Turcos y bizantinos en el siglo XIV (Wikipedia) |
Los almogávares o mercenarios que formaron la Compañía
Catalana de Oriente, son el ejemplo más claro de la brutalidad e impiedad de
una época guerrera que no lo ha sido más, sin embargo, que otras anteriores y
posteriores.
Estela Vázquez Granados[i]
ha estudiado el papel que estos almogávares llevaron a cabo a principios del
siglo XIV en lo que quedaba del Imperio bizantino, en principio para ayudar a
los emperadores cristianos a combatir a los turcos, de religión musulmana, pero
como veremos, para enriquecerse, saquear, llevar el sufrimiento allí donde
estos almogávares pisaban… y no fueron los únicos.
El contexto histórico es el de la expansión mediterránea de
la Corona de Aragón durante los siglos XIII a XV, primero con la conquista de
Mallorca (1229) y finalmente con la de Nápoles en el último siglo citado. En
medio estuvieron los dominios sobre Ibiza, Sicilia, Menorca, Cerdeña, Atenas y
Neopatria.
Los almogávares eran soldados mercenarios cuya vestimenta
coincidía con las de las primitivas tribus germánicas, de ahí que se haya
supuesto que eran descendientes de los godos, pero todo parece indicar –dice la
autora a la que sigo- que su origen está en algún lugar del reino de Aragón. El
nombre almogávar deriva de la palabra algara, correría o incursión en
territorio enemigo.
Según María Teresa Ferrer Mallol, eran característicos de la
frontera, furtivos y depredadores en territorio enemigo, que perdieron
protagonismo cuando terminó la “reconquista” catalano-aragonesa en el siglo
XIII. Luego se vieron obligados a ofrecerse al mejor postor, pero volviendo
atrás, en el ámbito internacional los almogávares tienen protagonismo en la
guerra de Sicilia a finales del siglo XIII, donde unos cuatro mil almogávares
se enrolaron en el ejército de Pedro III de Aragón.
En sus armas predominaban las lanzas, los dardos arrojadizos
y un cuchillo de doble filo llamado “colirtell”, acostumbrando realizar
incursiones a pie. Ramón Muntaner[ii],
que fue miembro de la expedición a Oriente, relató en su crónica que iban mal
vestidos y asombraban a las gentes. Luchaban al grito de “desperta ferro”, pero
no carecían de organización militar, estructurándose en almogávar o soldado,
almocadén o sargento y adalid o capitán. Ya desde el principio fue una hueste
dedicada al saqueo, teniendo por costumbre agruparse en número de 200 para las
embestidas.
Tras la paz de Caltabellotta[iii]
(1302) los almogávares se ofrecieron como mercenarios al emperador bizantino
Andrónico II Paleólogo, que necesitaba combatir a los turcos en Asia Menor.
Para ello contaron con el beneplácito de Federico de Sicilia y Jaume II de
Aragón, y en 1303 llegaron a Constantinopla, cuando el Imperio bizantino estaba
muy debilitado. Pronto surgieron enfrentamientos entre la hueste y los
distintos aliados bizantinos, como los mercenarios del coemperador Miguel IX
Paleólogo[iv],
por ello los almogávares se dirigieron a las proximidades de la ciudad de
Cizico[v].
Los primeros enfrentamientos entre almogávares y turcos
tuvieron lugar en 1304 y resultaron victorias para los primeros, que pudieron
liberar la ciudad de Filadelfia (al oeste de Anatolia). Después se enfrentaron
de nuevo en Tira, donde murió Corberán de Alet, senescal almogávar, con
victoria también para este, que no obstante persiguió a los otomanos que escapaban
y en este lance perdió la vida. Entonces le sucedió en el mando Rocafort, que
se hizo con el botín, siendo enviadas las familias de los soldados a Magesia[vi]
mientras que el grueso de los soldados marcharon a Ania.
El propósito era buscar un gran enfrentamiento, llegando los almogávares
a las Puertas de Hierro, estrecho desfiladero que forma parte de la vertiente
oriental de los montes Tauro, donde se encontraron con el ejército turco; de
nuevo aquellos “descubrieron la grandeza de la victoria, lo que valió la
recuperación de un amplio territorio y un importante botín.
Entonces llega la noticia a los almogávares de que el
gobernador griego de Magnesia, con la ayuda de mercenarios alanos, decidió
asesinar a la guarnición almogávar y apoderarse del botín que esta guardaba.
Entonces Roger asedió la ciudad mientras que la población se alzó en armas para
defenderla. Llegó entonces un despacho de Andrónico pidiendo que los
almogávares dejasen el sitio de Magnesia
para juntarse con su hijo Miguel y socorrer al príncipe de Bulgaria,
cuñado de Roger, porque un pariente de aquel se había levantado, pero algunos
historiadores consideran que dicho levantamiento era una ficción de Andrónico
para apartar a los almogávares de Magnesia.
En su marcha hacia Constantinopla los almogávares asolaron
ciudades y pueblos, saquearon y violentaron a todos los que se les opusieron.
Andrónico ordenó a aquellos que se establecieran en la península de Galípoli,
que se convirtió en una plaza fuerte para los catalano-aragoneses, no obstante
lo cual hubo desavenencias porque los soldados reclamaban las pagas que se les
debían: “empezaron a tomarse la justicia por su mano”, dice un cronista. En
medio de intrigas, Roger y el emperador bizantino protagonizaron un episodio
que cambiaría por completo el destino de los almogávares, pues llegó a
Constantinopla Berenguer de Entenza (señor de Mora y Flaset y cuñado de Roger
de Lauria). Roger le concedió el título de megaduque, que él mismo ostentaba,
por lo que el emperador tuvo que nombrarle césar del Imperio, título en desuso
desde hacía cuatro siglos, pero que comportaba la cesión del feudo de Asia
Menor, con la excepción de las grandes ciudades.
Antes de partir hacia Asia Menor, Roger se reunió con Miguel
IX (1305) que, aprovechando unas fiestas en honor de aquel, permitió que los
mercenarios alanos matasen a varios almogávares, lo que puso en marcha la
venganza por parte de estos, que acusaron al emperador de traición[vii].
Se desencadenó en Bizancio una oleada de asesinatos, provocando que Galípoli se
llenase de refugiados, cuya península fue convertida por Berenguer de Entenza
en una fortificación, al tiempo que decidió un ataque contra Constantinopla:
cinco galeras, dos leños (embarcaciones pequeñas) y otros diecisiete barcos. De
Galípoli fueron a la isla de Mármara, donde saquearon la mayor parte de las
poblaciones y degollaron a todos sus habitantes. A continuación fueron hacia
Heraclea para hacer lo mismo.
Los episodios de los almogávares en Bizancio y Anatolia
siguen por los mismos derroteros en los años siguientes. La defensa del
cristianismo frente al turco y del Imperio bizantino son meras excusas para
saciar las ambiciones de poder de sus líderes y los ricos botines tras las batallas
victoriosas.
[i] “La Gran
Compañía Catalana de Oriente”.
[ii]
(1265-1336). De familia noble relacionado tanto con la monarquía aragonesa como
con la castellana. Empobrecida su familia, se avecindó en Valencia y tomó parte
en la conquista de Menorca (1286).
[iii]
Al oeste de Sicilia. Firmada por Federico II de Sicilia, Carlos II de Nápoles y
Carlos de Valois, puso fin a la guerra de Sicilia, erigiéndose Federico II como
monarca de Sicilia y desvinculado de la Corona de Aragón, pero el monarca debía
ser descendiente de la casa de Barcelona. De esta manera la Corona
catalano-aragonesa se aseguraba el comercio en la isla.
[iv] Hijo de
Andrónico.
[v] En la
ribera asiática del mar de Mármara.
[vi] Ciudad
al este de la actual Grecia continental.
[vii] Cónica
de Ramón Muntaner.
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