El "Sinaia" en el puerto de Veracruz (junio de 1939) |
Ya antes de acabada la guerra civil española de
1936, pero sobre todo a partir de 1939, varios barcos fueron utilizados por
muchos exiliados españoles, fieles al régimen republicano existente y que fue
vencido en el último año citado. En varios archivos, pero sobre todo entre los
fondos que conserva la Fundación Pablo
Iglesias, constan los nombres y circunstancias de los muchos exiliados que
tuvieron que utilizar los buques Ipanema, Méxique, Sinaia, Stanbrook y
Winnipeg, entre otros, los tres primeros con dirección a México y los dos
últimos a Argelia y Chile respectivamente.
Las edades de los exiliados oscilaban ente los
25 y los cincuenta años en la mayoría de los casos, pero también los había más
jóvenes y más viejos. La mayoría eran naturales de las zonas españolas
que cayeron más tarde bajo en control del ejército sublevado, como es el caso
de Madrid, La Mancha,
Alicante y Cataluña, pero también de las provincias vascas, de algunas
andaluzas y, menos del resto de España. La mayoría eran personas afectas al
Partido Socialista y a la Unión General
de Trabajadores, pero también encontramos afiliados a Acción Nacional Vasca, al
Partido Comunista y otras organizaciones republicanas y de izquierdas. Algunos
se encontraban ya en campos de internamiento en Francia, como es el caso del de
Gurs y St. Cyprien, en el extremo suroeste de Francia el primero y en el
sureste el segundo, no lejos los dos de los Pirineos. Unos fueron acusados por
las autoridades franquistas de ser gudaris, otros de formar parte del ejército
republicano, de pertenecer a organizaciones democráticas, de izquierdas o,
simplemente, no afectas al levantamiento militar.
Uno de los exiliados en el barco Ipanema fue
José Abascal Gómez, de 55 años y casado, natural de Santander y afiliado al
Partido Socialista y a la UGT. Antes
de embarcar estuvo ocupando la barraca 146 del campo de Pigne-Pres de Braham
(Aude) y la acusación que pesaba sobre él, técnico de fortificaciones en el
norte… Otro es el caso de Benjamín Cáceres de Cáceres, de 38 años, natural de
Castuera (Badajoz), afiliado al Partido Socialista y a la UGT e internado en el campo de
Bram (barraca 68); maestro nacional de profesión, fue acusado de fundar la
agrupación socialista de Castuera, de ser Administrador de la Unión Provincial de
Cooperativas Agrícolas y miembro del servicio de investigación militar en el
Ebro. Así podríamos seguir hasta unos seiscientos solo en este barco.
Algo más de mil exiliados fueron trasladados en
el buque Méxique: Domingo Belmonte Clares tenía 32 años en el momento de su
embarque, natural de Murcia y miembro de la CNT, residente en Fortd de Colliure y acusado de
ser jefe de la 119º brigada mixta en el ejército republicano. Ángel Martín
González tenía 40 años y era natural de Salamanca, siendo miembro del PSOE y de
la UGT; estuvo en
el campo de St. Cyprien y fue acusado de ser secretario del Partido Socialista
en Málaga e interventor de la
Diputación en la misma ciudad…
Más de seiscientos llegaron a México a bordo
del buque Sinaia: uno es el caso de Carlos Ysern Llombart, de 34 años de edad y
casado; natural de Barcelona y miembro de Esquerra Republicana de Cataluña.
Vivía en París, número 68 de la calle de la
Tour. Las acusaciones que pesaban contra él
fueron ser chofer del Presidente de la Generalitat y agente de policía. Juan Vareo
Trujillo tenía 23 años y estaba casado, siendo natural de Albacete; miembro de la UGT, estuvo en el campo número
10 de St. Cyprien y fue acusado de ser “miliciano de la cultura”.
Unos 2.600 fueron embarcados en el buque
Stanbrook con dirección a Argelia: algunos eran profesores, otros empleados,
contables, agricultores, choferes, mecánicos, carpinteros, sin empleo… En este
caso no conocemos sus lugares de nacimiento, pero la mayoría eran jóvenes,
siendo minoría los mayores de cuarenta años.
Dos mil doscientos uno exiliados fueron
embarcados en el Winnipeg, que saliendo de Pauillac (suroeste de Francia) en
agosto de 1939, llegó a la isla Guadalupe en el Caribe, pasó el canal de
Panamá, llegando a Arica (norte de Chile) y Valparaíso a principios de
septiembre del mismo año. Jaime Ferrer Mir ha publicado la lista de los
exiliados españoles en Chile.
Aunque fueron las menos, también hubo mujeres,
casi siempre acusadas de colaborar con el ejército republicano y de pertenecer a
partidos políticos o sindicatos prohibidos por el franquismo. Uno es el caso de
Leocadia Vilavella Jubani (exiliada en Chile), otros los de Angelita Abad Soler (exiliada en Argelia),
Josefa Barco Hernández (exiliada en México) de 37 años, viuda y nacida en Madrid; afiliada
al PSOE y a la UGT,
internada en el campo de Harras (Francia) y acusada de ser “enteladora de
aviación”. Sirvan solo algunos ejemplos para comprender el drama de estas
personas que, en ningún caso, fueron acusadas de delitos comunes, sino de
enfrentarse –de una forma u otra- a un levantamiento militar.
(La fotografía de arriba ha sido tomada de http://grupodetrabajohistoriasiglo20.blogspot.com.es/2015/08/de-refugiados-transterrados-el-exilio_16.html)
No sabes lo que me ha gustado encontrar este artículo! Leocadia Vilavella Jubani era la cuñada de mi madre!!!!!!. Mi primo, su hijo, nació en Argentina. El esposo se llamaba Estanislao Tomàs Fontana. Te sirva o no, quiero compartirlo. Gracias de nuevo, de corazón!. Cordiales saludos, Núria Callao Tomàs.
ResponderEliminar