Edificio antiguo en Donegal (noroeste de Irlanda)
William Stanley nació
en 1548 y murió en 1630, habiendo sido conde de Derby; hijo mayor de Roland
Stanley, recibió una educación católica. En 1567 fue a los Países Bajos y se
ofreció voluntario en el ejército del duque de Alba[i],
pero unos años después no tuvo inconveniente en unirse al ejército de Isabel I
de Inglaterra en Irlanda, contribuyendo a sofocar las rebeliones de James
Fitzmaurice[ii] y
el conde Desmond, de la familia Fitzgerald. No se puede considerar que las
luchas en éste tiempo, entre irlandeses e ingleses, tuviesen el cariz
nacionalista que sí tuvieron posteriormente, pues en el ejército de William Stanley
había soldados de las dos nacionalidades.
Cuando Isabel I decidió,
en 1585, apoyar a los neerlandeses en la lucha contra Felipe II, envió a
Stanley para formar parte de los soldados del conde de Leicester[iii],
pero de nuevo aquel pasó al bando español con su regimiento, unos mil hombres, en
el que había escoceses e irlandeses, para luchar al lado de Alejandro Farnesio.
Parece que la conspiración empezó cuando Stanley pasó por Londres y se puso en
contacto con algunos jesuitas, entre los que estaba su hermano John, aunque
secretamente; también entró en contacto con el embajador español en Francia,
Bernardino de Mendoza[iv].
Gracias a esta ayuda la monarquía española pasó a controlar la ciudad de
Deventer, al este de la actual Holanda.
El rey Felipe II, que
no había aprendido del desastre de la Armada en 1588, encargó dos años después
a Stanley que preparase desde Lisboa un nuevo intento para invadir Inglaterra,
pero Álvaro de Bazán no se fiaba de éste ni de las posibilidades de éxito, pues
la monarquía española no tenía en sus barcos artillería suficiente. En 1591 se
planteó que el regimiento de irlandeses se preparase para la invasión de
Irlanda e incluso un discurso del papa Gregorio XIV[v]
invitó a ello, cuando ya había irlandeses en el exilio por todas partes[vi] y
Alejandro Farnesio había dejado en los Países Bajos siete compañías, unos
trescientos cincuenta soldados. En 1594 Pedro Enríquez de Acevedo[vii],
conde de Fuentes, estableció tres compañías en Frisia y cuatro en Bruselas y los
irlandeses al servicio de España tomaron Hulst[viii]
en 1596, algo más de mil soldados.
En éste contexto se
produjo la batalla de Kinsale[ix],
la única en la que España luchó contra Inglaterra en suelo bajo soberanía
inglesa, formando parte de un programa de Felipe II, a partir de 1588, de
intervenir en Irlanda, máxime teniendo en cuenta que allí habían quedado
algunos españoles tras el desastre de la “Invencible”. En 1593, cuando se
produjo una nueva presión de Inglaterra sobre los territorios del norte, un
cierto número de nobles irlandeses unieron sus fuerzas contra el virrey de la
isla, y al año siguiente dio comienzo la guerra conocida como de los “nueve
años”, con varios éxitos militares muy notables. Los nobles irlandeses contra
Inglaterra acordaron acudir a la monarquía española pidiéndole ayuda a cambio
de fidelidad.
En 1595 el rey español
mandó tres bajeles a Irlanda con el capitán Alonso de los Cobos[x],
que llevó cartas para los nobles rebeldes a Inglaterra, y al año siguiente
volvió Cobos por mandato del rey al norte de la isla para entregar ciertas
ayudas a los nobles irlandeses. La expedición de la que formó parte llegó a
Killybegs, en el noroeste de Irlanda, donde Cobos fue informado de las
necesidades militares, que comprendían seis mil hombres aportados por España y
armas. El archiduque Alberto de Austria[xi],
a cambio, sería nombrado gobernador de la isla, pero ha de tenerse en cuenta
que la nobleza estaba dividida y parte de ella apoyaba a Inglaterra.
El centro de las
operaciones conspirativas de los nobles anti-ingleses estaba en el monasterio
de Donegal, en el noroeste de Irlanda, al frente del cual se encontraba el
franciscano Juan Mugrath, todo lo cual era sabido por los ingleses, que en 1597
enviaron un ejército con la intención de destruir el monasterio. Por su parte
se discutía dónde debía ser el desembarco español para ayudar a los nobles
anti-ingleses, pensándose en un primer momento en Galway (costa oeste de
Irlanda) y, cuando los nobles del norte de Irlanda se enfrentaron militarmente
a tropas inglesas e irlandesas, el nuevo rey, Felipe III, vio una oportunidad
para intervenir. Aunque los nobles del norte deseaban controlar el territorio
del Ulster, querían también extender su influencia hacia el sur, atacando las
posiciones inglesas en Munster, provincia que se fue acercando cada vez más a
los intereses de España.
El origen próximo de la
ayuda española a los nobles anti-ingleses estuvo en Kinsale, donde actuaron de
los Cobos y el sargento mayor Fernando de Barrionuevo, enviado a Irlanda para
obtener la máxima información posible, particularmente quiénes realmente se
enfrentaban a Inglaterra y quiénes estaban con ella. El virrey inglés contaba,
por su parte, con dieciocho mil infantes y dos mil jinetes, mientras los nobles
anti-ingleses convocaron a un obispo ante quien juraron luchar juntos, sin
rivalidades personales (era evidente que las había), pero otros nobles no
juraron y no formaron parte en la confederación. Hasta tal punto eran sus
hostilidades que se intercambiaron rehenes como prueba de colaboración. España
aportó ciento cincuenta quintales de pólvora y mil arcabuces, otras tantas
picas y una gran cantidad de otras armas. Los nobles confederados aportaron
diez mil infantes y mil quinientos jinetes, pero otros más modestos solo
pudieron aportar doscientos infantes, cuatrocientos y algunos jinetes.
El ejército se formaba
para tres meses, alimentando a sus miembros a base de mantequilla y avena, lo
que se costeaba grabando a los vasallos. La misión era difícil, pues se trataba
de expulsar a los ingleses de las principales ciudades amuralladas, entre las
que estaban Dublín, Limerik y Galway, y no pocos nobles eran partidarios de la
reina inglesa. España envió treinta y tres barcos de la armada y de
particulares, zarpando del puerto de Lisboa, aunque tuvieron que volver a
España a causa de los vientos contrarios. Otros no pudieron desembarcar en
Kinsale y regresaron hasta A Coruña para organizar un nuevo socorro,
emprendiendo viaje hacia el sur de la isla (Kinsale), donde se juntaron todas
las unidades.
Debe tenerse en cuenta
que España mantenía guerra contra Inglaterra desde 1585, y los soldados
españoles llevaron a cabo una labor muy moderna para la época: entregaron
pertrechos y abastecimientos a la población civil, calzados, comida,
reconstruyeron casas, establecieron hospitales de campaña, etc. en un momento
de gran hambruna en Irlanda. Pero cuando se libró la batalla en Kinsale, contra
todo pronóstico, esta fue favorable a Inglaterra, que no la esperaba. Un
documento inglés que el autor al que sigo ha localizado en el Archivo General
de Simancas dice: “los [que] son cuerdos se espantan cómo haya sido posible
acabar el negocio tan bien como se ha hecho, atento las dificultades en que nos
hallábamos. Es opinión de algunos que salió mal la empresa a los españoles…”[xii].
No había en aquellos
nobles, ni los anti-ingleses ni los partidarios de la reina, intención alguna
que no fuesen sus intereses personales; la población común no tuvo interés en
depender de unos nobles o de otros, atenta a las necesidades básicas de las que
carecía.
[i] Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel reprimió a los calvinistas en los Países Bajos, que habían destruido imágenes católicas, iglesias y monasterios.
[ii] Gobernaba la provincia irlandesa de Munster (en el suroeste de la isla) y se opuso a la ocupación irlandesa de los Tudor, sin éxito.
[iii] Robert Dudley (1532-1588), favorito de la reina Isabel I.
[iv] Nació en Guadalajara en 1540 y falleció en Madrid en 1604, habiendo sido antes embajador español en Inglaterra.
[v] Papa entre 1590 y 1591. Había nacido en Somma Lombardo, en el norte de Italia
[vi] Enrique García Hernán.
[vii] Natural de Zamora, falleció en Milán en 1610. Fuentes de Valdepero es una localidad al sur de la actual provincia de Palencia. Tuvo éxitos militares en Flandes y en Cambrai (norte de Francia). Ya con Felipe III fue nombrado Gobernador de Milán.
[viii] En el extremo suroeste de la actual Holanda.
[ix] Sur de Irlanda.
[x] Había participado en la guerra contra los moriscos granadinos, en Lepanto, en Túnez (1572) y en Portugal en 1581), en Azores (1583) y diez años en Flandes.
[xi] Ejerció la cosoberanía en los Países Bajos. Era hijo del emperador Maximiliano II de Habsburgo.
[xii] “Presencia irlandesa en la Milicia Española”, obra coordinada por Hugo O’Donnell.
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