Musulmanes y mudéjares nos han dejado una estética, unas
técnicas, que han heredado los pobladores de la península Ibérica de forma muy
variada: azulejos, alicatados, la cuerda seca[i],
etc. En cuanto a los colores empleados,
el negro, azul, blanco, verde, melado…
Son muchas las poblaciones españolas donde podemos encontrar muestras
de estas obras vistosas y laboriosas, tanto para pavimentos como para muros,
techos, jambas y cubiertas, en éste caso cúpulas. Los primeros ejemplos, según
Mónica Malo Cerro[ii], están
en las sevillanas Giralda, Torre del Oro y Santo Tomás[iii],
pero también podemos ver azulejos, alicatados, etc. en Toledo y Alba de Tormes,
Tordesillas, Salamanca, Valladolid, Toro, Benavente, Valencia, Teruel, otras poblaciones y en varios
museos.
Para las piezas vidriadas se empleaba plomo o estaño,
constituyendo paneles decorativos con piezas de barro esmaltado (aliceres) que
suelen ser monocromos y tener forma de polígono regular o estrellado; se unen y
encajan unos con otros formando diseños geométricos complejos. La técnica del
alicatado (revestimiento de suelos o muros con azulejos) tiene gran dificultad
y por ello será reemplazada a lo largo de los siglos XV- XVI por la de la cuerda seca y por la de
arista[iv].
Los alicatados podrían haberlos introducido los almohades en el siglo XIII y
permanecer su elaboración en el reino nazarita de Granada y en la Sevilla
mudéjar.
Puede empezarse un viaje por los azulejos sevillanos de los
edificios citados, que quizá son los más antiguos conservados de la región (mediados
del siglo XIV), aunque el máximo esplendor se alcance en el reino nazarita.
Luego iremos a Toledo, donde vemos alicatados en el pavimento de la sinagoga
del Tránsito, además de “alfombrillas” cerámicas que adornan varios
conventos, que también los podemos encontrar en Teruel[v].
Y de aquí al castillo de Alba de Tormes, que pasó a propiedad del Duque de Alba[vi],
construcción iniciada en 1430. Las formas de sus azulejos son estrellas, cruces
y polígonos muy variados de colores verde, blanco, melado, marrón, negro y
azul, según los resultados de las excavaciones arqueológicas.
Pasando a Salamanca podemos ver alicatados en el palacio de
Don Juan Sánchez de Sevilla, actual convento de las Dueñas. El personaje era
Contador Mayor de Castilla y construyó su residencia a finales del siglo XIV,
conservándose dos puertas con decoración cerámica considerada de origen
sevillano. La puerta más vistosa está formada por un arco de herradura
enmarcado en un doble alfiz, con yeserías y aliceres formando arcos de medio
punto entrelazados. En las jambas se pueden ver alicatados y almenillas[vii].
Otra puerta está formada por un arco de herradura apuntado, donde vemos
cerámica esmaltada y barro sin vidriar (azulejos). Las enjutas están decoradas
con octógonos y, en las jambas, con lazos.
En Castilla y León éste tipo de obras se hallan en palacios
construidos por los reyes o por nobles, que podrían contratar ceramistas
mudéjares. Los ejemplos más antiguos también son del siglo XIV, como el
convento de Santa Clara de Tordesillas, originariamente palacio de Alfonso XI, en estilo mudéjar. El patio se encontraba decorado con un zócalo de alicatados,
pero se ha perdido, conservándose restos de cerámica ornamental en la fachada y
en un aljibe, aunque estos no son ejemplos representativos de la azulejería,
mucho más brillante en otros lugares.
En la fuente del salón del aljibe se encuentran alicatados
del siglo XIV con motivos en forma de aspa, estrella, dameros, rombos en
diversos colores (verde, melado y negro). En la fachada se ven dos llaves de
cerámica en color verde y también restos de aliceres en las claves de las
ventanas.
Luego habrá que ir al Museo de Valladolid, donde se conservan
restos aislados de aliceres, que son procedentes del palacio del Almirante de
Castilla, hoy desaparecido. De estilo mudéjar, había sido construido en la segunda
mitad del s. XV y en su interior había mosaicos y azulejería mudéjar,
fragmentos de los cuales se conservan en dicho museo. En San Benito de dicha
ciudad se encuentran azulejos aisladamente. En el siglo XVI, según Malo Cerro,
se siguieron realizando pavimentos de éste tipo, basados en esquemas mudéjares,
pero compuestos por azulejos de arista.
De aquí a Toro, donde está el monasterio de Sancti Spiritus,
en cuyo refectorio también encontramos azulejos de variados colores formando el
suelo, único caso completo que se conserva en Castila y León, como así mismo en
el castillo de Benavente. Suelos así decorados se encuentran en el castillo de
Albalate del Arzobispo (norte de la provincia de Teruel) y en la iglesia
colegial de Daroca, pavimentos del siglo XIV.
También había una techumbre revestida al exterior por piezas
esmaltadas, de estilo mudéjar, en la iglesia de San Tirso de Sahagún, aunque
una vez que se hundió, los restos que se pudieron conservar están en el Museo
de León.
La cerámica levantina es verde y morada, de reflejo morado, y
azul bajo cubierta blanca, siendo la decoración más abundante la última citada,
que se producía en Manises sobre todo, empleando la técnica del óxido de cobalto
sobre un vidriado estannífero. Dicha técnica fue traída por los árabes de
oriente hasta los alfares malagueños y, a partir de aquí, a los mudéjares
españoles.
Aquí no se agota todo lo que se puede decir de la azulejería española, porque en nuestro viaje casi no hemos hablado de Aragón, Levante y Andalucía, pero lo que sí se puede asegurar es que, allí donde hubo mudéjares, la azulejería medieval fue un hecho.[viii]
[i] Es una técnica para decorar cerámica mediante un dibujo que delimita los espacios donde se aplican diversos colores.
[ii] “Azulejería en Castilla y León…”.
[iii] Monasterio dominico femenino fundado en el siglo XV, ha tenido reconstrucciones más tarde. Ahora está ocupado por varones de la misma orden.
[iv] Se utiliza un molde sobre la cerámica blanda antes de ser decorada, en ocasiones sustituyó a la técnica de la cuerda seca.
[v] El suelo de la catedral de Palencia, formado de la misma manera, fue sustituido en el siglo XVIII.
[vi] Sus orígenes están en el siglo XII, ampliándose en el siguiente. Pasó a manos de Gutierre Álvarez de Toledo (siglos XIV-XV), obispo de Palencia y arzobispo de Sevilla.
[vii] Adornos en forma de almenas.
[viii] El presente resumen está basado en un capítulo de la obra citada en la nota ii.
Ilustración: azulejos de alicatado de arista en el castillo ducal de Alba de Tormes (murallologo.blogspot.com/2015/02/el-castillo-ducal-de-alba-de-tormes).
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