Bóveda de Juan de Acha en la iglesia de San Miguel. Tricio. |
El 20 de junio de 1528
se firmó en Tricio el contrato por el que los canteros Martín de Vergara y Juan
de Acha debían hacer la capilla mayor en la iglesia de San Miguel de la
localidad citada. Asombra la minuciosidad con la que el escribano pone todas
las cláusulas, que llegan a ser veinticinco, además de otras consideraciones.
Se constata que Tricio
era un barrio de la ciudad de Nájera y que los testigos del contrato que se
firmó eran, por una parte, beneficiados de la iglesia de San Miguel, miembros
del concejo, un arcediano canónigo de la iglesia de Calahorra, un cura y otros
clérigos, un jurado y varios vecinos del pueblo. “Después de haber mucho
platicado” -dice el escribano- los beneficiados y el concejo encargaban a los
canteros citados la obra, consistente en una capilla nueva que sustituiría a
otra anterior, para lo que Martín de Vergara y Juan de Acha debían pagar una
fianza. Se concreta que en la parte del evangelio se habría de hacer una sacristía,
que los materiales serán “piedra franca de la de Buiçio o Santasensio”; en la
capilla debía haber una ventana “a la parte del sol” y la obra debía estar
terminada al cabo de siete años desde la fecha de este documento. Los clérigos
y el concejo se obligaban a aportar el ripio (ladrillos, piedras y otros
materiales de desecho que se empleaban para rellenar huecos), la arena y la
cal, si bien más adelante se dice que esta la han de hacer a su costa los contratados. Los clérigos y el concejo habrían de dar licencia a los canteros para
sacar la piedra y la leña que fuese necesaria, continuando el contrato con
otras consideraciones ciertamente complejas.
El documento, que
aporta Aurelio A. Barrón en un trabajo sobre Juan de Acha[i],
es una muestra de los pormenores que precedían a una obra relativamente
sencilla, pues ni siquiera se trataba de una iglesia completa en este caso,
para garantizar las obligaciones de cada parte y otras condiciones.
Juan de Acha nació en
1497 en Ispáster, entonces señorío de Vizcaya[ii],
falleciendo en Logroño en 1558, donde se había establecido hacía tiempo.
Residió en Baños de Río Tobía[iii]
y su infancia la había pasado en el solar de Eguen, cerca de Ispáster[iv],
teniendo al menos dos hermanos, Martín y Pedro, también canteros. En 1538 ya se
encontraba Juan en Logroño, teniendo relación con Martínez de Mutio, que quizá
fue su alumno. La primera gran obra que se le encargó a Juan de Acha fue la
iglesia de Entrena, muy próxima a Logroño, la cual le abrió el mercado
artístico en dicha ciudad v].
Según el autor al que
sigo la edificación del convento de la Piedad en Casalarreina, entre 1514 y
1522, fue un hito en la arquitectura del tardogótico en La Rioja. Luego, la construcción de la iglesia de Entrena, quizá la
primera obra de Acha como vecino de Logroño, demostró hasta qué punto nuestro
autor había asimilado la técnica de las nervaduras en las bóvedas, con los
terceletes y curvaturas. Mutio y Acha puede que colaborasen, por otra parte, en
la iglesia del hospital de la Madre de Dios de Nájera, obra sobria en este caso.
Otra obra en la que
participó Acha fue la iglesia de San Andrés de Anguiano, con pilares
cilíndricos y de nuevo trazos complejos y geométricos con las nervaduras de las
bóvedas. En Logroño trabajó para los principales clientes eclesiásticos: los
cabildos de la colegiata de la Redonda y de las parroquias de Santa María de
Palacio y de Santiago. En Nájera, Mutio y Acha concertaron con el abad de Santa
María la Real (1535) la construcción de un coro alto a los pies de la iglesia.
Está sostenido por fuertes columnas adosadas a pilares que enmarcan una bóveda
casi plana y con nervaduras que forman terceletes, algunos de cuyos detalles
decorativos fueron impuestos por el abad. También ofrecieron a Acha (1537) la
construcción de la iglesia de Santa Coloma (La Rioja), un edificio sólido y
sobrio en el exterior.
Antes de que en 1538 se
estableciera en Logroño, Acha pudo colaborar con su hermano Martín en las
iglesias de Sorzano y Baños de Río Tobía, la primera con una torre sencilla de
planta cuadrada y bóveda sin terceletes, como la de San Pelayo en
Baños de Río Tobía. Iglesias de una nave, esta última ha sido transformada en tres naves con
mucha posterioridad. y ya instalado Acha en Logroño, cedió a sus hermanos la
construcción de unas casas junto al monasterio de la Madre de Dios para un
particular, centrándose aquel en la arquitectura religiosa.
Los hermanos Acha
debieron prosperar porque Martín tomó en 1539 un aprendiz, y Pedro otros tres,
prefiriendo este la arquitectura civil. En pleno Renacimiento, estos
arquitectos corresponden aún al gusto gótico en su última fase, la más
decorativa y audaz, tanto más interesante en el caso que ha estudiado Aurelio
A. Barrón, por cuando se trata de una región periférica del norte de España.
[i] “El
arquitecto tardogótico Juan de Acha en La Rioja…”.
[ii] Durante
toda la Edad Moderna, por lo menos, tuvieron importancia los canteros
vizcaínos.
[iii] Al
oeste de la actual Comunidad de La Rioja.
[iv] Hoy al
nordeste de la actual provincia de Vizcaya.
[v] Ver nota
i.
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