Así como en el
Tahuantinsuyo se pelearon los españoles encarnizadamente en pleno proceso de
conquista de dicho imperio, no menos hicieron los que lucharon en territorio
mexica. El cronista Andrés de Tapia[i],
que ya estaba en La Española en 1509, participó en las luchas contra los
mexicas pero también contra el español Narváez, que había ido por orden del
gobernador de Cuba para hacer volver a Cortés a la obediencia; vencido aquel,
se avino con este y recibió el premio más querido, una encomienda en Cholula[ii]
con miles de indios, la cual perdería poco después quizá recordando Cortés que
con menos tendría bastante…
Por su parte, Bernal
Díaz del Castillo participó en una expedición en 1517 a Yucatán desde Cuba,
pero fue un fracaso por la hostilidad de los indígenas, y pocos años después,
en el intento de conquistar lo que hoy conocemos como Honduras, Hernández de
Córdoba se enfrentó a Cristóbal de Olid, en lo que terció Pedrarias, terminando
el de Córdoba con la cabeza separada del cuerpo, la cual se exhibió clavada en
un palo. Como los indios de Honduras se vieran ultrajados en mayor grado de lo
que estaban dispuestos a soportar se sublevaron, y con posterioridad más de
cien caciques se enfrentaban con sus huestes a los españoles, muriendo entre
otros Juan de Grivalva (1528).
Años antes, en la
conquista de Tenochtitlan, las carnicerías fueron varias: el ecijano Jerónino
de Aguilar, que había sido rescatado en Yucatán poco antes, jugó un importante
papel como lengua o intérprete, pues había aprendido maya, lengua que también conocía
doña Marina además del nahuatl. Se suele decir que los tlaxcaltecas se aliaron
a Cortés para librarse de la opresión mexica, pero lo cierto es que dicha
alianza se produjo después de haber sido vencidos. La hueste de Cortés fue
combatida en Cholula por otros indígenas, que terminó con la muerte
inmisericorde de los indios y la denuncia de Las Casas.
Los totonacas también
se aliaron a Cortés y así es como pudo el conquistador, con sus soldados e
indios llegar a Moctezuma, el cual les recibió en andas y acompañado de
caciques “debajo de un palio muy riquisimo a maravilla y la color de plumas
verde con grandes labores de oro”[iii].
Los españoles debieron quedar asombrados ante tanta magnificencia, de la ciudad
y del emperador, pero ello no impidió que a la primera ocasión que se les
ofreció derribasen los ídolos que se exibían con la excusa de que iban contra
la fe cristiana. Al ver las riquezas por todas partes se hicieron con ellas, y
Cortés ordenó que se apresase a Moctezuma, el cual con sus caciques e indiada
también debieron quedar maravillados ante las armas de fuego, los caballos y
las armaduras… Mientras tanto Veracrúz se rebela y Cortés exige a Moctezuma que
los responsables sean quemados vivos, lo que se hace.
Ausente el conquistador
de Tenochtitlan para atender a otros frentes, la ciudad se subleva igualmente,
por lo que los españoles escapan perseguidos por los indios hostiles. Las
fuentes hablan de ochocientos muertos (entre los que muchos serían indios “amigos”),
conociéndose el episodio como “noche triste”. Cuenta Bernal Díaz del Castillo[iv]
que muchos de los españoles murieron porque iban cargados de tesoros que no
querían soltar, lo que les impedía la huída, “que con el peso de ello no podían
salir ni andar”.
Años más tarde, entre
las riberas del Pacífico y las alturas de los Andes, otros españoles se
enfrentaron a los incas con la ayuda de chachapoyas, cañaris y otros indígenas,
pero no desaprovecharon la ocasión de enfrentarse también entre ellos por el afán
de poder y riquezas: ¿para quién sería el Cuzco, capital del Tahuantinsuyo? Almagristas contra pizarristas y Alonso de Alvarado de por medio; en la batalla
“definitiva” participaron miles de indígenas en uno y otro bando. Alvarado fue
traicionado por algunos de los suyos, envió para su apresamiento sin
conseguirlo; en 1538 Almagro fue hecho preso, los
suyos fueron vencidos y aquel, asesinado por Hernando Pizarro. Tres años después
el hijo de la víctima se vengaría dando muerte a Francisco Pizarro, cuando este
ya se encontraba descansando de tantos riesgos en Lima.
Si se reflexiona lo que ha sido la historia de la humanidad, desde los tiempos antiguos hasta el mundo actual, se puede comprender tanta hostilidad, tanto odio, tanta ambición, tanta gloria efímera…
[i] Nació en Medellín a finales del siglo XV y murió en México en 1561.
[ii] En el altiplano mexicano.
[iii] Real Academia de la Historia que probablemente se basa en la obra de Bernal Díaz.
[iv] “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”. Esta obra fue redactada por él muchos años después, cuando ya se había retirado de guerras y se puso a recordar sus peligrosas aventuras, por lo que algunos datos serán ciertos y otros no (la precisión con que da algunas informaciónes las hace sospechosas de imaginación).
En la ilustración, paisaje de Cachipampa, cerca de las salinas donde fueron vencidos los almagristas.
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