Muralla y puerta de Sepúlveda (Segovia) *
Sepúlveda es uno de los casos más sobresalientes de
resistencia al rey por la concesión de mercedes a los nobles. En 1472, en
Segovia, Enrique IV firmó una cédula por la que se entregaba a Juan Pacheco[i]
la villa de Sepúlveda a cambio de Magaña[ii]
y Coruña[iii],
amenazando al mismo tiempo a los vecinos si no acatasen su decisión, pero todo
sería inútil. Una representación de dichos vecinos solicitó ayuda a la
pretendiente Isabel y a Fernando, que aceptaron ayudarles, prometiendo –a
petición de ellos- residir en la villa durante algún tiempo para garantizar el
realengo de la Sepúlveda.
El rey envió representantes suyos para que los vecinos se
aviniesen a su autoridad, pero aquellos fueron recibidos violentamente. Shima
Ohara[iv]
indica que el rey privó a Sepúlveda de su condición de villa y de todos los
fueros y privilegios que hasta entonces tenía. En realidad fue inútil porque
los vecinos ya habían conseguido protección suficiente, aunque esto no evitó el
envío, por una parte y otra, de varios cientos de jinetes armados, provocándose
una lucha que sería favorable a los vecinos[v].
En una carta que el rey escribió y a la que hace referencia el autor citado, se
dice que Sepúlveda contó con el apoyo del rey de Sicilia (Fernando II de
Aragón).
Otro ejemplo es el de Trujillo, que fue entregada a Pacheco
en relación con el interés de casar a Juana (discutida hija del rey de
Castilla) con Alfonso V de Portugal. En éste caso sí se entregó a Pacheco la
villa, pero para eso tuvo que emplearse el rey castellano a fondo, pues se estableció
una estrecha relación entre las pretensiones de Pacheco sobre Trujillo y las de
Juana y Alfonso V.
Salamanca venía soportando “los desmanes, robos y asaltos de la nobleza y también el tener que hacer frente a las tasas arbitrarias”. También esta ciudad se encontró agitada en la época, pero sobre todo por los enfrentamientos entre clanes nobiliarios, lo que ya se venía dando desde el reinado de Juan II, destacando los Manzano y los Enríquez. Enrique IV pretendió pacificar la ciudad y, para ello, hizo donación de la misma al conde de Alba (1469), García Álvarez de Toledo, a lo que los salmantinos hicieron frente con las armas.
Medina del Campo era posesión de Isabel, hermana del rey,
pero en el contexto de las luchas sucesorias, éste ve la necesidad de
ignorarlo, entregando a Juan Téllez Girón, conde de Urueña, varias mercedes
sobre Medina (1470). Los habitantes de la villa se opondrán a
ello, teniendo que escribirles Enrique IV desde Tórtoles[vii],
ordenándoles que acepten la decisión tomada.
El señorío de Vizcaya, desde mediados del siglo XIV, era de
Juan de Trastámara, hijo del rey Enrique II, luego también rey, y desde
entonces era patrimonio de la corona, siendo su fuero de 1452. Las clases
populares respondieron al incremento de la presión señorial y las hermandades, verdaderas protagonistas contra la nobleza en el siglo XV, se esforzaron contra el endémico bandidaje. Vizcaya estaba amenazada por las
ambiciones del conde de Haro, pero éste fue derrotado en Munguía[viii]
(1471) por los vizcaínos unidos al conde de Temiño, isabelino.
Soria luchó contra el adelantado Pero López de Padilla, señor de Calatañazor, oponiéndose el
pueblo a que el segundo se hiciese con Vinuesa, aldea que le había sido
concedida por el rey Enrique IV. Los campesinos de Villaciervos, aldea entre
Soria y Calatañazor, llegaron a negociar con el noble el pago de 20 fanegas de
cebada, 6 pases de aves y 4 carneros a cambio de que no descargase sobre ellos
su violencia, pero Padilla no respetó el acuerdo y robó a estos vecinos gran cantidad de cabezas de ganado menor y 127 de mayor.
Ágreda era de realengo y protagonizó un caso semejante al de
Sepúveda, aunque allí es contra un noble, produciéndose la sublevación en 1472
porque el rey había donado la villa a don Luis de la Cerda, conde de
Medinaceli, que se enfrentó a los vecinos por medio de robos e incendios
También Aranda se unió a la pretendiente Isabel para
permanecer en el realengo contra el conde de Miranda, don Pedro Estúñiga,
acudiendo aquella a la villa desde Torrelaguna, donde se encontraba. Moya había
sido entregada por el rey a su mayordomo Andrés de Cabrera en 1473,
pretendiendo a su vez Juan Pacheco ser aceptado en esas propiedades, pero los
habitantes se opusieron. Ante los requerimientos de los futuros
Reyes Católicos, la villa apoyará al bando isabelino.
En 1474 Tordesillas pasa a poder de Isabel, que se vale de la
ayuda del duque de Alba y del marqués de Coria, a lo que se prestan los vecinos,
que quieren librarse del dominio tiránico del alcaide de Castronuño[ix], viéndose éste obligado a huir y llegando entonces
a la villa los futuros reyes. Shima Ohara cita, además, los casos de Murcia,
Sevilla, Asturias, Extremadura, Santander, Ciudad Rodrigo, Valladolid y Fuente
Ovejuna[x].
Algo estaba empezando a cambiar: la centralización política
que llevarán a cabo los reyes posteriores (fenómeno que se da en otros estados
europeos de la época) y el protagonismo popular que, habiéndose manifestado en
siglos anteriores, es ahora mucho más intenso. La autora a la que sigo cita a
Guillermo de Ockham, franciscano y filósofo del siglo XIII, cuando escribió que
“en la esfera pública, [la libertad] significa el derecho de toda la comunidad
política a hacer sus propias leyes y a instituir a sus propios gobernantes” (repito: ¡en el siglo XIII!) y
Tomás de Aquino señaló que “la ley abarca la justicia, los derechos…”.
Shima Ohara dice que lo que podríamos llamar en el siglo XV
clase media está formada por elementos parecidos, "solo" se diferenciaban en el
nivel de riqueza; esta clase media estaba en otro punto que no era ni la corte ni la nobleza. No tiene conciencia de sí misma, ni busca el poder (como tal
clase), ni tenía gran descontento contra el gobierno de la nobleza. Solo cuando
los abusos se hacen insoportables se subleva y, haciendo del rey su protector,
reclama de éste cumpla con sus obligaciones.
Aunque el concepto de “clase” no es aceptable para la época estudiada aquí, porque toda clase ha de tener conciencia de ella para que pueda actuar como tal, se ha empleado dicho término para poder entendernos. Aquellos vecinos que se opusieron a los nobles tiránicos y exactores sabían contra qué luchaban y cuáles eran sus objetivos: contra la tiranía y a favor de la mayor cuota de libertad posible.
[i] Juan Fernández Pacheco murió en Trujillo en 1474, habiendo participado en los arreglos para que la discutida hija del rey castellano (Juana) se casase con el rey portugués Alfonso V (1468). En 1475 contrajeron matrimonio por el interés de ambos en tener bajo su mando a Castilla (si triunfaba la pretensión de Juana) y Portugal al mismo tiempo.
[ii] Al norte de la actual provincia de Soria.
[iii] Debe tratarse de Coruña del Conde, al sur de la actual provincia de Burgos.
[iv] “La propaganda política en torno al conflicto sucesorio de Enrique IV…”.
[v] Las fuentes hablan de procurador de los hidalgos y procurador de los comunes, por lo que, aunque no hubiese conciencia “de clase” entre estos dos grupos, unos y otros vecinos estaban representados separadamente.
[vii] Puede ser la población que se encuentra al oeste de la actual provincia de Ávila o al suroeste de la de Burgos.
[viii] Al norte de la actual Vizcaya.
[ix] Suroeste de la actual provincia de Valladolid.
[x] Al noroeste de la actual provincia de Córdoba. Éste caso sirvió para la obra teatral de Lope de Vega siglos más tarde.
* lospueblosmasbonitosdeespana.org/castilla-y-leon/sepulveda
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