Capilla de San Martín de Breslau |
Al suroeste de Cracovia, a
orillas del río Vístula, se encuentra el monasterio benedictino de Tyniec,
fundado en el siglo XI, cuando Polonia estaba reciente e incompletamente
cristianizada. Está sobre un promontorio rocoso y rodeado de árboles, presentando
el aspecto sobrio y elegante de los monasterios centroeuropeos. Con dos torres
no muy altas en relación al cuerpo central de la iglesia, el edificio abacial
forma una L en cuyo vértice se encuentra el templo. Pero el aspecto actual de
la abadía no es el que tenía en el siglo XI, con reconstrucciones sobre
todo en el siglo XV y también posteriores.
Al oeste de la actual Polonia se
encontraba la abadía de Zmigrod, fundada por el rey Mieceslao y su esposa
Richeza, empeñada sobre todo ella, de nacionalidad alemana, en extender el
cristianismo. El cronista medieval Jan Dlugosz, varios siglos más tarde, habla
de los fundadores, considerado uno de los primeros historiadores de Polonia.
Richeza, que vivió en el siglo
XI, tuvo una formación esmerada como nieta del emperador Otón II, en
Gandersheim[i]
o en Quedlinburg[ii], donde
sus tías, según Anna Dzialak, desempeñaban altas funciones conventuales. Hay
que decir que en la Alemania de la época, vivir en un convento era una válvula
de escape para estudiar y formarse fuera de la opresión que la mujer vivía en
otros ámbitos. Por otro lado, los ataques normandos que forzaron a los monjes
irlandeses a abandonar sus conventos, hicieron de Lotaringia el corazón del
occidente cristiano. Las monjas, por lo tanto, eran privilegiadas respecto a
las otras mujeres, y si como en el caso de Richeza, era de estirpe real, las
ventajas que tuvo fueron evidentes. El cronista Gallus Anonymus, que vivió
entre los siglos XI y XII, llegó a acusar a Richeza de la antipatía que sentía
hacia los polacos, lo que no se puede entender sino por los prejuicios respecto
de las mujeres.
Richeza conocía varios idiomas y
se había educado en la cultura latina y bizantina, emparentando con un príncipe
de la dinastía de los Piastas, Miecislao, que falleció en 1025. Fue entonces
cuando Richeza se lanzó a las fundaciones monásticas, aunque quizá lo hizo
desde su natal Alemania, pero teniendo siempre en cuenta el interés por
cristianizar Polonia como ya lo estaba la parte occidental de Europa. El
interés fundacional, de todas formas, no fue exclusivo de Richeza, pues ya su
madre había participado en la fundación de la abadía alemana de Brauweiler[iii],
en el oeste de la actual Alemania.
Parece que cuando Richeza y
Miecislao contrajeron matrimonio –que duraría poco- el rey Boleslao les regaló
unos terrenos en Malopolska (“pequeña Polonia”), junto a Cracovia y a aquellos
se atribuye la construcción de la capilla de San Martín de Breslau (oeste de
Polonia). Richeza habría invitado a los benedictinos a instalarse en Polonia,
teniendo ella una larga tradición monástica y seis hermanas suyas fueron
abadesas de otros tantos conventos: Adelaide en Nivelles[iv],
Theophanu en Essen[v],
Heylewig en Neuss[vi],
Matilde en Dunquerque[vii],
Ida en Colonia y Sofía en Gandersheim. Richeza, por su parte, fundó la abadía
de Zmigrod, al norte de Breslau.
Richeza no ha sido bien tratada
por la historiografía polaca, ya porque los cronistas medievales estaban atados
al patrón de considerar a la mujer como demoníaca en unos casos, débil e inepta
en otros, pero modernamente este personaje femenino se ha reivindicado por su
labor cultural, lógicamente con los recursos que la población humilde aportaba.
Fue ella –dice Anna Dzialak- quien envió a Polonia a Aarón, que llegaría a ser obispo de Cracovia
(1046-1059), mientras que el hermano de la reina fue obispo de Colonia. Es un
ejemplo claro de confusión entre la construcción de un estado cristiano y la
colaboración estatal.
Es muy interesante una crónica
del siglo XI para entender el contexto histórico en el que se va a desarrollar
la política de fundaciones monásticas de Richeza; se trata de la de Thietmar,
que nos habla de las guerras del Sacro Imperio contra polacos y wendos, pero
como toda crónica de esa época ha sido objeto de una crítica severa por parte
de los historiadores. Y también es útil conocer la obra de Hroswitha, una
canonesa y escritora alemana algo anterior, que escribió una obra demostrativa
de las posibilidades de una religiosa de la época en relación a una mujer
convencional.
La crónica de Wincenty Kadlubek
(siglos XII-XIII) aporta también importantes datos sobre la vida religiosa en
la Polonia de su época, pero en lo que respecta a Richeza llega a decir que era
una mujer violenta y los historiadores conceden solo un valor relativo a sus
aportaciones en este sentido.
[i] En la
baja Sajonia.
[ii]
Igualmente en Sajonia.
[iii] En
Renania-Palatinado
[iv] En la
zona valona de la actual Bélgica.
[v] Al oeste
de Alemania.
[vi] Junto a
Düsseldorf, al oeste de Alemania.
[vii]
Extremo norte de Francia.
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