Restos romanos de Cuicul |
Algunas ciudades romanas importantes
de África, las Galias y Gran Bretaña, permiten a Pierre Grimal[i]
aportar importantes datos sobre este aspecto de la civilización latina. La fundación de Cuicul (actualmente Djemila)[ii]
se remonta al año 97 después de Cristo y fue obra del emperador
Trajano, que deseaba crear una posición estratégica en el punto en que se encontraban la
gran ruta de Cirta (Constantina) en Sitifis (Setif) y la del sur, de Djiejelli a
Lambese[iii].
En este lugar se levantaba antes una aldea indígena poblada de númidas. Cuicul se encontraba en la
confluencia de dos valles por donde transcurrían los caminos. Cuicul nunca fue una ciudad
cuadrada, solamente conoció un esbozo de decumanus y la muralla seguía las líneas del terreno presentando una forma
triangular, pero pronto esta muralla resultó insuficiente.
La riqueza de las tierras vecinas, la
abundancia de recursos, la facilidad de las comunicaciones con el interior de
una provincia cada vez más próspera, condujeron al desarrollo de la
ciudad. Tres cuartos de siglo después de su fundación se edificó en Cuicul un teatro a unos 150 metros al sur
de las murallas, y veinte años más tarde se edificaron las termas del
sur, que recordaban por su magnificencia y distribución a las grandes termas del norte de
Timgad. Los arquitectos, al elegir estos emplazamientos para los nuevos
monumentos, no habían hecho más que seguir las líneas maestras del lugar, sin
preocuparse a priori de ningún rigor geométrico. Previeron que la ciudad se iría desarrollando en la meseta en forma
de abanico, resultando ciertas sus predicciones. Pero al mismo tiempo
reservaron en el emplazamiento de lo que había de ser el centro de la ciudad, el espacio
necesario para un nuevo foro, que fue obra de los Severos. Para situarlo se
limitaron a seguir la orientación de las viejas
murallas, que fueron la base de su plan director. Dos arcos, uno sobre la calle
que conducía al teatro (levantado a partir del año 161 d. C.) y el otro a la salida
del nuevo foro (año 216) significaban que, en estos puntos, empezaba una zona monumental. La extensión de la ciudad se encontró así limitada –y también por el mismo terreno- de este a oeste.
Más tarde la ciudad continuó su crecimiento, incluso en medio de
la inseguridad que marcó el siglo III
de nuestra era y, cuando triunfó el
cristianismo, fue en el barrio sur donde se instaló la comunidad cristiana con sus basílicas, sus baptisterios y su palacio
episcopal. De esta manera la evolución de Cuicul presentó, como podemos comprobar actualmente,
una señalada unidad. Su cardo no era axial, como lo requería la regla, sino que formaba un bulevar
bordeado de pórticos a lo largo de las murallas del
oeste. Más tarde se sustituyó el viejo decumanus por una terraza que dominaba el foro de los Severos, y en
todas partes se colocaron fuentes, una detrás del arco de Caracalla y otra a alguna
distancia de las termas del sur, en la prolongación del cardo.
La exedra central de la terraza que
dominaba en nuevo foro estaba adornada con una fuente, así como el mercado de Cosinius, en las
cercanías del Capitolio. Los patios de las
casas particulares estaban también alegrados por el agua: gracias a los ingenieros
romanos, los africanos comprendieron la necesidad de situar en todas partes el
frescor de las fuentes.
Las casas de Djemila (Cuicul) mantienen el patio central rodeado de columnas (peristilo) pero con
diferencias respecto de las casas pompeyanas. La casa con atrium está caracterizada
por una hilera axial de apartamentos; primero se entra en un vestíbulo de dimensiones reducidas y
luego directamente en el peristilo, que es el patio de la mansión. A lo largo de sus cuatro lados están dispuestas las habitaciones,
algunas de las cuales no son más que estrechas
celdas, y otras, más adornadas,
representan salas de ceremonial. No encontramos aquí el atrium de Italia, pero no existe ninguna razón para suponer que nunca fuera
exportado a África. En la época en que fueron construidas las
grandes ciudades africanas, el atrium ya
no era en la misma Roma más que un
recuerdo, y las casas africanas eran más parecidas a las mansiones helenísticas que se pueden ver en la isla
de Delos y que se remontan al siglo II a. de C. Este modelo se mantendrá en todo el Oriente y en el Mediterráneo meridional, dando nacimiento a la
“casa árabe”, de forma que desde los primeros siglos la
ciudad romana ya estuvo marcada por la huella de los países africanos.
[i] “Las
ciudades romanas”.
[ii] Al
nordeste de la actual Argelia.
[iii] Todas
estas ciudades se encuentran al nordeste de Argelia.
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