domingo, 24 de mayo de 2020

Las memorias de Alcalá-Galiano (12)

Madame de Staël
por Firmin Massot (1807)

Galiano tuvo que ir desde Londres hasta el note de Dinamarca, pasando por el estrecho de Kattegat, que la separa de Suecia, pero como el mar estaba helado, la estancia en Londres se prolongó. Allí le recibió el conde Fernán Núñez[i] que, aunque sin gusto, le atendió, comiendo Galiano con frecuencia en su mesa y asistía a las fiestas que daba, como la de Nochebuena de 1813, cuando pasadas las doce de la noche se les sirvió una opípara cena. En casa de Fernán Núñez fue presentado al conde de La Gardie[ii], señor sueco que estaba allí de paso para ocupar el puesto de ministro plenipotenciario en España.

Mientras esperaba el momento de ir a Suecia, el frío del invierno afectó a la salud de Galiano. A principios de 1814, una niebla densa en Londres con una cruda helada, no le arredró a salir a la calle, lo que le indispuso del estómago. Un médico al que consultó le recetó un vomitivo, pero esa noche se sintió calenturiento, haciendo cama al día siguiente y aún alguno más, según dice. Volvió a llamar al médico que, no entendiendo lo que le pasaba, animó a Galiano a salir de nuevo a la calle, lo que le hizo recaer, de nuevo salió y nueva recaída con calenturas. A finales de enero era lastimoso el estado de nuestro autor, siéndole diagnosticada tisis pulmonar, lo que no le impidió salir para asistir en Londres a una fiesta consistente en andar la gente por el río Támesis helado, y aún asar un buey entero con la seguridad de que la solidez del agua lo soportaría.

De nuevo recayó en su salud Galiano, pero a finales de febrero se sintió aliviado cuando, en cierta ocasión, regresando a su casa, encontró junto a la puerta un paquete que contenía varios libros. Una carta adjunta decía a las claras que iba dirigido a él, llevándose la sorpresa de que estaba firmada por Necker de Staël Hostein, la mismísima Madame de Staël, celebérrima autora adelantada a su tiempo en no pocas cosas, pero apegada al privilegio como la que más en otras.

Contraria a Napoleón ¿qué querría la señora de Galiano? Leyó este la carta y comprobó que las primera frases eran de una vanidad ofensiva para el que leía, pues le encargaba que llevase los libros que contenía el paquete a Suecia, para que nuestro autor los entregase a ciertos amigos de la señora, de forma que aquel quiso poner una respuesta “donde luciese mi manejo de la pluma y de la lengua francesa”. He recibido la carta –comenzó Galiano- con que usted me ha favorecido y el paquete que contiene algunos ejemplares de su última obra (sobre Alemania), recordando para sí al hijo de don Diego Miranda, que se holgó de oírse alabar como poeta por don Quijote. En efecto, Lorenzo, personaje de Cervantes, es un labrador rico que posee libros, lo que desaprueba su padre, Diego Miranda o el Caballero del Verde Gabán. Poco después recibió Galiano otra carta de la señora invitándole a tomar el té con ella, a lo que no pudo complacerla nuestro autor por el estado de su salud, de nuevo malo.

No obstante, Galiano fue a ver a Madame de Staël una mañana y la impresión que sacó aquel no fue satisfactoria: “impetuosa y viva me pareció”, llevando ella la conversación a la Constitución española de 1812, diciendo que era muy mala. “No la creía yo muy buena”, dice Galiano, pero al cabo él era un empleado español y creyó conveniente responderle oportunamente. Luego siguió la señora diciendo que en España se necesitaba una aristocracia, a lo que Galiano contestó que era un inconveniente tener en España una Cámara como la de los lores en Inglaterra, de la que dijo que “éste sí es un país de verdadera libertad”, en la cual Galiano no la contradijo. Siguió la conversación hablando de Suecia y de don Pantaleón Moreno, el ministro plenipotenciario español, a cuyas órdenes iba a servir nuestro autor, que se despidió poco después.

En otra ocasión de Staël le convidó a una tertulia en su casa y, a pesar mala la salud de Galiano, asistió, encontrándose a lo más granado de Londres: miembros de la Cámara de los Comunes, opositores al Gobierno, de otros ingleses distinguidos y de extranjeros “de no menos nota”, además de diplomáticos entonces residentes o de paso en Gran Bretaña. Como en aquel momento estaba invadida Francia por los numerosos ejércitos aliados, a los que se resistía Napoleón, al mismo tiempo estaban juntos en congreso embajadores, ministros y monarcas de varias potencias beligerantes, Galiano vio que los asistentes al convite de la señora Staël discordaban mucho sobre si convenía hacer la paz con el emperador francés, o no desistir de la guerra hasta derribarle de su trono (se trataba del reinado de los “cien días”) y como la señora oyese que se trataba de eso, levantando la voz, dijo: “nada de paz con ese hombre”.

Galiano, por su parte, confiesa ver a Napoleón vencido, pero no deseaba que cayese de su trono, y menos que en él fuese sustituido por la rama antigua de los Borbones, mientras que cuando leía los periódicos que le llegaban de España, no comprendía cómo constitucionalistas convencidos deseaban en Francia una contrarrevolución que forzosamente –reflexionaba- habría de extenderse a España. “No quería yo que Fernando VII no reinase”, dice, y si deseaba que Napoleón no cayese, era por estimar que, manteniéndose en el poder, el rey de España no podría proceder a su antojo.

A partir de los próximos días la salud de Galiano empeoró hasta extremos que le llevaron a pensar en la muerte, mientras entró en Londres el que habría de reinar en Francia con el nombre de Luis XVIII. Viajó a Suecia al darse las condiciones meteorológicas para ello y llegó a Gotemburgo, donde recibió noticias de España. El autor se entretiene luego en dar unas pinceladas sobre don Pantaleón Moreno, sobre Suecia, Bernadotte, que reinó con el nombre de Carlos  XIV, y su hijo Óscar.



[i] Carlos Gutiérrez de los Ríos, conde de Fernán Núñez, desempeñó oficios diplomáticos en Londres y París. Fernán Núñez es una población de la actual provincia de Córdoba.
[ii] Apellido de una familia de aristócratas y militares suecos, aunque es de origen francés (Aude, Languedoc, Rosellón).

No hay comentarios:

Publicar un comentario