Brañosera, en la montaña palentina |
Son, según Salvador de Moxó, uno de los
fenómenos históricos más singulares de la Edad
Media peninsular. Es cierto que hay historiadores portugueses
que minimizan el fenómeno de la despoblación del valle del Duero, e igualmente
Reinhart, García Guinea y Menéndez Pidal. Los defensores de la tesis
despobladora son Pérez de Urbel y Sánchez Albornoz, mientras que en Portugal,
Alejandro Herculano planteó la idea de la creación, por Alfonso I, de un
desierto estratégico en el Duero. Galicia –según Gama Barros- proveyó de
pobladores al norte de Portugal en época de Alfonso III (siglos IX y X).
Sampaio, Damiâo Peres, Orlando Ribeiro, Avelino de Jesús da Costa y Sousa
Soares niegan la despoblación.
La primitiva Castilla foramontana era una
región que comprendía Brañosera al oeste, Villarcayo, Medina de Pomar,
Castrobarto más al note y el río Tumecillo, que desagua en el Omecillo, este
afluente del Ebro. Se trata del norte de la provincia de Burgos y el noroeste
de la de Álava. Durante el reinado de Ordoño I (mediados del siglo IX) y con el
conde Rodrigo, se repoblaron desde el Bierzo hasta Briviesca, comprendiendo
Astorga, León y Amaya. Con Alfonso III una gran franja que comprende Escalada
al norte y Zamora, Toro, Simancas y Valladolid al sur, Lara, Lerma y Burgos al
este. A principios del siglo X se repoblaron las tierras desde Osma a Roa, a
orillas del Duero.
Con Ramiro II (mediados del siglo X) se repobló
la tierra de Salamanca y Fernán González lo hizo, por las mismas fechas, en la
de Sepúlveda. Con Vifredo, en el último cuarto del siglo IX, se repoblaron
regiones hoy francesas (Magalona, Béziers, Narbona, Carcasone…) y desde
Figueras hasta Roda (en el sentido este-oeste), Llivia a Barcelona (en el
sentido norte-sur). El norte de Portugal fue repoblado hasta el siglo XII por
la monarquía astur-leonesa (desde Braga a Coimbra); durante el reinado de
Afonso Henríques se repoblaron Tomar, Sntarem y Lisboa; con Sancho I desde
Idanha hasta Évora, en el interior de Portugal, y en los reinados de Sancho II
y Alfonso III, Beja, Mértola, Lagos, Silves, Faro y Tavira.
Alfonso I, en Aragón, había ocupado Jaca,
Huesca, Barbastro y Monzón; más tarde desde Tudela y Ejea de los Caballeros
hasta Calamocha y Monreal (sentido norte-sur) y desde Soria y Medinaceli hasta
Caspe (sentido oeste-este) comprendiendo Zaragoza. Con Ramón Berenguer IV se
repobló Lérida, Poblet y Reus. Durante el reinado de Alfonso II se repoblaron
las tierras de Teruel y Aliaga.
El levante se fue ocupando desde Morella hasta
Almansa, Ontenient y Gandía durante el reinado de Jaime I, mientras que
castellanos ocuparon a principios del siglo XIV desde Villena hasta Lorca y
Cartagena, comprendiendo Caravaca, Cieza, Murcia, Elche y Alicante. Con Alfonso
X de Castilla se repoblaron las tierras desde el río Odiel (Huelva) hasta
Medina y Arcos de la Frontera. Con
Sancho IV y Alfonso XI una franja estrecha que va desde Alcalá la Real (al norte) hasta Tarifa
(al sur).
Pero también ha habido una repoblación de
gentes llevadas desde el sur al norte: en el siglo VIII se formaron las
“povoas”, “polas” y pueblas de Asturias y que deberían su origen a los
pobladores llevados al norte por Alfonso I y su hermano. Oviedo tuvo un origen
agrario y cenobítico, nacido como consecuencia de un monasterio (San Vicente)
en un territorio roturado por el abad Fromistano[1],
mientras que Sánchez Albornoz señala la colaboración de Fruela I en la
fundación de Oviedo.
La región al sur del Duero se repobló después
del año 1000. Alfonso I había devastado el valle del Duero y llevado a sus gentes
hacia el norte (a Galicia parte de la población del norte de Portugal y del
interior de la meseta, lo que llevó a ciertas rebeliones contra los monarcas
astures Fruela y Silo)[2].
Odoario (contemporáneo de Alfonso I), obispo procedente del norte de África,
repoblaría Lugo, pero a principios del siglo X esta ciudad estaba aún
débilmente poblada, lo que explica las órdenes de Ordoño II a los condes del
territorio para que se estableciesen en él.
Al monasterio de Samos (Lugo) llegaron, durante
el siglo IX, clérigos desde la
España musulmana, dándose un gran impulso repoblador durante
el reinado de Ordoño I (mediados del s. IX) en el sector central del valle del
Miño. La repoblación del bajo Miño se dio en el siglo IX con Tui y Ourense, a
donde Alfonso III llevó al obispo Sebastián, expulsado de Arcávica
(¿Ercavica?). Chaves (en Portugal) fue repoblada por el conde Odoario. Luego
vendrían las cartas pueblas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario