Sócrates en la cesta (Wikipedia) |
Aristófanes dio a conocer su obra las Nubes cuando tenía veintiún años (423 a. C.) por lo que sorprende
que siendo tan joven estuviese en condiciones de ridiculizar de forma tan
vehemente a un filósofo de la talla de Sócrates, que tenía en ese momento cuarenta
y siete años y ya era suficientemente conocido. En el mismo año los atenienses
conocen otra obra que tiene un objetivo idéntico al de las Nubes, se trata de Konnos[i],
de Ameipsias. Las dos obras se presentaron a un concurso, al mismo tiempo, y
ninguna de ellas resultó la ganadora, pues lo fue la Botella, de Cratino, un veterano.
Antonio Tovar (ix) se pregunta por qué la insistencia de los
poetas cómicos en atacar a Sócrates en el concurso de las Leneas[ii],
contestándose que el brillante comportamiento del filósofo en la batalla de
Delion[iii]
había atraído la atención de los ciudadanos. El mismo autor dice que los
primeros intentos biográficos fueron los panegíricos, como el Evágoras de Isócrates[iv],
por ejemplo. La fuente más importante para conocer la vida de Sócrates son los
poetas cómicos, con su visión deformada y malévola; el poeta cómico distorsiona
hasta un determinado límite, pues de lo contrario la figura se haría
irreconocible.
Las Nubes, sin
embargo, cosechó un rotundo fracaso en un primer momento, pues el público
consideró intolerable que se falseara la figura de Sócrates, pero también están
exagerados los rasgos de otros personajes satirizados por la comedia. Esta
altera la figura de personajes antiguos, por ejemplo, Safo, Arquíloo o Hesíodo,
y trata con libertad los mitos.
Aristófanes pretendió concitar contra Sócrates los odios
de la gente conservadora, contraria a las novedades que el filósofo
representaba: la física de los jonios, la lógica y la gramática de Protágoras,
a los sofistas, “ya entonces obligado arsenal de todo abogado”. La educación
socrática es la que produce el nuevo tipo de hombres corrompidos, blandos y
malos soldados a juicio de Aristófanes y los reaccionarios de la época.
Aristófanes fue consciente de que convertía a Sócrates en arquetipo de toda una
época nueva que, según aquel, se anunciaba desfavorable para Atenas.
El argumento de las Nubes
es simple y conocido: un padre está viendo que llegará a la ruina si consiente
los caprichos de su hijo, que se gasta el dinero en caballos y pruebas
ecuestres; para evitarlo le envía a que aprenda la filosofía con Sócrates, pero
el hijo se niega, teniendo que ser el padre el que acuda al filósofo. A partir
de aquí todo el ridículo cae sobre Sócrates en la obra. Tovar, sin embargo,
considera que Aristófanes comete un error al tener a Sócrates como uno de esos
innovadores que llegaban a Atenas y precipitaban la evolución intelectual y la
concepción moral de la ciudad. Para Aristófanes, Sócrates impartía secretamente
sus enseñanzas a un estrecho cículo de iniciados, los cuales, además, pagaban sus
honorarios, no siendo esto cierto. Aristófanes se lamentaba de la influencia
que el filósofo ejercía sobre la juventud en su obra maestra y le consideraba
corruptor de las nuevas generaciones atenienses, a las que el autor pertenecía.
Platón, discípulo de Sócrates, tiene buen cuidado de reconciliar
la memoria del gran poeta con su maestro, y en 385, al escribir el Banquete, nos deja una imagen de
Aristófanes elogiosa. Por su parte, Éupolis[v]
hizo más daño a Sócrates –según Tovar- que todos los ataques de Aristófanes,
que aparece en el Banquete de Platón,
una obra ya del siglo IV a. C. en la que una serie de personajes rememoran a
otros anteriores, Sócrates entre ellos.
Aristófanes es, pues, uno de los representantes de las
preocupaciones reaccionarias de Atenas, que atacan al peligroso innovador que
es Sócrates, pero otros poetas cómicos no pusieron tanto encarnizacimiento en
los ataques al filósofo, a quien se vio como un personaje antisténico[vi]
(contra el adormecimiento de la tradición), claramente precursor del cinismo.
El Sócrates real, según el autor al que sigo, era una extraña mezcla entre un
hombre genial pero que no carecía de contradicciones.
A partir de Sócrates se consideró que un filósofo
necesitaba ser atacado para recibir la confirmación de tal, y en este punto
también Sócrates quedó convertido en un modelo. La relación entre él y
Eurípides[vii]
se ve reflejada también en Aristófanes. El eco de los cómicos se respira aún en
los socráticos, que no solo responden a las acusaciones, sino que aceptan los
rasgos externos con que le representan aquellos.
Es conocida la “historieta” de un sueño de Sócrates según
la cual Platón, en figura de cuervo, revolotea sobre él, y mirando alrededor
araña la cabeza del maestro mientras grazna con orgullo. Sócrates interpreta la
visión diciendo a su dicípulo: “Creo que vas a inventar muchas mentiras sobre mi cabeza” (persona). Platón –dice Tovar- estuvo seguro durante toda su vida
de poseer el secreto de su maestro; pensaba, como hace decir a Alcibíades*, “permitidme
que os diga que nadie de vosotros conoce a Sócrates, pero yo os lo quiero revelar”. Desde el punto de vista de Tovar, Platón llega mucho más allá que
Sócrates: “lo que no era sino un débil resplandor en el maestro, se hace en el
discípulo una brillante luz”.
En su Apología, Platón se expresa de
la siguiente manera sobre Sócrates:
Todos
aquellos que ellos convencen de su ignorancia la toman conmigo y no con ellos,
y van diciendo que hay un cierto Sócrates que es un malvado y un infame que
corrompe a los jóvenes; y cuando se les pregunta qué hace o qué enseña, no
tienen qué responder, y para disimular su flaqueza se desatan con esos cargos
triviales que ordinariamente se dirigen contra los filósofos… que es que
Sócrates los coge ‘in fraganti’, y descubre que figuran que saben, cuando no
saben nada. Intrigantes, activos y numerosos… Esta es la razón porque, como os
dije al principio, tendría por un gran milagro, si en tan poco espacio pudiese
destruir una calumnia, que ha tenido tanto tiempo para echar raíces y
fortificarse en vuestro espíritu.
[i] “Cariño”.
[ii] En
honor de Dioniso Leneo, o el de la tinaja de vino.
[iii] Frente
a la isla de Eubea, en 424 tuvo lugar una de las primeras batallas de la guerra
del Pelopeso.
[iv] El rey
chipriota de ese nombre habría fallecido, y el autor le dedica un discurso
fúnebre (después de 374 a. C).
[v]
En la época muchos se atacaban entre sí, pero algunos de ellos eran muy
jóvenes, como es el caso de Éupolis (446-411).
[vi]
Antístenes, en el siglo V a. C., combatió los convencionalismos sociales en
todas las materias.
[vii] Otro
de los grandes poetas trágicos griegos.
(ix) "Vida de Sócrates". En esta obra se basa el presente resumen.
*Personaje de un diálogo de Platón.
*Personaje de un diálogo de Platón.
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