viernes, 22 de diciembre de 2017

Marzo de 1939: fin de la guerra



El coronel Casado en el centro

El periódico “El Socialista”, el martes 28 de marzo de 1939, cuando ya la guerra estaba perdida para la República española, publicó en su primera página con grandes caracteres: “Nadie acoja ni secunde otras iniciativas que las del Consejo Nacional de Defensa”, siendo la preocupación primordial de este, según se decía a continuación, “asegurar la libre salida de todos los que necesiten expatriarse”. En nombre de la Unión General de Trabajadores (Bruno Navarro) y del Partido Socialista (Juan Gómez Egido) y con el título “Habla el Frente Popular”, se decía “conservemos la serenidad y confiemos en el Consejo Nacional de Defensa”.

El Consejo Nacional de Defensa no fue un órgano oficial, sino creado por el coronel Casado, socialistas como Besteiro, anarquistas como Cipriano Mera, y el general Miaja, convencidos de que la guerra, a principios de marzo ya estaba perdida para la República y debía procederse a una negociación o a una rendición ante los militares sublevados. Pero el hecho de que el periódico del PSOE animase a finales de marzo a seguir las consignas de dicho Consejo, habla de la división en el seno de la República española, no solo durante toda la guerra sino en la fecha señalada.

También Indalecio Prieto, con anterioridad, cuando los sublevados llegaron a Vinarós, consideró que había que buscar un método para acabar la guerra (era ministro de Defensa) por lo que fue cesado por el Presidente Negrín (no tenía sentido que tuviese aquel cargo quien estaba convencido de que la guerra estaba perdida). Casado se puso en contacto con los quintacolumnistas franquistas en Madrid y con algunos militares sublevados, que en definitiva le anunciaron la única salida: rendición sin condiciones. El presidente del Gobierno, traicionado, huyó a Francia.

Los hechos fueron estos. Ahora cabe pensar cual de las dos posiciones fue la correcta. Casado y el Consejo Nacional de Defensa, a lo sumo, ahorraron algunas vidas en el frente de batalla, pero no la represión, larga y dura, que siguió por parte del general Franco. El presidente Negrín consideró que no podía haber rendición sin condiciones y siempre tuvo la esperanza de que empezase la guerra mundial para que España se beneficiase del nuevo escenario. No fue así.

En el origen y fondo de todo, además de las particularidades militares en que se desarrolló la II República española, está la división en el Partido Socialista desde 1933, cuando fue vencida en las elecciones de noviembre-diciembre la conjunción republicano-socialista y las posiciones de Besteiro, Prieto y Caballero, secundariamente Fernando de los Ríos y otros, se fueron apartando entre sí. Otro factor a tener en cuenta es el papel de la Unión Soviética en la guerra española y el rol que el Partido Comunista de España jugó como consecuencia de ello. Su importancia política era mucho menor que la que se le dio por la ayuda que la República recibió de la Unión Soviética, por lo que pudo participar en el Gobierno republicano desde septiembre de 1936, formar el 5º regimiento y tener influencia en el ejército más allá de lo que en un escenario de paz sería aceptable. El propio Caballero, presidente de Gobierno entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, se negó a que agentes soviéticos se erigiesen en mandos supremos del ejército republicano, reservándose para sí la dirección de la guerra.

El golpe de Casado (que no estuvo solo ni mucho menos) es una anécdota si lo comparamos con las vicisitudes de una guerra que, en el sector republicano, fueron muy negativas tanto militar como políticamente. Otra cosa es el esfuerzo de millones de españoles en el campo de batalla. 

(La fotografía ha sito tomada de  http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?t=3993).

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