Vista parcial de la isla de Curaçao |
Estando los flamencos
bajo dominio de la monarquía española, el rey Felipe II envió al tercer duque
de Alba (1567) con un cuerpo de tropas profesionales para ocupar Flandes y,
hasta la llamada tregua de los doce años, firmada en 1609, la guerra se
prolongó durante más de cuarenta años. Pero ya en 1586 el rey había decretado
el cierre de los puertos de la península Ibérica (Portugal estaba también bajo
dominio de Felipe II) al comercio y a los buques flamencos, con lo que se
rompió la dilatada relación comercial entre Portugal y los Países Bajos,
trastornó los negocios de los cargadores de Indias en Sevilla, donde las
mercancías flamencas habían constituido hasta entonces el principal fundamento de
las cargas que se hacían para las Indias y obligó a los holandeses a acudir
directamente a los orígenes de su anterior comercio con Castilla y Portugal[i]
El primer viaje
holandés al lejano Oriente se inició en 1595, en busca de las especias que ya
no llegaban de Lisboa. En 1602 se organizó la Compañía holandesa de las Indias
Orientales, que serviría de modelo a las que más tarde organizaron franceses e
ingleses. La sal, que tradicionalmente arribaba a los Países Bajos desde
Setúbal y otros lugares de la costa portuguesa, y que se consumía en la salazón
de pescado y otros usos industriales, comenzó desde 1600 a recogerse en Araya,
en una bahía de la costa venezolana. Cuando los holandeses fueron expulsados de
aquí, iniciaron su asentamiento en Surinam o Guayana holandesa (1602-1603) y,
tan pronto como terminó la tregua con el rey Felipe III, organizaron la
Compañía holandesa de la India Occidental (1621). En 1624-1625 se asentaron en
Nueva Amsterdam, origen de la actual Nueva York en la isla de Manhattan, “comprada”
a un grupo de indios. Así se abrió el comercio de pieles que antes los
holandeses recibían de los rusos.
En 1628, un almirante
al servicio de la Compañía, Pieter Heyn, logró el éxito de derrotar y en parte
capturar en la bahía cubana de Matanzas a una de las flotas de la Nueva España
en viaje de regreso. Luego vino para los holandeses la conquista del negocio
del azúcar: la “Nueva Holanda” se iniciaba en 1630 con un ataque a Pernambuco y
la ocupación de todo el noreste del Brasil, donde el régimen holandés
perduraría hasta 1654. También tomaron los holandeses a los portugueses en
África, Elmina[ii]
en Guinea (1638) y Luanda en Angola, obteniendo así los esclavos africanos que
necesitaban para sus plantaciones de aña de azúcar. Desde 1634, la ocupación de
la isla de Curaçao[iii],
establecieron el primer depósito extranjero en territorio hasta entonces
castellano.
En los años veinte del
siglo XVII los holandeses iniciaron, pues, una nueva etapa en la colonización
europea del Nuevo Mundo, introduciendo en América su moderno sentido comercial,
que superaba con mucho a las prácticas de españoles y portugueses. No ocuparon
territorio los holandeses, sino que establecieron puntos que les sirvieron para
un intenso comercio, como las antiguas talasocracias. Con su embarcación
modelo, el filibote, inventado en los astilleros holandeses a finales del siglo
XVI, ahorraban tiempos muertos, mano de obra y gastos; para igual tonelaje,
precisaba menos tripulación que cualquier otro buque hasta la fecha.
Los primeros
asentamientos franceses e ingleses en el Caribe –islas de San Cristóbal (1622),
Guadalupe y Martinica (1635)- dependieron en un principio de barcos holandeses,
pero para estos fue instrumento fundamental, también, el Banco Comercial de
Amsterdam y el Banco de Crédito, fundados respectivamente en 1609 y 1614,
dadores de crédito fácil para los comerciantes ultramarinos. Los éxitos de
Holanda tuvieron, sin embargo, sus límites, y su período de apogeo fue bastante
corto. El tratado de La Haya (1596), que combinaba fuerzas militares y
económicas para erosionar a la monarquía hispánica, fue boicoteado por Francia
e Inglaterra cuando estas abandonaron a Holanda y firmaron paces separadas con
España en 1598 y 1604, respectivamente. Las Actas de Navegación de 1651 en
Inglaterra mostraron ya una actitud anti-holandesa, que condujo a las guerras
de 1652-1654[iv]
y 1665-1667[v]
entre Inglaterra y Holanda.
[i] Céspedes
del Castillo, “América Hispánica”.
[ii] Hoy en
la costa de Ghana.
[iii] Isla
frente a la costa noroeste de Venezuela.
[iv]
El pensador Hugo Grocio defendía que el comercio marítimo debía ser libre, lo
que las autoridades holandesas exigieron mientras no contaron con la
competencia británica. La guerra finalizó en 1654 con la derrota de las Provincias
Unidas.
[v]
Carlos II de Inglaterra recibió de su esposa, Catalina de Braganza, Bombay y
Tánger, así como ventajas en el imperio portugués (Portugal se encontraba
entonces en guerra por su independencia con la monarquía española). El
conflicto comenzó en el golfo de Guinea por la captura de esclavos, los ingleses
se hicieron con nueva Ámsterdam, llamada desde entonces Nueva York. La victoria
en 1667 fue holandesa, pero Inglaterra conservó algunas ventajas que los
holandeses no discutieron.
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