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Belmonte de Miranda y
Somiedo son dos municipios del interior occidental de Asturias con un relieve montañoso,
sobre todo en Somiedo; valles, praderías e, históricamente, un predominio de la
ganadería sobre la agricultura. Tierras aisladas, han estado dominadas durante
siglos por una aristocracia temprana y la Iglesia monacal, además de la mitra
de Oviedo.
La historiadora
Margarita Fernández Mier[i] ha
estudiado la documentación que se encuentra en el monasterio de Belmonte y en
la catedral ovetense, fundamentalmente, para darnos información de las gentes,
trabajos, herencias, compras, etc. en lejanos siglos. Los grandes propietarios –dice la autora
citada- en los siglos X-XI, eran en primer lugar la monarquía y en segundo lugar
la aristocracia y los monasterios. En 1032 el rey Bermudo III tenía propiedades
patrimoniales por herencia (aunque con las irregularidades que en la
época se podían hacer) particularmente la “villa” de Lapedo, que comprendía, a
grandes rasgos, la actual parroquia de Belmonte y los pueblos de Belmonte,
Cezana, Faidellu, Dolia, Miruxa, Courias (Corias) y Freisnéu, situados a ambas
orillas del río Pigüeña.
Otros grandes
propietarios eran los condes Pelagio e Ildoncia, Jimena Peláez, María Peláez,
Ildoncia Ordóñez, los condes Fernando y Enderquita, Petrus Adefonsi (sobre el
que volveremos luego), el rey Alfonso VII, doña Sancha, el rey Fernando II,
Alfonso X (reyes de los siglos XII y XIII) y Fernando Analso. Estos son
ejemplos de una importante propiedad patrimonial ligada a la monarquía
astur-leonesa en el solar de Lapedo ya en el siglo X, y de una aristocracia en
fase de ascenso.
La “villa” de Lapedo
pasó en 1032 del rey Bermudo III a los condes Pelagio Froilaz e Ildoncia
Ordóñez por medio de una permuta, nietos estos últimos de la reina Velasquita[ii],
de la que Bermudo había heredado la “villa”. Es decir, la propiedad no sale de
la familia, y en 1096 Ildoncia dona a la catedral de Oviedo el monasterio de
Arbichales. Dos de sus hijos, además, donan a la catedral diversas heredades en
ocho localidades, y otras en tres localidades de Miranda.
Pelagio e Ildoncia
(condes) fundaron dentro de la “villa” de Lapedo una iglesia propia y, en el
siglo XII, Petrus Adefonsi, descendiente de los condes fundadores, reagrupó la
propiedad que se había disgregado en generaciones anteriores. En 1141 recibió
las partes que tenía en Lapedo su hermano Gundisalvus, de forma que vuelve el
patrimonio a la misma familia, mientras que el monasterio de Lapedo (en
Belmonte) consolida sus propiedades, ya que en 1151 Petrus Adefonsi y María
Froilaz les donan las heredades que poseían en cuatro localidades, y en 1157
todas las demás de su propiedad.
Otra rama de esta misma
familia es la que agrupa la “villa” de Curniana y funda el monasterio de San
Salvador. A la muerte de la infanta Cristina, hija de la reina Velasquita, igual
que ocurrió con Lapedo, dicho bien se dividió y fue reunido de nuevo por una
nieta suya. Todo lo anterior tiene lugar en torno a los ríos Narcea y Pigüeña,
base sobre la que se fundan dos importantes cenobios.
Otra familia importante
en el siglo XI son los condes Fernando y Enderquita, que poseen dos iglesias
propias, donándolas en 1098 a un presbítero. Las grandes propiedades anteriores
a 1150 son herencias, mientras que a partir de este año se suceden las
donaciones otorgadas por los reyes Alfonso VII, Fernando II y Alfonso X, pero
lo que se enajena es la propiedad jurisdiccional, no la efectiva.
Otro propietario que
aparece en el siglo XIII es Fernando Analso, que donó al monasterio (¿de
Arbichales, San Salvador, Lapedo?) las propiedades que tenía en Grado a cambio
del préstamo de Auviñana. Parece que sus bienes radicaban en el municipio
actual de Grado, intentando hacerse con patrimonio en Miranda, lo que logrará
en 1277 tras obtener la encomienda del monasterio de Belmonte, usurpando de
este modo las prerrogativas jurisdiccionales del mismo.
En 1164 un tal Fernando
Vermuti aparece donando al monasterio de Corias heredades en dos localidades,
pero no es probable que sea el mismo que consigue la encomienda de Belmonte. Los
bienes donados son siempre “villas” completas o mitades, pero también pequeños
monasterios que pasan a engrosar el patrimonio del de Belmonte. De todas
formas, el mayor propietario eclesiástico de la zona es el monasterio de
Lapedo, que hasta mediados del siglo XII solo recibe propiedades de sus
fundadores (Pelagio e Ildoncia) y de sus refundadores (Petrus Adefonsi y María
Froilaz): primero se anexiona al monasterio la “villa” de Lapedo (s. XI) y
posteriormente todo el patrimonio de Petrus Adefonsi (s. XII). Los pequeños
propietarios no jugaron un papel relevante en la cesión de patrimonio hasta
mediados del siglo XII.
También fue gran
propietaria la mitra de Oviedo, que adquiere a fines del siglo XI algunas
propiedades en las vegas del río Pigüeña, pero también es dueña de muchas otras
heredades obtenidas por donaciones entre los siglos IX y XI. El obispo Pelayo[iii]
parece que tuvo mucho interés en las vegas de Miranda y algunos lugares de Somiedo, con ricos
pastos para alimentar a una importante cabaña ganadera.
Otra gran propiedad
eclesiástica es la del monasterio de Gúa, que puede haber sido fundado a
mediados del siglo XII en Santibáñez (entre La Robla y León) y trasladado a
fines de dicho siglo a Gúa, al sur de La Pola de Somiedo. Su patrimonio se
constituyó a partir de las donaciones reales de Alfonso VII y Fernando II, estando las
de este a ambos lados de la cordillera Cantábrica, pero son
pocas las donaciones que recibe de pequeños propietarios. Por su parte, una
hija de la citada reina Velasquita fundó el monasterio de Curniana, a orillas
del Narcea.
En cuanto a los
pequeños propietarios que donan sus propiedades, lo más abundante son heredades
y “villas” a favor de la mitra de Oviedo y de una Elvira Velázquez, pero otros
traspasan sus heredades al monasterio de Belmonte a cambio de bueyes,
maravedíes, modios y eminas[iv],
yeguas, novillas, un ariete, cerdos, modios de pan, comida y vestido, sólidos[v],
escanda, vacas, nocedos (¿), caballos, áureos, zapatos, sueldos, gargallas (¿),
ovejas, cabras, sepulturas, heredades, casas, cilleros, juguerías[vi],
foros y árboles entre 1144 y 1290, según el estudio de Fernández Mier.
Estos pequeños
propietarios aparecen tardíamente en Belmonte, salvo algunos que donan sus
bienes a la mitra de Oviedo antes de mediados del siglo XII, pero lo cierto es
que “la tónica general [es] la enajenación de sus bienes en beneficio del poder
eclesiástico”. Los que traspasan sus propiedades lo hacen por precios muy
desiguales y, en ocasiones, a cambio de comida y vestido, lo que demuestra su
pobreza.
[i]
“Economía y sociedad en Miranda y Somieu en los siglos X-XIII”.
[ii] Fue
esposa de Bermudo II y falleció en torno a 1035.
[iii] Primer
tercio del s. XI.
[iv] Son las
dos medidas para áridos.
[v] Tipo de
moneda. Y otras monedas son los áureos y los sueldos.
[vi] ¿Donde se
hacen jugos de frutas?
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