Hornachuelos en el siglo XVIII |
Los primeros miembros de la
familia del Corro se detectan en Fuente de Cantos como hijosdalgo. En 1621, de
los once regidores perpetuos que tenía el concejo y la villa, cuatro llevaban
el apellido del Corro, los cuales mantenían una frontal oposición al señor,
Romano Altamirano, que con el beneplácito de los reyes “mercadeaban con la
jurisdicción de la villa y sus bienes concejiles”, según ha escrito Joaquín
Castillo Durán[i]. En
1631, el licenciado Alonso del Corro sería desterrado junto a otros seis,
responsabilizados de las “inquietudes y desasosiegos y menosprecio a los
ministros de justicia” puestos por el conde, según ha estudiado Lorenzana de la
Puente[ii].
El poder de los del Corro estuvo
en ser miembros del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena,
hasta el punto de que en 1632 el alcalde mayor, nombrado por el marqués de
Cantillana[iii],
fue llevado ante la jurisdicción eclesiástica por agredir al clérigo Alonso del
Corro. De los varios del Corro que estudia el autor al que sigo aquí, Juan
Escobar del Corro fue fiscal general del Tribunal del Santo Oficio en Llerena,
su sobrino Alonso del Corro y el hijo de este, Alonso del Corro Guerrero,
fueron secretarios de Actos Positivos en el mismo tribunal.
Alonso del Corro padre tuvo que
intervenir en el pósito de la villa de Fuente de Cantos a causa de la falta de
granos por repartirse estos a favor de los alcaldes y sus parientes, de forma
que aquel volvió a fundar el pósito dotándolo con 600 fanegas de trigo. El
pósito contaba, en 1716, siendo ya responsable el hijo, con 2.122 fanegas de
trigo. Cuando muere este del Corro (hijo), en su testamento se leía poseer
“tierras, casas, huertos, huertas de arboleda, cercados de yerba, molinos y
censos”, además de los signos y elementos de las personas que ostentaban y
llevaban vida de noble: “coche, caballos, mula, esclava, oratorio recientemente
alhajado, una viña, calla y bodega en Pallares, término de Montemolín”[iv].
Alonso del Corro Guerrero nació
en la familia con mayor riqueza de la villa de Fuente de Cantos, de forma que
cuando murió su padre en 1679 heredó una cuantiosa fortuna: una escritura de
censo de 68.500 reales contra el concejo de la villa de Calzadilla[v]
y dinero en efectivo que sobrepasaban los 50.000 ducados, además de numerosas
deudas, dos escrituras de censo, uno de 3.000 ducados contra el convento de San
Basilio de la villa de Hornachuelos[vi],
el otro de 2.000 ducados contra el convento de San Antonio del Valle del
Galleguillo[vii].
Tasado todo quedó en un líquido de 1,5 millones de reales.
Estos secretarios de actos
positivos aparecieron en el siglo XVII, encargados de la gestión administrativa
de las informaciones de limpieza de sangre. El título a favor de los del Corro
fue adquirido en el año 1692 por 52.000 reales, pero por el ejercicio del cargo
no se recibía salario alguno; otra cosa es el prestigio y la influencia que
daba, de lo que se derivarían los beneficios correspondientes. Joaquín Castillo
añade, además, el temor que la población sentiría a la función de estos
tribunales. Alonso del Corro hijo fue propietario de las escribanías públicas
de Fuente de Cantos por concesión real, que sí proporcionaban rentas, pudiendo
traspasarse el oficio de escribano siempre que el beneficiario reuniese las
condiciones exigidas y podían venderse, comprarse y gravarse con censos.
Como el poseer una escribanía no
significaba que se ejerciese, sino que se podía nombrar a otro, la del Corro
dejó mucho que desear, con lo que se cumple otro de los requisitos de todo
hidalgo que se precie: la vagancia. Las fuentes hablan de aquella época como de
“hambre de honores”, este era el objetivo de los hidalgos, sobre todo para
evitar el pago de impuestos, como lo intentó del Corro en el caso de las
alcabalas, cientos y millones. Para ello entabló un pleito en el que reclamó
que se le reintegrasen las cantidades que “indebidamente” –decía- había pagado
hasta la fecha (1717). Y lo curioso es que el organismo que debía decidir es
del que formaba parte del Corro.
A la postre ¿de qué estaría más
orgulloso del Corro, de la mula, de la esclava o del oratorio alhajado?
[i] “Alonso
del Corro Guerrero, Secretario del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición
de Llerena y conde de Montalbán”.
[ii]“Luchar
contra el señor. Movimientos antiseñoriales en Fuente de Cantos en el siglo
XVII”.
[iii] Hoy en
la provincia de Sevilla.
[iv] Al sur
de la actual provincia de Badajoz.
[v] Debe
tratarse de Calzadilla de los Barros, Badajoz.
[vi] Hoy, al
oeste de la provincia de Córdoba.
[vii] En
Navas de la Concepción, norte de la actual provincia de Sevilla.
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