El "ídolo" de Ciudad Rodrigo |
A 658 m. de altitud
sobre el nivel del mar, al suroeste de la provincia de Salamanca y cerca de la
frontera portuguesa, se encuentra Ciudad Rodrigo, una plaza militar
históricamente, hasta el punto que a la primitiva fortificación romana le
siguieron otras sobre todo en los siglos XVII y XVIII.
Según Fernando R. de la
Flor, pasada la primera mitad del siglo XVII se convierte en centro estratégico
que va a llevar a esta ciudad a una dilatada historia militar, tanto durante la
guerra de independencia portuguesa, como durante la guerra de sucesión a la
corona de España y en la guerra de 1808. En un principio la arquitectura
militar fue barroca y más tarde clasicista, de forma que la “fortificación
real” rodea al núcleo primitivo de Ciudad Rodrigo.
Hoy, la mayor parte del
caserío se extiende a un nivel inferior, fuera de las murallas. Al oeste del promontorio amurallado discurre el río Águeda, y en dirección contraria a su
curso, una carretera local nos lleva al pueblo de
colonización del mismo nombre: construido en los primeros años cincuenta del
siglo XX, a los colonos les fueron entregadas casa y tierras por parte del
Estado, que luego ellos, con el fruto de su trabajo, debían ir pagando. Así se
formaron explotaciones agrarias de regadío, en medio de la depresión que es la
comarca de Ciudad Rodrigo en el conjunto de la provincia de Salamanca.
Intramuros se encuentra
la catedral, obra inicial del siglo XII, que consta de tres ábsides en la
cabecera, correspondientes con las tres naves longitudinales. Orientado al
oeste se encuentra el pórtico “del perdón” y en las dos fachadas del crucero
otros dos, situándose al norte el claustro, uno de cuyos ángulos fue eliminado
para la construcción de la muralla. En la fachada sur del crucero hay un friso
esculpido con doce personajes bíblicos.
Asombra el pórtico del perdón, con capiteles vegetales e
historiados y esculturas de los apóstoles. Como el estilo de la catedral es el
románico tardío, en el curso de su construcción ya se incorporaron elementos
góticos, como las arquivoltas apuntadas y un tímpano dividido en tres registros.
De época romana quedan
tres columnas de fuste liso que sostienen un entablamento en esquina. La Plaza
Mayor, en cambio, se configuró en el siglo XVI sobre la base de otra anterior,
construyéndose la casa de Ayuntamiento, con dos torres de planta circular en
las esquinas de la fachada y seis arcos carpaneles, tres en cada uno de los dos
niveles (bajo y superior)[i]. La
casa del marqués de Cerralbo también se encuentra en la Plaza Mayor, obra del
siglo XVI con ornamentación plateresca, escudos y balcones.
La ciudad cuenta con
otras plazas, como la del Buen Alcalde, del Conde, de Herrasti y de Dámaso
Ledesma. En la primera hay soportales; en la del Conde se encuentra el palacio de
los Ávila y Tiedra, con fachada renacentista que bien podría estar influida por
el gusto manuelino del vecino Portugal. También está aquí el palacio de los
Condes de Alba de Yeltes, apellido que coincide con el del río que recorre la
comarca y donde se encuentran pueblos como Aldehuela, Alba, Villavieja,
Villares, Puebla y Castraz, todos ellos con el añadido “de Yeltes”, al norte y
nordeste de Ciudad Rodrigo.
La plaza de Herrasti se
encuentra al lado de la muralla y la catedral, debiendo su nombre a un militar
de dicho apellido que luchó contra el francés en la guerra de 1808, pero
también se recuerda en ella a otros héroes populares. La plaza de Dámaso
Ledesma recuerda a un musicólogo local, encontrándose en ella la casa de los
Sánchez Robles, con escudos; y el Palacio de los Águila, obra del siglo XVI
ampliada en el siguiente, tiene un patio renacentista con decoración plateresca,
pero le falta un lado al haber sido ocupado por el muro de otro edificio. Otros edificios más o menos notables se despliegan por todo el recinto urbano,
como torres, palacios y casas nobiliarias. La de los Velasco, contra lo que
pueda parecer, es obra del siglo XX; la de los Miranda, en cambio, es del siglo
XVI y cuenta en el exterior de uno de sus muros con una moldura en forma
geométrica. La plaza de la marquesa de Cartago, construida a finales del siglo
XIX, sigue el gusto modernista, y así podríamos seguir citando otras.
Uno de los mejores
miradores, en el borde de la muralla, es el que permite asomarse al río Águeda,
bien encajado en un surco del terreno. Por esta comarca hay vestigios de los
vettones, pueblo protohistórico que fue sometido, como otros, por las legiones
romanas. Más o menos cerca se encuentran los yacimientos de Lerilla, Irueña, La
Genestosa[ii] y
Las Merchanas[iii],
por citas solo algunos.
De época visigoda se
han encontrado no pocas pizarras numerales, muy propias de esta zona y del
Sistema Central. El canónigo Serafín Tella[iv],
interesado en la arqueología, “recopiló una importante colección de objetos,
entre los cuales destacaron las pizarras numerales[v] de
Lerilla, que entraron a formar parte de la colección arqueológica del obispado
de Ciudad Rodrigo".
[i] A
principios del siglo XX se añadió, formando un ángulo, otro edifico de parecida
factura, pero los arcos tienen menos luz que los renacentistas.
[ii] Fue
ocupado por romanos en los siglos I y II d. de C. y los trabajos que se llevan
a cabo buscan una villa.
[iii] Se
encuentra más al norte, en el municipio de Lumbrales. Aquí la muralla es de
gran interés.
[iv]
1880-1948
[v] Para cierta contabilidad.
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