Imagen supuesta del rey godo Teodoredo |
Cuando un general romano de nombre
Flavio Constantino se declaró emperador romano en Britania, tuvo como objetivos
Galia e Hispania, encontrando aquí la oposición de Dídimo y Veriniano, parientes
del emperador Honorio, con un ejército privado, pero fueron derrotados y
ejecutados. Por su parte, el levantado Constantino tuvo que abdicar poco
después (411) y corrió la misma suerte. Geroncio, otro general romano que en
un principio colaboró con Constantino III y su hijo Constante, se enfrentó
luego a ellos pactando con vándalos, suevos y alanos, que se encontraban en
Galia e Hispania. Estos bárbaros saquearon esta última y comenzó el lento
deterioro de la autoridad imperial romana[i].
En el tercio septentrional de
Hispania la situación se deterioró mucho más abruptamente que en Levante y la
Tarraconense, que estuvieron algún tiempo bajo control romano desde Rávena. Los
bárbaros perseguían botín y un estatus dentro del imperio, no destruirlo, por
lo que cuando el poder imperial se recuperó con la ayuda de los foederati visigodos, estos, desde Galia,
emprendieron una serie de campañas (rey Valia) que permitieron aniquilar a los
vándalos silingos y arrinconar en el noroeste de Hispania a los asdingos,
suevos y alanos. Entonces Rávena permitió el reino visigodo de Tolosa gracias a
un foedus con el emperador Honorio,
llevando a cabo el asentamiento en el sur de Galia mediante el régimen de hospitalitas: los propietarios de la
región compensaron la protección militar entregando a los guerreros
acuartelados parte de sus bienes, las llamadas tercias.
En Hispania subsistían numerosos
grupos bárbaros que actuaban autónomamente, aunque buscaban pactos con el poder
imperial. Los suevos fueron los únicos que, a medio plazo, permanecieron en
Hispania dominando el noroeste, en la provincia Gallaecia, donde llegaron a pactos, al parecer, con las autoridades
locales de la zona, pero no con el estado romano. La llegada al poder de Requila
en 438, asociado a la corona por su padre Hermerico, supuso la hegemonía de los
suevos en el noroeste, llegando a conquistar Emerita (439) e Hispalis (440).
Su hijo Requiario continuó con esta política expansiva por el norte cantábrico
y llegando a alianzas con los visigodos. Los bagaudas en el valle del Ebro favorecieron a los suevos, que
tuvieron las manos libres para dicha expansión.
Si los suevos habían llegado a
algún tipo de acuerdo con Rávena, se vieron libres de cumplirlo cuando se
produjo el asesinato del emperador Valentiniano III en 455, aprovechando la
crisis que vivió el estado romano. Los visigodos de Teodorico II, por su parte,
se convirtieron de nuevo en la fuerza armada del nuevo emperador, Avito. En 456
los visigodos derrotaron a los suevos mediante la batalla del Órbigo, cerca de
Astorga, y asediaron Braga, capital de los suevos. Requiario fue capturado poco
después y ejecutado, mientras Teodorico II se hacía con el control de Lusitania, lo que le valió actuar ya sin
control alguno por parte de Rávena, aunque formalmente aún firmase algunos
pactos.
Teodorico II no destruyó al pueblo
suevo, sino que puso a su frente a Agiulfo, un cliente suyo. Muerto este en
457, se agudizaron las luchas internas hasta que la muerte de Teodorico (466)
permitió a los suevos liberarse de la tutela visigoda en un territorio más
pequeño, la antigua Gallaecia romana
y poco más, pero sobre la base de gobiernos locales que difícilmente aceptaron
la centralización monárquica.
Por su parte, cuando los visigodos
del sur de Galia fueron derrotados por los francos de Clodoveo en 507 (batalla
de Vouillé[ii]), murió el monarca de
aquellos, Alarico II. El asentamiento de los visigodos en Hispania con centro
en Toledo, permitió que estos llegasen a destruir el reino suevo en 585, pero
después de conquistar Córdoba en 572, derrotar a los sappos y tomar Sabaria, en
la zona del río Sabor, al nordeste de Portugal, en la región de Tras-Os-Montes;
en 574 vencieron en Amaya[iii] a los cántabros, y en 575 un senior suevo de los montes
Arageneses (quizá al sur de Ourense), se rindió al rey visigodo, que en 577 se
hizo con la Oróspeda (sierras de Cazorla y Segura); en 581 dominó parcialmente
Vasconia…Los foederati de antaño se
habían hecho fuertes.
[i] Iñaki
Martín Viso.
[ii] Cerca
de la actual Poitiers.
[iii] En
Sotresgudo, al noroeste de la provincia de Burgos.
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