queipo de Llano? Conspirador contra la monarquía durante la dictadura de Primo y contra la II República española. El gobernador militar de Aragón, Gómez Morato, tuvo un encontronazo con Francisco Franco porque este, director de la academia de Zaragoza, se negó a poner la bandera republicana (1931) cuando este mantenía, contra toda lógica, la bandera de la monarquía. El general Villegas, del que hemos hablado en el incidente de Carabanchel, estuvo en la conspiración para el levantamiento militar de 1936, pero no se decidió a secundarlo en Madrid, siendo sustituido por el general Fanjul, lo que no serviría a aquel para salvar su vida, pues sería asesinado por unos milicianos en agosto, ya empezada la guerra civil. Enrique Salcedo, militar, estuvo en la conspiración de 1936, pero no se involucró en ella, lo que le costaría la vida, pues ya empezada la guerra fue detenido por los sublevados, encausado junto con otros en octubre de 1936, condenado a muerte y fusilado en el mes de noviembre próximo en Ferrol… Son solo algunos ejemplos.
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