El Corregimiento de Ágreda y Cervera del Río Alhama abarcaba en el siglo XVIII un territorio que hoy corresponde, respectivamente, a una pequeña porción de las provincias de Soria y La Rioja (*), el elegido por José Luis Martínez Jiménez para su tesis doctoral[iii]. Uno de sus capítulos se refiere a la industria, dependiente en la mayor parte de los casos del cáñamo producido en dicho territorio, los cereales, la vid y las aceitunas; por lo que respecta a la ganadería la principal materia prima es la lana para la fabricación de paños.
En el siglo XVIII, aunque en diferentes momentos, hubo
fábricas o talleres para la transformación del cáñamo, de harinas, vino,
aceite, batanes, una fábrica de jabón, lino, márraga, lonas, vitres, hilazas,
alpargatas, alfarería, cordelería, tenerías[iv],
lienzos, sayales, tintorerías y una tejera. La diversidad es indicativa de la
atomización de estos talleres, algunos de los cuales tuvieron una vida larga,
pero otros más bien corta. Los datos suministrados por Martínez Jiménez
permiten, no obstante, valorar el papel de la industria a pequeña escala en una
región apartada de los grandes centros productores (Barcelona, Madrid, Bilbao,
Sevilla, Valencia, etc.).
La atomización se pone de manifiesto, también, en los
numerosos lugares donde se encuentran los talleres: Cervera del Río Alhama,
Ágreda, Aguilar de Río Alhama, Aldehuela de Ágreda, Cornago-Igea, Cigudosa,
Beratón, Débanos, La Cueva de Ágreda, Montenegro, Añamaza, Barnueba, Valverde, etc.
Los talleres daban trabajo a una gran cantidad de especialidades artesanas:
hiladores, trenzadoras, capelladoras, teloneros, urdidores, tintoreros, curtidores,
alfareros, molineros, etc., sin olvidar a los que suministraban la materia
prima (agricultores que sembraban, regaban, soleaban, empilaban…), así como los
que permitían la comercialización de los productos elaborados llevándolos por
los caminos en burros y carros.
Algunos de los productos citados eran llevados a otros
lugares de Castilla y Navarra, Francia, Portugal, Sevilla, Cataluña y la costa
mediterránea, así como a los puertos de A Coruña, Santander y Bilbao, ya que
las lonas se fabricaban para consumo de la Real Armada y para la de Correos
Marítimos de A Coruña.
La fábrica de jabón se encontraba en Cervera, produciendo al
año 3.450 kg. de jabón, producto que se venía usando en España, como en otros
países, desde el siglo XVI, pero se generalizó en el XVIII. También en Cervera
había 18 telares de lino-cáñamo para la fabricación de alpargatas, empleando,
por término medio, a 9 personas por telar. Se fabricaban también márragas, en
la misma localidad, de diversas calidades: recia, de 80 varas, delgada, padilla
(para sacos que contendrían lana), costales para trigo, harina y otros
productos. El autor habla de 25 telares para márragas, dando trabajo a 23 urdidores.
Una fábrica de lonas en Cervera fue propiedad de una familia
de cosecheros de cáñamo, que aprovecharon la abundancia de agua para los
blanqueos[v].
Por medio de una Real Cédula se concedió a la familia propietaria de esta
fábrica (1798) franquicia para producir lonas, vitres e hilazas, escriturándose
el establecimiento en 1790 con un capital de mil reales, pero la fábrica se
cerró en 1808 a causa, quizá, de la guerra contra la invasión napoleónica.
En Ágreda, en 1784, había doce telares de lino-cáñamo, dando
trabajo a 540 personas (45 por telar), pero hasta 1760 habían existido 33 “telares
corrientes”. Los tintoreros, por su parte, teñían la lana con añil en orines, y
los paños finos de dicho producto se teñían en negro, siendo la lana, de los
ganados que pastaban en Soria y La Rioja.
La manufactura alfarera
se limitaba a un taller en Ágreda, donde se fabricaban productos
vidriados y barnizados, usando alcohol que se adquiría en los Reales estancos.
Se abastecía a la villa, su jurisdicción y muchos pueblos de Navarra.
En Ágreda había 24 maestros tejedores, pero solo trabajaban
medio año porque no tenían suficiente materia primara para hacerlo al completo,
habiendo también dos fábricas de márragas y cordelería para hacer sacos y llenarlos de lanas finas que se llevaban a Inglaterra, Holanda, Francia y otras
partes.
Había diez u once maestros en algunas tenerías, donde se
procedía al curtido y zurrado de los cueros, fabricando al año 2.200
cordobanes, 500 cueros para zapatos y 1.400 badanas[vi],
siendo la fábrica que las elaboraba antiquísima. Doce maestros, once oficiales
y treinta mujeres y muchachos, por su parte, fabricaban alpargatas, haciendo
5.100 pares al año.
Había batanes en Ágreda, Vozmediano y Débanos para tupir los
paños y, según el Catastro de Ensenada, 11 molinos harineros, un lavadero para
lana churra y siete tenerías (también en Ágreda).
En Aguilar de Río Alhama se fabricaban lienzos, puro y de
estopa, empleando lino como materia prima. En esta localidad había un molino harinero,
otro en Inestrillas y otro más en Aldehuela de Ágreda.
¿Cuál fue el problema para que estas industrias no prosperasen más allá de su nivel artesanal? La falta de capitales, la inexistencia de maquinaria (elemento definidor de la moderna industria) y los cambios producidos en el consumo a lo largo del siglo XIX, si bien algunas de estas industrias artesanas perduraron durante parte del mismo.
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(*) Ágreda se encuentra al nordeste de la actual provincia de Soria y Cervera del Río Alhama al sureste de La Rioja.
[iii] Lamentablemente hay muchas incorrecciones y errores de redacción, independientemente del interés y mérito que tienen sus datos.
[iv] Los batanes eran máquinas para tupir los tejidos. Estaban situados donde había una corriente de agua que hacía mover una rueda, la cual activaba los mazos. Márraga es la tela que se fabrica para sacos. Vitres hace referencia a objetos vidriados de variada calidad (suponemos que en relación con la alfarería). En las tenerías se curtían las pieles.
[v] El autor señala que los ríos de la zona, Alhama en primer lugar, tenían un caudal más copioso que en la actualidad.
[vi] Piel curtida de oveja o carnero.
Fotografía: Cervera del Río Alhama (centros2.pntic.mec.es/cra.de.alhama/Cervera/Cervera).
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