La ciudad de Kandahar se encuentra hoy al sur de Afganistán,
remontando sus orígenes al siglo IV a. de C. en relación con las expediciones
de Alejandro Magno. En el siglo VII ya están los árabes intentando la
islamización de la zona. El país es desértico o semidesértico, con un relieve
retorcido antes de entrar en las grandes alturas al este.
En la baja Edad Media y el siglo XVI la ciudad constituía una
pieza clave en las comunicaciones entre Irán e India, sirviendo de ruta
comercial y de paso obligado para los ejércitos invasores. Tras conquistar el
norte de la India, los mogoles destinaron muchos recursos a la defensa de esta
frontera occidental para ellos, y enviaron príncipes de primer nivel a
custodiarla, entre ellos el hermanastro de Humayun, segundo emperador de los
mogoles (primera mitad del siglo XVI). Tras ser expulsado del trono, Humayun
trató de recomponer su imperio desde Kandahar, pero su hermanastro se negó a
entregarle la ciudad, lo que obligó a aquel a exiliarse y buscar apoyo en el
sha Tahmasp, gobernante del imperio safávida de Irán. Este, como contrapartida,
le exigió a cambio de su apoyo la conversión de Humayun al chiísmo[i]
y la posterior entrega de Kandahar.
Conquistada la ciudad, el turco-iranio Bairam Khan, que
contaba con la confianza de los dos soberanos, la mantuvo bajo su control y, a
la muerte de Humayun (1556), el soberano safávida se apoderó de Kandahar, que
puso una importante guarnición y, tal y como hacían los mogoles, se la entregó
a un familiar suyo, el cual recibió como misión hacer las reformas necesarias
para evitar las plagas anuales que asolaban a la ciudad.
Entre el imperio mogol y el safávida existieron, pues,
alianzas políticas y una emigración constante de personas de un imperio a otro
(por lo general Irán recibía mercaderes y la India administradores),
convirtiéndose el persa en la lengua de la administración mogol. Pero la emigración
de administradores a la India dependía siempre del permiso iraní, siendo los
caballos moneda de cambio frecuente: uno que en Persia era vendido por 8-10
ducados, en la India valía entre 400 y 1.000 ducados. Otro de los elementos de
intercambio era la plata. Era una época en la que los sultanatos del Deccan
eran afines a los safávidas y, por lo tanto, adversarios de los mogoles.
El mecanismo empleado para garantizar la estabilidad de los
nuevos territorios anexionados fue la cooptación de la dinastía local reinante
en el sistema imperial, recibiendo los titulares de las dinastías subordinadas,
“jagirs” o el derecho fiscal temporal que el emperador entrega a un individuo
para que recoja el impuesto sobre la tierra de un área determinada. Kandahar
fue cambiando de manos hasta que, en 1622, los safávidas lanzaron un ataque
conquistándola una vez más. Los enfrentamientos entre las facciones del imperio
mogol impidieron una reacción contundente y se firmó la paz en 1623, pero no
sería la última vez que Kandahar cambiaría de manos, pero cuando un caudillo
turco iranio[ii] tuvo en
sus manos Kandahar y Kabul, las dos puertas occidentales del subcontinente, en
1738 lanzó una invasión sobre la India y saqueó el tesoro real timúrida[iii].
La importancia de Kandahar estuvo en la proximidad,
históricamente, a grandes rutas de intercambio económico y cultural. Si nos
vamos a la Edad Media seguramente formó parte de las que visitaron los
radhanitas, comerciantes judíos que relacionaron económicamente a oriente con
occidente entre el siglo VII y el XI; no estuvo lejos de las rutas que
siguieren los venecianos por tierra, relativamente cerca de Ormuz y Balj, al
norte de Afganistán esta última. Aunque la ruta de la seda tiene importancia
con anterior a los imperios safávidas y mogol, que duda cabe que la encrucijada
de caminos que representó Kandahar siguió siendo una realidad hasta la primera
guerra anglo-afgana entre 1839 y 1842.
(Fuente: Morató-Aragonés Ibáñez, M., "La emigración turco-irania: del imperio safávida al mogol").
(Fuente: Morató-Aragonés Ibáñez, M., "La emigración turco-irania: del imperio safávida al mogol").
[i]
Rama del islam y escuela jurista que considera a “chía” (Ali ibn Abi Tálib)
sucesor del profeta y, por lo tanto a sus descendientes.
[ii] Nader Sha
Afshar, fundador de la dinastía afshárida, originaria de Jorasán.
[iii]
Timurida hace referencia al imperio fundado por Tamerlán en el siglo XIV. En el
siglo XVI es sustituido en el norte de la India por los mogoles.
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