Grabado del lugar donde ahora se encuentra la puerta de Brandemburgo http://berlunes.com/otro-muro-berlin |
Brandemburgo era,
originariamente, un territorio de unos 40.000 km2 cuyo centro era Berlín.
Alrededor estaban las marcas o fronteras con Polonia, Sajonia, Hannover y
Mecklemburgo. Dos ríos importantes recorren el territorio, el Elba desagua en
el mar del Norte y el Óder en el Báltico, dividiendo Pomerania. Christopher
Clark ha descrito el territorio como una uniforme llanura que, históricamente,
había atraído a pocos visitantes; abundan los bosques de abedules y abetos y,
tomando como fuente al topógrafo Nicolaus Leuthinguer[i]
(1598), habla del territorio como pantanoso, arenoso, llano, cenagoso y sin
cultivar[ii].
Los suelos eran de nula calidad
en su mayor parte, y a mediados del siglo XIX esta situación poco había cambiado,
con pocas aldeas alejadas entre sí, sin acceso al mar y sin fronteras naturales.
Brandemburgo era una entidad puramente política cuyas tierras habían sido
arrebatadas a los eslavos en la Edad Media y colonizadas por inmigrantes
franceses, neerlandeses, italianos e ingleses. La población eslava fue
desapareciendo aunque ha quedado una minoría hasta bien entrado el siglo XX (“wendos”)
en las aldeas cercanas a Berlín.
Los sistemas de transporte eran
primitivos, pues no existían canales que uniesen los dos ríos citados, por lo
que estos eran los mejores medios de comunicación. Berlín y Postdam, por
ejemplo, quedaban sin acceso directo a estas arterias, y a mediados del siglo
XVI dieron comienzo los trabajos para construir un canal que debía unir el
Óder y el Spree, río este que corre entre Berlín y la cercana Cölln, pero
fueron abandonados por demasiado caros.
Todo Brandemburgo quedaba fuera
de las zonas manufactureras alemanas basadas en el lino, el vino y el fustán,
la lana y la seda, y no disponía de minerales. El más importante centro
manufacturero era la ciudad fortificada de Peitz (hierro), que ni siquiera
prosperó, pues hoy es una población de menos de cinco mil habitantes. De esta
industria se valía Brandemburgo para el municionamiento, y para intentar
sobrevivir, las autoridades practicaron una política de restricciones a la
importación.
Solo las regiones de Altmark[iii],
Uckermark[iv]
y Havelland, esta al oeste de Berlín, tenían extensiones suficientes de tierra
arable para cultivos intensivos de cereales, y hacia 1600 se dieron signos de
vitalidad económica. Aprovechando el favorable ciclo de crecimiento europeo en
el siglo XVI, los terratenientes amasaron fortunas exportando sus productos, lo
que se une a los inmigrantes de Franconia, Sajonia, Silesia y Renania, que se establecieron en las tierras no ocupadas. De todas formas un
terrateniente de Brandemburgo no se parecía a los de otras partes de Europa,
con desventaja para aquel, que no llegó a acumular excedentes suficientes para
estimular el crecimiento urbano. La capital, un asentamiento formado por
Berlín-Cölln, tenía solo 10.000 habitantes a comienzos del siglo XVII, mientras
que la “city” de Londres alcanzaba ya los 130.000.
Para convertirse Brandemburgo en
un poderoso estado europeo hubo que contar con la prudencia y ambición de la
dinastía reinante, los Hohenzollern, que procedía de Nuremberg. A principios
del siglo XV uno de sus miembros, Federico, compró Brandemburgo al emperador
Segismundo, siendo aquel uno de los siete electorados del Sacro Imperio, que
incluía no solo alemanes, sino francohablantes, flamencos, daneses, checos,
eslovacos, eslovenos, croatas e italianos. El principal órgano político era la
Dieta, y el emperador era electivo, pero el cargo recayó en la familia de los
Habsburgo, la dinastía alemana más rica y poderosa.
Luego, los Hohenzollern
adquirieron más tierras, pero Joaquín I (1499-1535) ordenó que a su muerte las
tierras fueran divididas entre sus dos hijos, aunque por poco tiempo, porque el
más joven murió sin progenie en 1571 y se restableció la unidad. Juan Jorge,
que reinó entre 1571 y 1598, también decidió la partición entre sus hijos, pero
su sucesor Joaquín Federico consiguió mantener unida la herencia. Cuando se
produjo la gran convulsión religiosa, política y social de la reforma religiosa
luterana, los Hohenzollern fueron prudentes y se mantuvieron fieles al
catolicismo, incluso lucharon al lado del emperador Carlos en la guerra de
Esmalkalda (1546-1547), no obstante el reconocimiento por parte de la Dieta de
Augsburgo (1555) de la existencia de luteranos dentro del imperio.
La esposa de Joaquín I, la danesa
Isabel, se pasó al luteranismo a pesar de que el elector permaneció en la
Iglesia católica, y católico era también Joaquín II (1535-1571) hasta que siguió
a su madre y se convirtió al luteranismo, pero mantuvo la liturgia y la pompa
del ritual católico, sabiendo que había muchos de esta religión en su
territorio. Christopher Clark ha señalado la importancia de las mujeres de la
dinastía en la política posterior de Brandemburgo. Durante las grandes luchas del Imperio, Bramdemburgo jugó un papel conciliador y solo durante el reinado de
Juan Jorge (1571-1598) se abrió paso el luteranismo, hasta el punto de que se
llevaron a cabo dos inspecciones territoriales (1573-1581 y 1594) para
garantizar la transición al luteranismo, pero aún así Juan Jorge siguió siendo
leal al emperador católico, y Joaquín Federico, el sucesor, a pesar de su
luteranismo, mantuvo cordiales relaciones con el emperador.
Los matrimonios, como en otras
cortes, jugaron su papel en los Hohenzollern: con Dinamarca para reclamar los
ducados de Schleswig y Holstein (inútilmente), con Pomerania para tener salida
al mar; Joaquín II se casó con una princesa polaca, y Albrecht Friedrich y la
familia iniciaron las reclamaciones sobre el ducado de Prusia. En 1603 Joaquín
Federico convenció al rey polaco para que le otorgase poderes de regente sobre
el ducado (el duque reinante estaba enfermo). Su hijo Juan Segismundo había
consolidado su posición con la Prusia ducal casándose con una hija del duque…
Mientras tanto, campesinos y
artesanos, comerciantes y transportistas, trabajadores de todas clases, sin
saber muy bien si eran brandemburgueses, polacos, prusianos, etc., pusieron los
elementos materiales para que Prusia, a partir de Brandemburgo, echase a andar
como gran potencia.
[i] Debe de
ser el mismo que fue teólogo, poeta e historiador que escribió una historia de
Brandemburgo y que murió en 1612.
[ii] “El
reino de hierro”.
[iii] Al
oeste del Elba.
[iv] Al
oeste del Óder.
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